William Shaw cofundó la primera aerolínea de bajo costo en Colombia y llevó su modelo a Argentina, Nigeria y República Dominicana. Ahora ha vuelto de nuevo a la escena local para irrumpir el mercado con Ultra Air, una nueva empresa que promete tarifas irrisorias, 20 % por debajo de sus competidores.

Es finales de julio de 2020 y William Shaw encuentra en su bicicleta una razón para salir del encierro y darles vuelo a sus ideas. Justo se acaban de flexibilizar los permisos de la cuarentena obligatoria que sufre Colombia a causa del covid-19, por lo que ya no hay excusa para no emprender un viaje con su socio y amigo, Óscar Herrera. Y no solo uno, varios. Dos viejos amigos que se reencuentran en las frías carreteras de Rionegro, Antioquia, para hablar de negocios al ritmo de sus caballitos de acero.

“Discutíamos lo mal que está siendo atendido el mercado aéreo colombiano”, recuerda Shaw, un mexicano con alma de colombiano, que por su habilidad en los negocios y una intrépida personalidad ha cofundado varias aerolíneas de bajo costo en el mundo y ahora va por más. Junto a Herrera, que fue su director financiero en VivaColombia –hoy Viva–, ya no solo montan ‘bici’, como lo dice, sino además planean lo que será su próxima aerolínea en el país.

Con la exención de IVA para tiquetes aéreos, un precio 30 % inferior en la renta de aviones y un puñado de colombianos ansiosos por viajar barato, Shaw encuentra una oportunidad para regresar a la escena local tras bajar el telón con su anterior aerolínea VivaColombia. En plena crisis y reestructuración del negocio, ve oportunidades para pedir pista de nuevo y aterrizar con su nuevo proyecto Ultra Air, una empresa que promete precios irrisorios con tarifas 20 % por debajo del mercado.

“Es curioso porque entras al Excel, empiezas a hacer los numeritos y ¡Wow! Uno piensa que eso no puede dar una rentabilidad tan buena, y sí wey, sí se puede. Empiezas a darle para abajo en la tarifa y te das cuenta de que puedes estar 20 % por debajo del promedio”, dice con irreverencia Shaw, un hombre alto, rubio, de 47 años, que, junto a su equipo de trabajo y su hija Emma, habla con Forbes.

William Shaw nació en Ciudad de México en 1974. Gran parte de su carrera la ha desarrollado en Colombia | Foto: Diana Rey Melo / Forbes Colombia.

Un año después de montar el logo, contratar una banca de inversión y establecer una robusta propuesta inicial, la idea se ha materializado a tal punto que ya recibió la certificación de operador aéreo de la Aeronáutica Civil, uno de los cinco pasos que deben surtir quienes se unen a esta fiesta. Sin embargo, Shaw ya no es un invitado nuevo, pues busca replicar lo que hizo hace 13 años cuando, junto a tres socios, fundó la primera aerolínea de bajo costo en Colombia, que años después se convertiría en tan solo uno de los varios ambiciosos proyectos que ha piloteado en su vida.

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En los últimos cinco años, de hecho, acompañó al exbanquero de inversión Babawande Afolabi ‘10 a fundar Green África Airways, una aerolínea ‘low cost’ de Lagos, Nigeria, que tuvo un exitoso despegue el 13 de agosto. Shaw es uno de los inversionistas y parte de los miembros fundadores de la Junta Directiva. Algo similar hizo con Flycana, en República Dominicana, o con Flybondi, en Argentina, dos empresas a las que llegó a ajustarles el rumbo. Sin duda, algunos éxitos que nunca se imaginó cuando vendía aspiradoras de casa en casa.

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En el viaje de su vida, Shaw sí ha experimentado duras turbulencias. Nació en 1974 en la Ciudad de México en una familia de clase media. Sus abuelos eran norteamericanos, pero su madre mexicana: mientras crecía, vio cómo ella enseñaba inglés en un programa de televisión en los años 70’s. “Mi mamá siempre fue educadora. Fue reina en el 63, pero lo que le gustaba era la educación”, recuerda. “Luego se volvió rectora de un colegio, hasta que falleció muy temprano por cáncer de mama”.

