Gabriel Boric, un diputado de 35 años, y Sebastián Sichel, un exministro independiente de 43, fueron elegidos para aspirar a la presidencia del país el próximo mes de noviembre.
Chile rechazó el domingo a líderes políticos tradicionales ubicados en los extremos del espectro político nacional y eligió a candidatos nuevos y más moderados para aspirar a la presidencia del país, en un nuevo batacazo a los grandes partidos como los registrados en los últimos procesos electorales.
Gabriel Boric, un diputado de izquierda y exlíder estudiantil de 35 años de edad de Punta Arenas (extremo sur de Chile), derrotó contundentemente en la elección primaria de la coalición de izquierda al líder del Partido Comunista, el alcalde Daniel Jadue, amplio favorito durante meses para hacerse con la candidatura presidencial.
En tanto, el independiente Sebastián Sichel, exministro del gobierno de Sebastián Piñera y expresidente del estatal BancoEstado, de 43 años de edad, sorprendió al derrotar en las primarias de la coalición de derecha oficialista al veterano alcalde conservador y dos veces candidato presidencial Joaquín Lavín.
Boric obtuvo un 60% de los votos de su coalición contra 40% de Jadue, mientras que Sichel logró un 49% de los votos contra 31% de Lavín.
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Forjado en las marchas estudiantiles de hace una década a favor de mayor gratuidad y parlamentario desde 2014, Boric el candidato más joven de las primarias y el único que ha superado el millón de votos, algo que no pasaba desde las primarias de 2013 que encumbraron a la expresidenta socialista Michelle Bachelet (2014-2018).
Derrotó a Jadue con una propuesta para cambiar el actual modelo económico neoliberal más transversal que la comunista y con especial énfasis en el feminismo y el medio ambiente.
También se le recuerda por haber firmado él solo, en 2019, el acuerdo para redactar una nueva Constitución junto con partidos políticos de derecha y centroizquierda, en contra de la voluntad de su partido Convergencia Social y bajo críticas de los comunistas.
“No le tengan miedo a la juventud para cambiar este país (…) Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”, dijo el diputado por la región austral de Magallanes.
“A quienes aún dudan, a quienes luchan hace muchos años por cambiar el modelo: acá encontrarán las puertas abiertas en una candidatura que sabe escuchar”, agregó.
Sichel, por su parte, acudió a estas primarias sin el respaldo de ninguna formación en específico.
Con experiencia en varios partidos del espectro político, incluida la Democracia Cristiana (DC, centroizquierda), donde militó más de una década, ha basado la mayor parte de su campaña en venderse como un candidato de “centro”, preocupado por la castigada clase media chilena y el desprestigio de la política tradicional.
“Llegó la hora de cambiar la historia para bien, la historia de las personas comunes (…) Adiós a la vieja política que divide el mundo en dos”, afirmó Sichel.
El sorprendente resultado empuja al margen a los políticos tradicionales de ambos extremos, enfrentando en cambio a dos jóvenes políticos de partido de mentalidad más independiente cara a cara en las presidenciales de noviembre.
Para Mauricio Morales, cientista político de la Universidad de Talca, el triunfo de Sichel y Boric es un “tirón de orejas al extremismo” y supone un cambio generacional “importante”, pues ninguno de los dos había nacido para el golpe de Estado de 1973.
“Es también una gran derrota para los partidos de derecha, que sucumbieron ante un candidato independiente al incluirle en la primaria”, dijo Morales.
Esta última votación confirma la tendencia de un electorado que cada vez se está inclinando a votar más por candidatos nacionales independientes, como fue el caso de la Convención Constitucional encargada de redactar una nueva ley fundamental chilena, integrada en su mayoría por candidatos independientes y en menor medida por candidatos de los partidos políticos tradicionales.
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Sobre la elección de Boric, la cuentista política Lucía Dammert, de la Universidad Santiago de Chile, dijo que “por primera vez la izquierda elige un candidato con posibilidades de éxito electoral sin la presencia de los partidos que gobernaron el país por casi tres décadas”.
La apabullante victoria se explica porque Boric “es menos sectario y mostró mayor capacidad de diálogo y empatía con la diferencia” y complica a la centroizquierda, que no consiguió ponerse de acuerdo para inscribir una candidatura común en las primarias.
Por su parte, la coalición de centroizquierda que dominó mayormente el poder desde el retorno a la democracia, integrada, entre otros, por la DC y el Partido Socialista (PS), no llegó a un acuerdo para celebrar primarias pero si quiere presentar un candidato o candidata a la elección presidencial del próximo mes de noviembre tiene como plazo el próximo 23 de agosto para inscribirlo.
La gran incógnita ahora es si la presidenta del Senado, la demócrata-cristiana Yasna Provoste, lanzará su candidatura sin someterse a primarias ciudadanas o si se unirá a Boric.
La misma duda planea también sobre la aspirante del PS, la exportavoz de Bachelet, Paula Narváez, y también están en el aire las posibles candidaturas del ultraderechista José Antonio Kast y del alcalde izquierdista de Valparaíso, Jorge Sharp, con gran arraigo entre los manifestantes de estallido social de 2019.
La primera vuelta de las elecciones se celebrará el 21 de noviembre y la segunda el 19 de diciembre.
Forbes Staff / Agencias