Tras una intensa búsqueda de ingredientes, tres emprendedores consolidaron la primera ginebra colombiana estilo London Dry. He aquí el fruto de sus ensayos.
Hace tres años, Juan David Zapata, Vincent Pollard y José Barbosa iniciaron un viaje a contracorriente para dar vida a la primera ginebra estilo London Dry destilada en Colombia. Los dos bartenders y el chef reunieron sus talentos para dar con los ingredientes nativos que aportarían personalidad a lo que hoy es Selva Gin.
Su búsqueda abarcó todas las regiones colombianas, desde las zonas más altas de los Andes hasta la selva tropical del Caribe, porque la misión del proyecto fue muy clara desde el principio: romper paradigmas. “En nuestros ensayos descartamos muchos ingredientes. La idea siempre fue crear una London Dry Gin que se pudiera parar al lado de las ginebras más reconocidas del mundo”, asegura Zapata.
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La curaduría suiza de Turicum Distillery fue fundamental. Entre los 14 ingredientes elegidos destacan el corozo, una fruta de palma que sólo se encuentra en Colombia y Nicaragua; el cacao de la costa del Pacífico colombiano; el limón mandarino de Boyacá; el enebro rojo y el enebro búlgaro (el único ingrediente importado). También botánicos cuyo secreto se mantiene intacto entre el misticismo de la selva de la Sierra Nevada de Santa Marta y la región del Amazonas.
“La gente pensaría que es una ginebra frutal o que tiene muchos sabores por lo que representa Colombia como país. Pero quien la prueba se lleva una sorpresa porque es todo lo contrario. Es una ginebra herbal, con una columna vertebral cítrica y bien especiada al final; con una cremosidad rica que le da el cacao y otros ingredientes”, detalla Zapata con la pasión que le produce hablar del tema. Para él, beber Selva Gin es literalmente oler y besar el suelo de la selva colombiana.
Entre mitos y leyendas
A pesar de que su lanzamiento es reciente, el producto ha tenido una muy buena aceptación entre los consumidores colombianos. Esto alienta a Zapata, y a todos los miembros del equipo, a pensar en la expansión. Eso sí, procurando en todo momento la calidad para mantener su presencia en el segmento de lujo. Por ello solo producen entre mil y dos mil litros mensuales.

En la concepción del producto siempre se pensó en cautivar paladares globales. Zapata lo afirma de esta manera: “Nos preguntamos: ¿qué buscan los viajeros que llegan a Colombia? Y la respuesta fue: sus paisajes, el mar, su biodiversidad… la Selva”.
El diseño de la botella abraza la idiosincrasia del país y a las criaturas míticas que habitan la jungla. La etiqueta representa la cultura ancestral de Colombia. En la ilustración, hecha a mano, se pueden observar algunos detalles como la presencia indígena, íconos del entorno natural, frutos y otros simbolismos que se descubren al observarla con detenimiento. Es así como la creatividad colombiana se dispone a conquistar el universo de la ginebra con un elixir único.