El deceso se produjo cuando William tenía a penas 19 años, un momento muy difícil en su vida, según recuerda. Su padre dedicó la vida a sus negocios, lo que llevó a Shaw a entrar a la empresa familiar ante la complicada situación de su casa. “No hay fortuna que aguante un cáncer”, dice con tristeza el mexicano, que con su voz entrecortada admite que siempre se mantuvo “haciendo cosas” desde muy joven.

A sus 13 años puso una miniteca y a los 17 ya vendía aspiradoras de casa en casa. Entró a trabajar con su padre y luego tuvo su primera sorpresa en los negocios: su jefe, es decir su papá, meses después de contratarlo, lo despidió. Recuerda, con gracia, que ha sido el único trabajo en el que lo han corrido, algo que lo marcaría para toda su vida. Y es que para entonces Shaw ya estudiaba en la Universidad de Anáhuac en Ciudad de México, pero tuvo que aplazar sus estudios para encontrar un trabajo.

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“Alguien me dijo que las aerolíneas les daban boletos a sus empleados, lo que me llamó la atención”. British Airways acaba de introducir el Boeing 747 en la ruta a México, lo que lo motivó a entrar a ese lugar con un empleo de tiempo parcial. Aunque inicialmente solo quería dinero para financiar un viaje de mochilero por el mundo, pensó, al final, en ayudar a su padre ante las dificultades financieras por las que atravesaba. “Puedo decir que a los 20 años me tocó cuidarlo más a él, que a mí”.

En 1993, ingresó a la aerolínea British Airways como agente de ‘check in’. Trabajó en el mostrador, en la ventana, en el pasillo y preguntaba, curiosamente, quiénes deseaban fumar. Se encantó del negocio aéreo, lo que lo llevó a ascender rápidamente en la organización por cuanta posición le ofrecieron. “Puedo decir con claridad que he hecho todos los puestos de una aerolínea”.

Con una carrera en ascenso y sin terminar los estudios, llegó a Colombia en 1998 tras ser nombrado gerente de ventas de British Airways. Meses después le propusieron la gerencia en el país y no bastó otra Navidad para alcanzar la dirección de la región Andina de la aerolínea británica. En una época muy difícil para Colombia, permeada de atentados e incluso un secuestro de un avión, Shaw se quedó en el país y se graduó en 2004 de administrador de empresas del Colegio de Estudios Superiores de Administración (Cesa). Habían pasado 10 años desde que se retiró de Anáhuac, en México.

Llegó a Estados Unidos para cumplir un nuevo cargo comercial para la División de Carga de la empresa. Un puesto soñado en la organización, pero que no lo llenaba por completo ante los ambiciosos proyectos que años después materializaría. Meses más tarde renunció para empezar a estudiar una maestría en la Universidad de Stanford, el santo grial de las instituciones educativas en las que han surgido brillantes ideas como Google y Hewlett-Packard.

Su basta experiencia en el sector aéreo latinoamericano la llevó a las discusiones en Stanford. Se acababa de divorciar y pensaba en apostarle a algo nuevo. Para entonces, ya conocía a los grandes titanes de la industria, con los que compartió una serie de espacios en Colombia.

Los cuatro fundadores de Viva Colombia: William Shaw, Gabriel Migowski, Juan Emilo Posada y Fred Jacobsen.| Foto: Acervo / William Shaw.

En un viaje a Bogotá, de hecho, cuenta Ruppert Stebbings, en su libro ‘El Efecto Viva’, Shaw se reunió con Juan Emilio Posada, expresidente de Avianca, para discutir una idea de negocio. Posada, quien para ese momento tenía una amplia red de contactos y había comandado el equipo que sacó a la compañía de su primera gran crisis, reestructurándola, le presentó una idea preliminar, que el mexicano justamente llevó a California.

Shaw presentó su proyecto de grado para el MBA en Stanford llamado ‘South American Lowcost Airline Project’, una tesis que marcó el nacimiento de la primera aerolínea de bajo costo en Colombia. Allí también conoció al hoy director general de RappiPay, Gabriel Migowski, un duro en estructuración financiera, con amplios contactos no solo en América Latina, sino en Estados Unidos.

Fue así como el 24 de mayo de 2008, Shaw se reunió con Migowski, Posada y Fred Jacobsen, expresidente de Tampa Cargo, para poner en marcha La Nueva Aerolínea, nombre inicial que tuvo VivaColombia. Una mezcla de personalidades con habilidades distintas, que años más tarde les serviría para conseguir financiación y poner en marcha los primeros vuelos.

