Los niveles del déficit fiscal de 2021 y 2022 seguirían siendo altos, lo cual dificultaría retornar a una regla que no sea reformada. La venta de activos y la nueva tributaria serán claves.
En el Marco Fiscal de Mediano Plazo (Mfmp) el Gobierno mostró que al déficit fiscal le tomará al menos hasta el 2026 bajar del 3%, lo cual además de reflejar la crisis evidencia la necesidad de ajustar las finanzas públicas y la regla fiscal.
Para poner en contexto, en un escenario donde se vendan activos estatales el déficit fiscal del Gobierno Nacional Central pasaría del ya histórico 7,8% del PIB en 2020 ($77,7 billones) al 8,6% del PIB en 2021 ($95,7 billones) y empezaría a reducirse al 7% del PIB en 2022 ($83,5 billones).
Sin embargo, de no lograrse dichas ventas, el déficit fiscal aumentaría a niveles del 9,9% del PIB ($109,7 billones) en 2021 y del 7,6% ($90,6 billones) en 2022. Este panorama muestra que la venta de activos juega un papel importante en las cuentas del Gobierno, sin embargo, el reto es consolidar dicho plan de enajenaciones que hasta el momento contempla la venta de ISA a Ecopetrol.
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Dado el panorama expuesto en el Mfmp, Forbes habló con expertos para saber qué características debe contener la nueva regla fiscal para que el país retome dicho mecanismo a partir de 2022, luego de que la regla actual fuera suspendida entre 2020 y 2021 por el tamaño de la crisis.
Una nueva regla fiscal
La mayoría de los expertos consultados coinciden en que retomar la regla suspendida tal y como existe el otro año es muy difícil porque implicaría una reducción del déficit hacia niveles cercanos al 2% o 3%, lo cual sería casi que imposible por la realidad de las finanzas públicas tras la crisis.
Además, los expertos reiteran la importancia de poner metas en términos de deuda porque durante años se cumplió la regla respecto al déficit pero no se estabilizó el endeudamiento, lo cual afecta la estabilidad de las finanzas en el mediano y largo plazo.
Daniel Velandia, director de estudios económicos de Credicorp Capital, resaltó que independientemente de si se venden activos o no, es indispensable que la regla fiscal agregue un ancla de deuda que permita hacer sostenibles las finanzas públicas a futuro.
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Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, complementó diciendo que incluir una meta en términos de deuda es relevante porque “la gran preocupación por parte de las agencias de calificación de riesgo tiene que ver con la evolución de la deuda pública que ha crecido prácticamente de manera ininterrumpida en los últimos 7 u 8 años”.
Por su parte, Juan Pablo Espinosa, director de investigaciones económicas de Bancolombia, reiteró que es necesario definir una nueva regla porque intentar volver al mecanismo suspendido por la crisis requeriría que “se hiciera un ajuste muy fuerte del déficit fiscal, que no es factible dada la realidad del país hoy en día y que indudablemente tendría un efecto negativo sobre la capacidad de recuperación de la economía”.
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¿Se retomará?
De acuerdo con un trino del exministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, eso será una tarea del próximo Gobierno. Puntualmente, dijo que “la deuda del gobierno seguirá subiendo hasta 2023. El actual gobierno no logrará retomar la Regla Fiscal. Encausar las finanzas hacia una nueva regla será tarea de la próxima administración”.
En línea con lo anterior Luis Carlos Reyes, director del Observatorio Fiscal de la Javeriana, indica que aunque la regla fiscal es un mecanismo útil para controlar las presiones de gasto y los niveles de endeudamiento, “no deberíamos apresurarnos en retomar la regla fiscal hasta que la economía se haya recuperado. Pienso que no habría problema en regresar a esta hasta 2023”.
Reyes añadió que lo más importante ahora es fomentar la recuperación económica del país para que con ello “haya más posibilidades de tener el recaudo necesario para cumplir con nuestras obligaciones y recaudar los impuestos que necesitamos no solo para pagar la deuda sino para invertir en las cosas que requiere el país”.
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Algunas consecuencias de no retomarla
Espinosa, del equipo de investigaciones económicas de Bancolombia, aseguró que no tomar ninguna determinación sobre la regla haría que la actual siguiera suspendida y en la práctica “eso implicaría que el mecanismo de control de expectativas fiscales y ancla para el manejo fiscal se perdería por completo y el país entraría en capítulo más agudo de incertidumbre sobre el rumbo de las finanzas públicas”.
El experto de Bancolombia añadió que lo anterior “implicaría la pérdida de confianza por parte de los inversionistas tenedores de deuda, lo cual haría mucho más caro y difícil el financiamiento del Gobierno en los mercados financieros”.
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Sobre este punto, Luis Fernando Mejía expuso que no retomar a la regla “es un escenario que deberíamos evitar a toda costa”.
Tanto el ajuste a la regla fiscal como la reforma, en la medida en la que pueda recaudar ese 1,4% adicional junto con medidas de recalibración de metas de mediano plazo e incorporación de meta de deuda pública, serían suficientes para que el país pueda volver a arrancar en la senda de consolidación fiscal desde el próximo año, resaltó el director de Fedesarrollo.
De no logarse lo anterior, Mejía comentó que el país perdería el grado de inversión por parte de Fitch Ratings y Moody’s, pues ya lo perdió por parte de Standard & Poor’s recientemente.
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