Analistas advierten que lo que está en juego en el mediano y largo plazo es la oportunidad de aprovechar la favorable coyuntura externa para dinamizar la recuperación económica pospandemia.

Con el 98,152% de actas procesadas y una distancia de 92.384 votos de diferencia entre los candidatos a la presidencia del Perú, Pedro Castillo, del partido de izquierda Perú Libre, y Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, de derecha, la segunda vuelta electoral se ha convertido en una caja de pandora para los mercados.

Atentos a los resultados definitivos, que deberá anunciar la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) (probablemente esta semana), los inversionistas están expectantes de esa bajada de telón que les permitirá obtener luces sobre el escenario económico en el que podrían moverse en el mediano y largo plazo.  

¿Cómo afecta la incertidumbre electoral actual el futuro de la economía peruana, que de acuerdo a las proyecciones del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) se espera que se recupere en 10,7% este año y crezca 4,5% en el 2022?

Al respecto, Diego Macera, gerente general del think tank Instituto Peruano de Economía (IPE), advierte que el proceso electoral ha puesto en evidencia la debilidad institucional del Perú y podría poner en riesgo pilares de estabilidad económica que el país daba por asegurados, desalentando la inversión privada.

“A pesar de la volatilidad política, el Perú pudo mantener ciertos pilares de sensatez económica: responsabilidad macro, apertura comercial, libertad de empresa y emprendimiento y un rol del Estado dentro de la actividad empresarial. Creo que en caso el señor Castillo sea elegido algunos de estos pilares –quizá más de uno– sí podrían ponerse en riesgo”, opina.

En ese sentido, Macera comentó que uno de los factores decisivos que afectarían el devenir económico del Perú sería la realización de una posible Asamblea Constituyente (que ha sido una de las principales propuestas bandera de la campaña de Castillo) y los cambios generales y en materia económica que esta implementaría. “Ese es uno de los puntos centrales con poca claridad”, comenta.

En tanto, el economista e investigador principal de Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade), Miguel Jaramillo, coincidió en que el clima electoral actual – que revela “un país dividido en dos”– tampoco favorece la inversión en el mediano y largo plazo.

“Las cifras de crecimiento de este año van a ser buenas porque vamos a recuperar parte de lo perdido con la pandemia por COVID-19. Pero mi preocupación está de allí en adelante: qué va a pasar después y cómo vamos a seguir empujando la economía peruana de aquí a dos o tres años. Mientras no se despeje el panorama político es difícil establecer por dónde va la cosa”, afirma.

Pedro Castillo, candidato a la Presidencia del Perú de Perú Libre. (Foto: Efe)

Para Carlos Rojas, CEO de Capia Safi, la incertidumbre política –que a su juicio Perú vive desde noviembre pasado, cuando el Congreso de la República aprobó la vacancia presidencial de Martín Vizcarra– ha mermado la confianza y “asustado” a los ahorristas. Esto –explica– los ha llevado a refugiarse en el dólar (impulsado su crecida a máximos históricos hasta S/3,974 el lunes pasado) y a “sacar plata del país durante mucho tiempo”. “Es un círculo negativo cuando empiezas a invertir en otros países y no en el Perú (…), porque te genera cada vez menos rendimiento, menos empleo y al revés”, explica.

De resultar ganador Castillo, Rojas considera que su reciente acercamiento al economista Pedro Francke –quien en los últimos días ha asegurado públicamente que un eventual gobierno de Perú Libre respetará la propiedad privada y la autonomía del BCRP– coadyuvaría la recuperación de la confianza de los inversionistas en el corto plazo. “Algo de credibilidad le ha generado (a Castillo)”, sostiene. Aun así, subraya que una eventual Asamblea Constituyente prolongaría la inestabilidad y demoraría la inversión.

Si gana Fujimori, Rojas opina que esto permitiría recuperar la confianza de los inversionistas “rápidamente”. “La confianza del inversionista regresaría rápidamente, porque dices ‘en cinco años se podrían arreglar las cosas’, el tipo de cambio se apreciaría y los bonos subirían”, dice.

Keiko Fujimori, candidata a la Presidencia del Perú de Fuerza Popular. (Foto: Efe)

Aprovechar el ciclo

Pese a la incertidumbre política, Rojas resalta que las perspectivas económicas no deberían ser negativas para el Perú, teniendo en cuenta tres factores. Uno, que el Perú exporta metales, como el cobre que cotiza en máximos históricos (US$9.969/TM), con un incremento del precio de 29% en lo que va del 2021, según Reuters. Dos, que en el segundo semestre de este año, se terminarán de inyectar en la economía peruana los retiros de corto plazo autorizados por el Gobierno para paliar la emergencia sanitaria (parte de las pensiones y seguro de desempleo de la población económicamente activa formal), estimados en 5% del PBI, lo que generará un shock de demanda “muy fuerte”. Tres, que la reactivación de la actividad económica– gracias al avance de la vacunación– avanza.

“Deberíamos terminar (el 2021) –sin hacer nada– creciendo al 11%. Los siguientes cuatro años, deberíamos crecer más de 6%, por este empuje del cobre. Cualquier cosa (resultado del PBI) de menos de 6%, (es que) estamos haciendo las cosas mal. Yo creo que eso va pasar”, sentencia.

De su lado, Mario Guerrero, economista principal de estudios económicos de Scotiabank Perú, reconoce que las elecciones “marcan un antes y un después” en el escenario favorable que crea para el país el contexto externo de reactivación económica global, definido por el buen desempeño de China, el millonario plan fiscal anunciado por Estados Unidos y el avance de la vacunación en Europa.

“Si no hubiera habido elecciones, a estas alturas estamos viendo que los números de la economía peruana están yendo mejor de lo que esperábamos. No obstante, el punto de la elección (presidencial) marca ahora un nuevo panorama y se requieren de nuevas señales y, por lo tanto, estaremos atentos a ellas para poder revisar nuestras proyecciones”, analiza.

Este año, Scotiabank proyecta una recuperación del Producto Bruto Interno peruano de 8,7%, con una inflación de 3%, ajustada desde 2,6% a raíz del auge del precio internacional del trigo, soya, maíz y petróleo.

“La coyuntura internacional es bastante favorable y va a depender de cómo el Perú pueda aprovecharla”, opina y subraya que en ese sentido será clave que el próximo Gobierno de señales al sector privado para que este acompañe la recuperación.

Una de esas señales será el nombramiento del equipo económico del eventual candidato electo y, en particular, del futuro presidente del BCRP y sus directores, coinciden los analistas.