“William fue uno de los cuatro fundadores de Viva y su trabajo junto a Gabriel en Stanford fue complementado por la experiencia de Fred y Juan Emilio, una vez se estableció la empresa”, dice a Forbes Stebbings, quien reconstruyó en un libro la historia de cómo se fundó Viva.

“Su verdadera fortaleza estaba en el lado comercial, trabajando casi sin presupuesto de marketing o comunicaciones, pues fue un pionero, especialmente en Colombia, en ganar el último peso con lo poco que tenía”.

Ruppert Stebbings

Shaw cofundó Viva en 2008, pero fue hasta el 25 de mayo de 2012 cuando empezó operaciones en el Aeropuerto Internacional José María Córdova, de Rionegro. A lo largo de esos cuatro años se presentaron baches en el camino, que supieron sortear los fundadores.

Uno de los más difíciles, sin duda, fue el levantamiento de capital para desarrollar su modelo de negocio. En 2011, de hecho, encontraron una oportunidad con el Grupo Bolívar, los mexicanos e irlandeses, que se materializó con la entrada del multimillonario Declan Ryan, dueño de Irelandia Aviation, a Colombia. La participación accionaria quedó dividida en cuatro con 25 % para cada una de las partes, incluidos, claro, los fundadores.

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Pero sacar adelante este proyecto fue un paso más para Shaw y sus socios, quienes se fueron diluyendo con el pasar de los años. El mexicano fue el último en salir de Viva y tras el retiro de Posada y Jacobsen, se convirtió en el CEO de la aerolínea, con el compromiso de hacer despegar el modelo ‘low cost’ en Colombia.

El 25 de mayo de 2012 VivaColombia empezó operaciones en el Aeropuerto Internacional José María Córdova, de Rionegro. | Foto: Diana Rey Melo / Forbes Colombia.

Asumió la presidencia de Viva en julio de 2016, y un año más tarde se las ingenió para sacar adelante Viva Air en Perú. La familia detrás del grupo irlandés, que alcanza una fortuna superior a los US$1.000 millones, según Forbes, se quedó con toda la empresa, una noticia que impuso una transición en la organización dejando a Declan Ryan en la presidencia y a Shaw como miembro principal de la Junta Directiva. Cabe destacar que la compañía, justo en el año previo a la pandemia, facturó casi $800.000 millones (casi 250 millones de dólares) y se había convertido en una de las protagonistas del mercado aeronáutico nacional.

Cifras de la Aeronáutica Civil, con corte al 2020, muestran que el desarrollo del modelo de negocio de Viva acrecentó el transporte de pasajeros en el mercado aéreo colombiano, al mismo tiempo que dinamizó las actividades turísticas en el país. Mientras que en 2012 se registraron 24,7 millones de personas transitando en los aeropuertos del país, al cierre de 2019 se alcanzaron 41,3 millones. El año pasado, la cifra llegó a 13,08 millones, una caída por la grave crisis que vivió el sector.

Tras la venta de Viva en 2016, Shaw emprendió otros proyectos a la par mientras estaba en la presidencia y junta de Viva: se juntó con un exbanquero de inversión de Morgan Stanley para desarrollar una nueva aerolínea en Nigeria; acompañó al equipo fundador en la travesía y ayudó a cerrar una ronda de financiación de Serie A de Kuramo Capital y Par Capital Ventures. Hace un mes, Green África Airways empezó a volar.

Un nuevo despegue

“A finales de 2018, la familia Alemán me ofreció la oportunidad de unirme a Interjet. Vi a mi papá un poco viejo, viviendo solo en México y decidí irme a trabajar allá. Me fui para estar con mi papá y poder ayudar a unos amigos”, recuerda Shaw. “Llegué el 28 de enero a trabajar y mi papá falleció el 29 de enero, una situación muy complicada para mí”.

Los medios de comunicación en México anunciaron con bombos y platillos la llegada de Shaw a la presidencia de Interjet, que asumió el cargo de José Luis Garza quien había sido director desde la fundación de su compañía. Shaw llegó en un momento crítico para la aerolínea, que no pudo sobrevivir a la turbulencia generada por las malas decisiones administrativas del pasado.

