Acudía a protestas visiblemente enfermo, con catéteres en su pecho y dijo que tenía más de US$ 30.000 en deudas por quimioterapias
Rodrigo Rojas Vade, el constituyente chileno que fingió ser un paciente de cáncer y que obtuvo un asiento en la Convención Constitucional debido a su activismo por una mejor política de salud pública y a la empatía que generó su supuesta condición, dijo este lunes que renunciará al organismo y pidió disculpas a las personas a quienes engañó.
En un video publicado en Instagram, Rojas Vade comunicó su “renuncia a la Convención Constitucional, ya que no volveré a asistir, conectar de forma remota o participar de ninguna otra votación, independiente de mi estado de salud”.
Agregó que el rol de la entidad “es demasiado importante como para ser una dificultad en su funcionamiento resultado” y que renunciará a su puesto formalmente tan pronto exista un mecanismo para hacerlo, pues la ley que creó el organismo encargado de redactar la nueva Constitución del país no contempla la renuncia de sus miembros.
“No aceptaré dinero por los días en que no trabajé sin justificación y tan pronto exista el mecanismo para presentar mi renuncia formal, haré uso del mismo. No trabajaré en la Convención y presentaré mi renuncia, porque la nueva Constitución debe reflejar un país digno, donde quienes cometen errores los reconocen y asumen las consecuencias”, agregó el constituyente.
Las declaraciones del constituyente surgen a dos semanas de admitir públicamente a un diario de Santiago que no tenía cáncer pero que padecía una enfermedad que no había querido reconocer públicamente “por el estigma de la sociedad”.
Posteriormente se supo que las enfermedades de que padece el “Pelao” Rojas son sífilis, púrpura trombocitopenia inmunitaria y enfermedad de Behcet.
La imagen del “Pelao” Vade protestando sin camisa y con catéteres colgándole del pecho se hizo popular durante las manifestaciones del estallido social de 2019, donde afirmaba tener cáncer, reivindicaba una mejor sanidad pública y haber acumulado una cuenta de más de US$ 475.000 por tratamientos para su enfermedad.
La admisión provocó un enorme revuelo y repudio público -una encuesta indicó que hasta el 85% de los ciudadanos creen que debe renunciar a su puesto en la Convención- y llevó a la directiva de la Convención a denunciarlo a la Fiscalía para que lo investigara por razones “de ética, de legalidad, de probidad, de transparencia”.
En una declaración jurada de intereses y patrimonio el constituyente había declarado una deuda de más de US$ 30.000 por “tratamiento quimioterapéutico contra el cáncer”.
En su mensaje del lunes el “Pelao” pidió perdón a los ciudadanos por sus mentiras pero aclaró que no cometió ningún delito por el cual deba ser procesado.
“Aunque ya lo he dicho, quiero pedir disculpas a todas las personas que se han sentido traicionadas”, dijo.
“He cometido errores muy graves, pero ningún delito: mi enfermedad es real y el dinero que recibí en una actividad solidaria fue destinado a solventar deudas adquiridas por mis problemas médicos. No soy delincuente, soy alguien que se equivocó. No busqué privilegios ayer, no lo busco hoy. No invoco fuero ni lo voy a hacer y estaré protestando en las calles cada vez que sea necesario”, dijo Rojas Vade,
El caso de Rojas Vade es el último escándalo que azota a la denominada Lista del Pueblo, una diversa agrupación de ciudadanos sin experiencia política previa que acumularon entre todos más de 800.000 votos en las elecciones para la Convención en mayo pasado y eligieron 27 constituyentes, convirtiéndose en uno de los grupos con más fuerza en la entidad.
Rojas Vade fue uno de los fundadores de la Lista.
La Lista surgió de quienes asumieron un rol protagónico en las protestas del estallido social de octubre de 2019 contra la desigualdad en el país.
Antes del escándalo del “Pelao”, un aspirante a la presidencia que intentó inscribir su candidatura por el grupo el pasado mes de agosto, Diego Ancalao Gavilán, fue descalificado porque las autoridades hallaron que presentó más de 23.000 firmas suscritas por un notario fallecido en febrero pasado, cuya oficina no funcionaba desde 2018.