Con el propósito de transformar vidas a través del ejercicio, Gigliola Aycardi y Nicolás Loaiza han logrado construir uno de los gimnasios más grandes de Latinoamérica. Ya están en Colombia, Chile y Perú, con más de 350.000 afiliados; prevén ir por más ahora que avanzan en un plan para ponerse en forma con más tecnología y nuevas inversiones.

Nueve días antes de que las autoridades locales ordenarán un confinamiento total en Colombia, a Gigliola Aycardi y Nicolás Loaiza les tocó tomar una de las decisiones más difíciles de sus vidas. Era 16 de marzo de 2020 cuando estos dos ejecutivos, graduados de un MBA de la Universidad de los Andes, clausuraron por completo lo que habían estado construyendo hace 23 años. “Sentíamos la responsabilidad con todas esas personas”, cuenta la cofundadora. “Lo hacíamos antes de que hubiese un decreto de aislamiento”.

Pensando que el cierre se podría extender por uno o máximo dos meses, Bodytech vivió quizás una de sus más grandes pruebas. En Colombia, sus sedes cerraron por seis meses, en Perú por 13 meses y en Chile por poco más de 16 meses. Una lección de resiliencia, cuenta Gigliola, en la que aprendieron a hacer maromas para sobrevivir y salir avante en un momento en el que gran parte de las industrias vivían los estragos de la pandemia.

“Nos mantuvimos durante ese tiempo y salimos a flote; yo creo que se nos dio porque Bodytech nació en la peor crisis financiera de la historia de Colombia. Nacimos en 1997, se dio la crisis 97’-98’, y cuando nosotros empezamos las tasas de interés eran del 40%”, recuerda la empresa en diálogo con Forbes. “Nosotros aprendimos desde el comienzo a vivir en una recesión, a ser muy cautos con los gastos y con la nómina”.

En una titánica tarea que se extendió en 2020, a los dos les tocó salir a renegociar un crédito sindicado con seis bancos en Colombia, así como las rentas en cada uno de sus locales. Bodytech pasó de vender casi $20.000 millones al mes a no registrar ningún ingreso. Cuenta Gigliola que tuvieron que reinventar el negocio, pese a que cancelaron, de manera provisional, los contratos. “Eso fue algo muy difícil porque fue suspender contratos de 4.000 personas que estaban en los tres países”, dice.

Pero la tenacidad de los ejecutivos fue la que les permitió encontrar oportunidades en la dificultad. Lo hicieron cuando empezaron y lo repitieron ahora. No es una fórmula mágica, como dicen, sino la capacidad de seguir creciendo y encontrando soluciones a los duros momentos. De hecho, fue así como empezó todo el 9 de febrero de 1998 cuando estos dos emprendedores abrieron el primer Bodytech en la Calle 63 con Carrera Séptima, en Bogotá.

Cansados de no encontrar una solución que integrara salud y deporte, Gigliola y Nicolás redactaron un plan de negocios de Bodytech como su tesis del MBA en los Andes. De entrada, les tocó salir a contar carros en la séptima (estudio de mercado), buscar financiación y convencer por qué un gimnasio era un buen negocio para la época. “Fuimos con nuestro paquete financiero a 15 bancos y los 15 nos dijeron que no. Fue muy duro sentir el rechazo permanente del sector financiero, hasta que llegamos al Fondo Nacional de Garantías”, sostiene Gigliola.

Con el problema de no levantar plata con la banca tradicional, lograron reunir un capital luego de que la mamá de Gigliola hipotecara el apartamento donde vivían. Para entonces, la empresaria, graduada de Ingeniería Industria de la Universidad Javeriana, solo había trabajado en el mundo corporativo, por lo que aún no probaba las mieles del emprendimiento.

“Siempre tuvimos tres escenarios: escenario pesimista, pero el más optimista era con 1.000 personas en seis meses”, recuerda. “Abrimos un 9 de febrero y el 28 de ese mes teníamos 1.800 afiliados. La realidad superó cualquier expectativa y ha sido un proceso de crecimiento que, hoy, ya lleva 24 años”.

Bodytech empezó con casi 2.000 afiliados en su primer año y hoy ya alcanza los 350.000 en los tres países donde opera. La pandemia ha sido tan solo uno de los duros momentos de estos dos emprendedores, pues a lo largo de las más de dos décadas han sorteado otros obstáculos que les ha permitido atender más de 3 millones de personas y sumar ventas que ascienden a los US$63,6 millones antes de pandemia.

“Yo siempre digo que crecer duele. Cuando uno es niño empieza a crecer y le duelen los codos, las rodillas, las piernas. Para nosotros fue lo mismo”, dice Gigliola, quien, en 2007, junto a Nicolás, fueron incluidos en el prestigioso listado de la red Endeavor, una selección que les permitió acelerar el proceso de internacionalización.

Elevando los estándares de los gimnasios tradicionales, Bodytech se ha convertido en los últimos años en un club médico deportivo líder en Colombia, con más de 120 sedes en los tres países donde opera. Hoy lidera el negocio en el país, por encima de los brasileros Smart Fit, Spinning Center y Stark, quienes, de fondo, también han agilizado sus planes de inversión para masificar los gimnasios ‘low cost’ en las principales ciudades.

Con la expansión de esta tendencia, los empresarios se subieron al bus de los bajos precios y lanzaron Athletic, una apuesta económica de Bodytech con la que siguen creciendo. Cuenta Gigliola que ahora que el covid reconfiguró el negocio buscan ponerse en forma con nuevas tecnologías y millonarias inversiones en nuevas sedes.

En este objetivo, ya lanzaron clases vía streaming, su plataforma My Coach, nutrición virtual y hasta Bodytech Prime, un servicio de clases grupales que va desde cycling hasta yoga. “Nosotros estábamos bien demorados en salir con productos tecnológicos. La pandemia nos cacheteó y nos volvió a despertar”, agrega.

Por ahora alistan nuevas aperturas de cara al 2022. Abrirán un nuevo Bodytech en Santiago de Chile y otro en Cartagena. Asimismo, duplicarán su operación de Athletic, por lo que planean alcanzar 10 gimnasios ‘low cost’ el próximo año. En estas nuevas apuestas, destinarán alrededor de US$7 millones para las aperturas.

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