“La aviación es un negocio muy complicado y no todos la conocemos. Durante mi época en Interjet mejoramos los resultados operaciones en un 87 %, pero requería un capital necesario que no se puso”, admite el mexicano, quien sostiene que la decisión de la familia Alemán fue venderla, una situación que lo llevó a salir de la empresa un año después de su nombramiento.

El 9 de mayo de 2017 fue el primer vuelo de Viva Air Perú, otra de las aerolíneas que ayudó a gestar Shaw. | Foto: Acervo / William Shaw.

“Durante mi época en Interjet mejoramos los resultados operaciones en un 87 %, pero requería un capital necesario que no se puso”

William SHAW

Pero aún con tantos aciertos y errores, Shaw regresó a Colombia en búsqueda de más. Viajó en plena pandemia y fue unas semanas más adelante cuando el presidente, Iván Duque, dio la orden de flexibilizar la cuarentena. El encierro total terminó y quizás el momento para empezar algo nuevo comenzó: montando ‘bici’ con su amigo Herrera nació la idea de Ultra Air.

“Hay que tener cuidado con los amigos inteligentes y brillantes. Pero claro, nunca quieres ser la persona más inteligente en el cuarto. Si tu eres la persona más inteligente en el cuarto estás en el cuarto equivocado”, explica Shaw para resumir cómo sus viejos amigos creen que es ahora el mejor momento para una nueva aerolínea. Y bueno, el resto es historia.

La Aeronáutica Civil ya aprobó 29 rutas domésticas y 15 internacionales de Ultra Air, así como le otorgó la certificación como operador aéreo. Con estas dos premisas, Shaw entonces está listo para salir a revolucionar de nuevo el mercado, tan pronto cumpla las fases que le hacen falta ante la autoridad nacional. Dice que, tal y como están los tiempos, planea prender motores a finales de 2021 o a más tardar en el primer trimestre de 2022.

Ya culminó la primera ronda de inversión de Serie A por casi US$10 millones de dólares, una capitalización que ratifica la confianza del ambicioso proyecto de Shaw. Todo apunta a que en septiembre saldrán a Serie B, cuenta, al mismo tiempo que afinan su gobierno corporativo con la recién nombrada junta directiva.

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Los nombres elegidos para esta tarea fueron el exviceministro de Hacienda, Juan Alberto Londoño; el exCEO de Latam Airlines Sudamérica y El Caribe, Juan Carlos Altmann; el expresidente del Grupo Sura, David Bojanin; la vicepresidenta de recursos humanos del Grupo Familia, Claudia Múnera; y la exjefe de transporte aéreo de la Aerocivil, Ilva Restrepo.

“Es un proyecto estructurado con calidad, con profesionalismo en la información y conocimiento. El proyecto de Ultra Air entra en un momento espectacular. Un momento no solo en el que los costos de funcionamiento y del negocio son buenos, sino que además entra en una fase de reactivación, en el que se necesitan ofertas de calidad para mejorar el acceso a las aerolíneas”, explica a Forbes Restrepo, quien paradójicamente estuvo en la Aeronáutica Civil cuando Shaw avanzaba en el proceso para certificar VivaColombia.

Múnera detalla que Ultra aterriza en Colombia con la promesa de empleo y reactivación. Lo mismo opina el exviceministro Londoño, quien advierte que una aerolínea de bajo costo motivará al consumidor colombiano y agitará la competencia. Aunque Shaw destaca que van lento, advierte que proyectan crear alrededor de 2.500 empleos indirectos, y alrededor de 20.000 empleos indirectos o inducidos. Todo, por el encadenamiento productivo que generaría en las actividades turísticas.

La nueva aerolínea de ultra bajo costo ya cerró negociaciones con Airbus. Ultra Air tendrá una flota de 40 aeronaves de última tecnología (A320ceo y A320neo) durante los próximos cinco años. Empezará a volar con cinco y paulatinamente irá incorporando a medida que su demanda crezca. “Vemos una capacidad del mercado colombiano de responder y crecer mucho”, sostiene Shaw, quien admite que siempre será mejor rentar que comprar aviones. “Nada de capex, todo de opex. (…) Muy similar a los aviones con los que empezamos la aerolínea anterior”.

