12 de los 24 jugadores de béisbol de la seleccion cubana aprovecharon el Mundial sub-23 de México para huir del régimen comunista. Quieren convertirse en profesionales en EE.UU.

Cuando jugaban la tercera edición de la Copa del Mundo sub’23 de béisbol, en México, 12 de los 24 jugadores de la selección cubana decidieron huir del régimen comunista. Según datos oficiales, se trata de la mayor deserción colectiva de un conjunto deportivo en los últimos tiempos.

Las autoridades deportivas de Cuba condenaron las evasiones y culparon al Gobierno de Estados Unidos. Una declaración de la representación isleña publicada en el portal deportivo Jit achaca las deserciones a “la actividad de los traficantes que contaminaron los escenarios de la competencia”.

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Un bochorno para La Habana

La Habana acusa a los que huyeron de “debilidad moral y ética”. Tras la fuga de los primeros jugadores, los supervisores debían, al parecer, vigilar más estrictamente a sus deportistas: según los medios de comunicación, se les prohibió salir del hotel sin supervisión o hablar con personas ajenas a la delegación. Sin embargo, un total de 12 talentos se escaparon en el transcurso de las dos semanas. El último huyó el pasado domingo, poco antes de la salida hacia La Habana.

Al menos los diezmados cubanos llegaron al partido por el tercer puesto, pero fueron derrotados por Colombia. Pero peor que la decepcionante presentación en el torneo juvenil es probablemente la pérdida de talento y su efecto para el béisbol cubano. Para el régimen de La Habana, es otro bochorno. Ya en mayo, en el torneo de clasificación olímpica de Florida, un jugador y el psicólogo del equipo se habían fugado.

Éxodo de beisbolistas cubanos

No es nuevo que los jugadores de béisbol cubanos abandonen la isla para hacer carrera en otros lugares, especialmente en Estados Unidos. El deporte había mantenido durante mucho tiempo un alto nivel en la isla, incluso después de que el régimen castrista prohibiera la liga profesional cubana en 1961. Solo cuando Cuba se empobreció aún más tras el colapso de la Unión Soviética, los países extranjeros se volvieron más atractivos para los jugadores de béisbol y el béisbol cubano comenzó a desangrarse.

No fue hasta 2015 cuando surgió una solución: el régimen cubano y la MLB acordaron una forma de permitir a los cubanos jugar en la liga profesional. “Sin el éxodo sistemático, Cuba no habría estado interesada en este acuerdo”, dice Francys Romero. El periodista cubano vive en Florida, reporta para medios nacionales de Estados Unidos y escribió el libro “El sueño y la realidad: historias de la emigración del béisbol cubano”.

“Para Cuba, el acuerdo era una salida al éxodo. Por desgracia para ambas partes, el presidente Donald Trump prohibió el tratado en 2018”, escribe Romero al ser preguntado por DW. El gobierno de Biden tampoco está haciendo ningún esfuerzo por levantar la prohibición.

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“Una cuestión de supervivencia”

Después de eso, el éxodo comenzó de nuevo. Pero nunca antes tantos jugadores habían dado la espalda al país a la vez como ahora en México. Muchos comentaristas ven la razón en la creciente crisis de abastecimiento en la isla caribeña: incluso antes de la pandemia de Covid-19, el gobierno había comenzado a racionar los alimentos. Entonces, una de las fuentes de divisas más importantes del país, el turismo, decayó. El régimen reacciona a protestas con represión.

“Para muchos de los jugadores, es más una cuestión de supervivencia que una decisión deportiva”, dice Romero. Los contratos millonarios con los que atraen las Grandes Ligas no están en absoluto al alcance: “Sus posibilidades no son muy grandes”.

Viaje a lo desconocido

De los 12 jugadores que ahora han huido, Romero cree que tal vez cinco o seis pueden tener serias esperanzas de jugar en alguna de las grandes ligas: “Los demás probablemente tendrán que abrirse camino de otra manera, posiblemente en una profesión completamente diferente”.

Por el momento, no pueden regresar a Cuba. Una vez que han “desertado”, se les prohíbe la entrada a su tierra natal durante al menos ocho años. El gobierno cubano rara vez permite que sus familias salgan del país. Teniendo en cuenta esto y la incertidumbre, la mitad del equipo sub23 ha decidido no huir. Pero quién sabe, dice Romero, tal vez algunos de ellos piensen que aún no ha llegado su momento.

Con información de EFE y DW