El colombiano Bruno Ocampo conoció al multimillonario Richard Branson en una gala en Nueva York. Viajó con él en una travesía en Europa y desde entonces lo acompaña en todas las aventuras. La más reciente: el viaje a el espacio.
Una travesía de 2.400 kilómetros entre el monte Zermatt, en Suiza y el volcán Etna, en Italia, fue el viaje que le permitió al colombiano Bruno Ocampo entrelazar una amistad con el multimillonario británico Richard Branson. El itinerario, que se alejó de los lujos y los manteles, como muchos quizás pensarían, se extendió por más de cuatro semanas en unas jornadas que iban entre escaladas, bicicleta, nado y caminatas.
“Era recorrer de punto a punto 2.400 kilómetros sin la ayuda de ningún vehículo motorizado”, recuerda Ocampo en diálogo con Forbes. “Fue toda una aventura, en la que se se forjó una amistad muy fuerte”, pues dormían en un sitio disúrico cada día de la travesía durante 30 días.
La aventura del magnate y el colombiano, quien para entonces aún estaba explorando las mieles del emprendimiento de alto impacto, sucedió meses después de conocerlo en la gala anual de Endeavor en Nueva York. Justo ese día, a pocas cuadras del Time Square y Wall Street, el multimillonario compartió mesa con Ocampo, en una velada en la que su secretaria terminó por pedirle el número al colombiano para luego estar en contacto.
“Dos o tres meses después de esa gala, me toma por sorpresa un mensaje de correo electrónico. Era Richard diciendo: Hola Bruno, aterrizamos en Colombia en unas horas, me encantaría invitarte a comer”, recuerda, quien señala que fue precisamente en esa cena en la que se pactó el viaje a Europa, junto a sus hijos de Holly y Sam Branson.

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Lo que empezó en Estados Unidos y se consolidó en Europa terminó por construir un proyecto que llevó a Ocampo a desarrollar el concierto más grande que se ha realizado en la frontera entre Colombia y Venezuela: el Venezuela Aid Live. Cuenta Bruno que tras unas conversaciones en Necker Island, el hogar del magnate, se definió la hoja para desarrollar el evento en menos de 15 días. Fue una tarea titánica, que, según cuenta, requirió no solo de su gestión sino de los contactos del millonario
“Era crear el concierto más grande en el menor tiempo posible. Nos pusimos a trabajar, yo como emprendedor y él abriendome puertas para lograr ese objetivo. Y, en 13 días, lo logramos. Ahí se terminó de forjar nuestra relación de amistad”, dice. “Con todo el esfuerzo, hicimos un concierto en el que recaudamos US$2.6 millones. Desde entonces, hemos ayudado a más de 14.000 migrantes y fue ahí donde empezamos varios proyectos, entre ellos Aid Live Foundation”.
Venezuela Aid Live se celebró el 22 de febrero de 2019 y contó con la asistencia de 375.000 personas y un total de 78.000 donantes. Juanes, Mau y Ricky, Reynaldo Armas, Reynaldo Amaroso, Camilo Echeverry, Cholo Valderrama y Gusi, entre otros, fueron los artistas que se presentaron en rechazo al régimen de Maduro. Aunque en su momento los medios de comunicación reseñaron tan solo el brazo financiero de Branson, Ocampo, Ricardo leyva y su hermano fueron sin duda las piezas claves y la columna vertebral que permitió el desarrollo del evento.
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Oriundo de Manizales, Ocampo lleva el emprendimiento en la sangre y así lo ha demostrado. Fundó hace cinco años Mi Águila, junto a su hermano Fernan y Andrés Blumer, una startup que empezó ofreciendo servicios de transporte, pero la cual se ha expandido en los últimos años para ser un aliado en la digitalización de los negocios y el impulso del ecommerce.
A la par de su proyecto Aid Live Foundation, el emprendedor de 36 años lidera la transformación de su empresa, un reto que lo tuvo que exigir en 2020, pues en plena pandemia, el negocio tradicional de movilidad se fue al piso. De ahí nació Mi Aguila Commerce 360, una respuesta a las necesidades de los retailers que apostaron por agilizar su transformación digital.
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“Nuestro primer cliente fue tiendas D1 y tres semanas pudimos entregar más de 20 millones de dólares en ventas. Trabajamos con Alkosto, Auteco y supermercados en México y Brasil. Somos una compañía de 130 personas, de base tecnológica“, explica Ocampo, quien a la par de sus negocios mantiene su amistad con Branson. No como aliado de inversión, tal y como explica, sino como un mentor que le ha permitido escalar Mi Águila.

“Él ha sido un mentor y nunca le he pedido plata en nuestras rondas de inversión. Ha sido un mentor y es posible que hagamos algo juntos finalmente con Mi Águila. (…) Hasta ahora es un mentor y una fuente de inspiración más que cualquier cosa”, destaca.
Con Mi Águila, su fundación y algunos proyectos sin ánimo de lucro, Ocampo mantiene su amistad con Branson, a quien, dice, no para de aprenderle día tras día. En estos cinco o seis años de amistad ha tomado lecciones para sus negocios y la vida. De hecho, el emprendedor los resumen en cuatro principales puntos en los que, a grandes rasgos, destaca su capacidad de liderazgo, de delegar tareas, de ser sencillo ante las adversidades y de soñar en grande.
“Él es un maestro delegando y delegando con contundencia. El dice que si las compañías van a cambiar el mundo debes rodearte con el mejor talento, empoderarlos y permitir que cometan los errores. Y esa es una de las razones por las cuales Richard ha podido lanzar en diferentes compañías con facturaciones de más de US$1.000 millones de dólares al año”, dice.
Y es que en los pilares que transmite, advierte, el soñar en grande le permitió hace dos semanas llegar hasta el espacio, mucho antes que sus competidores Jeff Bezos y Elon Musk. Hace 17 años, Branson, quien tiene una fortuna de US$4.900 millones, según Forbes, fundó Virgin Galactic con el objetivo de democratizar los viajes al espacio.
Ese sueño, que empezó en 2004, se cumplió hace unos días cuando el multimillonario y filántropo viajó hacia el espacio a bordo del avión VSS Unity, que despegó con éxito desde la base Spaceport America en el desierto de Nuevo México, Estados Unidos. Allí, en medio de ingenieros, operadores y logística, estaba Ocampo acompañando al magnate en otra de sus aventuras.
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Aunque no viajó en el viaje espacial, advierte que es un orgullo ver cómo después de tanto tiempo él está cumpliendo su sueño. “Es un hito increíble porque le da la partida de inicio a una nueva era espacial, en la que se democratiza el acceso a las compañías privadas a la carrera espacial”, dice el colombiano.
“Es mucho más allá que simplemente salir a vivir unos minutos de ingravidez. Apolo fue un catalizador de tecnologías con la llegada a la Luna, ya se dio con Richard y ahora con con la salida de Blue Origin de Jeff Bezos”, destaca, quien también cuenta que tuvo la oportunidad de hablar con Elon Musk, a quien sin duda lo califica como el “emprendedor más icónico de la historia”.

Por ahora, el colombiano, quien fue incluido por Forbes Colombia como una de las 30 promesas de negocios en 2021, planea seguir acompañando al magnate en sus aventuras. A la final, tal y como explica, “es un emprendedor aventurero”, convencido que de que en Colombia y la región hay un alto potencial para crear negocios de alto impacto.