Shaw busca movilizar hasta 3 millones de colombianos en el primer año de operación de Ultra Air. | Foto: Diana Rey Melo / Forbes Colombia.

Arturo Barreira, presidente de Airbus para América Latina y Caribe, sostiene que en situaciones complicadas, hay emprendedores que encuentran oportunidades para lanzar compañías. No habla en detalle de Ultra Air, pero sí advierte que eso refuerza la idea de que sus productos son muy bien recibidos en el mercado colombiano.

Hoy Colombia exige un capital mínimo de 10.000 salarios mínimos legales vigentes para constituir una aerolínea. A grandes rasgos, son alrededor de 2,5 millones de dólares, cifra que Shaw ya sobrepasó con creces en su Serie A. De acuerdo con la Aerocivil, con esta nueva aerolínea Colombia llega a siete operadores regulares de pasajeros, consolidando al mercado nacional como uno de los más competitivos y con mayores opciones para los usuarios del transporte aéreo en la región.

“Ya se ha evidenciado que es posible construir una aerolínea con una estructura sencilla a unos costos regulados. Shaw apunta a que Avianca se reduzca para abrir mayor mercado e ir por esas rutas”, añade Claudia Velásquez, consultora aeronáutica. “Dentro de un análisis robusto, veo que sí hay buenas oportunidades. Es un proyecto que, sin duda, va”.

La oportunidad

La propuesta de Shaw llega a seguir democratizando los cielos colombianos, tal y como lo han hecho las grandes aerolíneas de bajo costo en el mundo. Southwest Airlines nació en 1967 con la promesa de precios bajos y sin categoría en los asientos. Hoy es una de las más grandes en Estados Unidos. Ryanair replicó el modelo y absorbió a lo largo de los años la demanda europea. Hoy es el rey en ese continente.

En Latinoamérica, Viva Aerobus lo hizo en México, Gol en Brasil y Viva en Colombia. De ahí a que esa es la misma fórmula que quiere replicar Shaw con Ultra Air, y está confiado en lograrlo. Proyecta que para 2022 movilizarán de dos a tres millones de usuarios, en 2023 más de seis millones, en 2024 casi 10 millones y en 2025 casi 15 millones de pasajeros.

Las cifras son bastante optimistas, pero van en línea con las proyecciones que ya tiene la investigadora de mercados, Euromonitor, que estima que en América Latina el nicho de las ‘low cost’ se expandirá 168 % a 2026, con más de 13.000 millones de dólares en ventas. En Colombia, por su parte, los cálculos llegan a 629,8 millones de dólares, casi doblando el crecimiento en los próximos cinco años.

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El mexicano sabe en qué cancha juega, pese a que la competencia no promete dar mayor ventaja. Félix Antelo, CEO de Viva, advierte que por ahora enfocan sus esfuerzos en cómo pueden mejorar y bajar costos en la aerolínea. “Ese es mi foco, mi obsesión y mi vida”, admite, a lo que añade: “No es fácil porque hay mucha competencia, pero estoy ahora preocupado porque Viva siga mejorando”.

El director ejecutivo de Latam Colombia, Santiago Álvarez, ha dicho que siempre será bienvenida la competencia. Sin embargo, aclara que es necesario que el ingreso de nuevos actores vaya de la mano con políticas públicas que refuercen la inversión en la infraestructura aérea colombiana.

En concreto, Shaw no llega tarde a la fiesta, pero sin duda mantiene la expectativa sobre lo que será su proyecto y sus tarifas, algo clave para el consumidor colombiano. Paula Goñi, analista senior en Euromonitor, explica que esperan que las aerolíneas de bajo costo sean un importante elemento de recuperación para el sector durante los próximos cinco años.

“El creciente estatus de Colombia como un destino ideal para los aventureros que buscan recorridos con temas de la naturaleza y respetuosos con el medio ambiente será uno de los principales atractivos”, destaca. “Viajeros de todas partes del mundo regresarán al país, aprovechando el amplio alcance de las aerolíneas de bajo costo”.

Por ahora no es claro quiénes están detrás de toda la inversión. Shaw admite que son empresarios colombianos, pero da mayor información. “La idea es poder avanzar de una manera cautelosa, pues, como dicen los paisas, es sin prisa, pero sin pausa”, concluye el mexicano, un personaje que podría asimilarse a un rock start y que promete un nuevo gran espectáculo.