Con un modelo de cocinas ocultas, Tigre Comida China ha escalado un restaurante virtual que atiende cerca de 10.000 pedidos cada mes en Colombia y México. Sus cofundadores Jose Carlo y Valentina Lapeira tienen listo un plan para agilizar su expansión usando tecnología.

Montones de cajas rojas cargadas de arroz frito, chop suey y lumpias salen diariamente desde las cocinas de Tigre Comida China, un restaurante digital que le ha puesto el acelerador a su crecimiento de la mano de las plataformas digitales.

Se trata de un negocio familiar cofundado por los hermanos José Carlo y Valentina Lapeira, junto a su padre José Gabriel Lapeira, que en su trayectoria empresarial había emprendido con varios restaurantes que en su momento ganaron nombre y éxito a nivel local en Barranquilla. Con Tigre han podido hacer algo que veían demasiado complicado antes: escalar a más ciudades e internacionalizarse en cuestión de un año.

Tigre Comida China ya tiene un arsenal de más de 300 empleados que hace posible sus operaciones en Barranquilla, Bogotá, Medellín, Cali y más recientemente Ciudad de México (México). La ruta de sus próximos destinos incluye ciudades como Cartagena, Montería y Sao Paulo (Brasil).

“Yo sueño con que Tigre se convierta en un restaurante de cadena y conquistar muchos lugares con este sabor”, expresó a Forbes el cofundador de Tigre Jose Carlo Lapeira.
Tanto en Colombia como en México tienen alianzas con Coca-Cola y Rappi, plataforma de donde proviene la mayor parte de sus ventas, aunque también están impulsando canales propios como Whatsapp y pedidos por llamada.

Valentina y Jose Carlo Lapeira. Foto: Diana Rey Melo / Forbes.

En Barranquilla se han dado a conocer ampliamente por ser patrocinadores del equipo de fútbol Junior de Barranquilla, cuyo escudo va impreso en las cajas que se reparten por la ciudad.

A su vez, Valentina Lapeira ha asumido el rol de directora financiera pero también ha tomado el impulso de abanderarse de las iniciativas de responsabilidad social, que dice, han estado transversalmente en sus operaciones desde el principio.

“Compramos toneladas de camarones directamente a una fundación de madres cabeza de hogar, familias que viven de la pesca, en Ciénaga (Magdalena)”, explica Valentina. “Hemos estado llevando a cabo charlas de emprendimiento familiar y tenemos varios proyectos de beneficios para todos los empleados”.

Para ella ha sido toda una experiencia emprender junto a su familia, con quienes está adelantando otros proyectos empresariales como el restaurante de comida mediterránea Azul, que por el golpe de la pandemia tuvo que cerrar sus puertas, pero que pronto reabrirá con nueva locación y menú.

“Los problemas del trabajo se quedan en el trabajo”, cuenta Valentina. “Siempre buscamos el bien común porque cuando nos juntamos sacamos lo mejor de cada uno”.

El factor tecnológico corre por cuenta de que sus restaurantes están llenos de pantallas que además de indicarles cuáles son los nuevos pedidos que llegan, les ayudan a analizar los datos de consumo para entender a los clientes, identificar oportunidades para lanzar nuevos productos y prender promociones.

Ahora convertidos en Grupo Tigre, estos emprendedores seguirán concentrados en que Tigre Comida China siga ganándose a más consumidores, así como tienen planes para lanzar más restaurantes virtuales con otras especialidades gastronómicas apalancándose en este concepto.

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