Álvaro Hincapié, presidente de la empresa, explica a Forbes su modelo de negocio, la línea industrial y la millonaria inversión que adelantan en Antioquia para poner en marcha una de las plantas de reciclaje más imponentes del mundo.
Encontrar una oportunidad de negocio en lo que para muchos es ‘basura’ le ha permitido al equipo de Enka convertirse en unos maestros de la transformación. Con un proceso de alta ingeniería, que empieza a partir de un ejército de recicladores en las calles, la multinacional, de origen colombiano, ha logrado llevar el reciclaje de botellas PET a otro nivel, dándoles un nuevo uso en resinas aptas para alimentos, filamentos para textiles y productos ecoamigables.
“Somos una empresa colombiana con vocación exportadora y con enfoque en la economía circular, en la innovación y la alta ingeniería. Ahí es donde estamos enfocados y nos ha ido muy bien”, dice a Forbes Álvaro Hincapié, presidente de Enka. “Nos dedicamos a transformar la basura y lo ordinario, en productos extraordinarios”.
Fundada en 1966, de la mano del grupo holandés AnkoNobel y varias empresas textileras del país, Enka ha encontrado en el reciclaje una mina de oro. Así lo demuestra en su operación diaria y en la manera en la que han reconstruido su modelo de negocio. Lo que empezó como una empresa de producción industrial se ha convertido en una de las plantas de reciclaje más importantes en Suramérica, con una capacidad de recuperar más de 3 millones de botellas PET al día.

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Cuenta Hincapié, quien lidera la compañía desde 2003, que desde los últimos años la estrategia de la organización se ha enfocado en explorar los negocios verdes, pese a que un alto porcentaje de sus ventas proviene de los hilos industriales y los filamentos. “Empezamos en el 2009 con el reciclaje y ya hemos incursionado en productos de alto valor agregado”, señala. “Esos productos nuevos que producimos están, por ejemplo, en una salchicha. Ese recubrimiento que tiene la salchicha es hecho por nosotros”.
Enka ha definido el reciclaje como un pilar fundamental en su estrategia y ha logrado construir un esquema de gana-gana para todos los actores de la cadena. Hoy sostienen la mayor red de captación de botellas de plástico en Colombia, con más de 700 centros de acopio (entre propios y aliados) en 900 municipios.
“Nos dedicamos a transformar la basura y lo ordinario, en productos extraordinarios”.
Alvaro Hincapié, presidente de Enka.
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El proceso arranca con más de 20.000 recicladores en las calles, a quienes se les compra la ‘basura’ para su respectiva transformación, según sostiene el ejecutivo. El material se selecciona, se lleva a la planta y pasa por un proceso industrial en el que se divide por uso. De ahí nace la resina apta para la producción de envases en contacto con alimentos, así como las fibras poliéster que son utilizadas en la fabricación de geotextiles, ropa de hogar y prendas ecológicas.
“Hoy nuestra planta de reciclaje es la más grande en Sudamérica y es un referente mundial de buenas prácticas en el mundo”, dice Hincapié.
Desde su centro de operaciones en Girardota, un municipio ubicado a 30 minutos de Medellín, Enka exporta a 13 países, con un importante foco en Estados Unidos y Brasil, dos de sus más grandes mercados. Al cierre de septiembre (su último reporte), sus ventas totales llegaron a los US$101,5 millones, de los cuales el US$28,1 millones provienen de sus líneas verdes.
Estas líneas de negocio han jalonado el crecimiento sostenido de la empresa en los últimos años, por lo que han encontrado alternativas interesantes allí, sostiene el presidente. De hecho, la empresa, que empezó a cotizar en la Bolsa de Valores de Colombia en 2007, ya adelanta una millonaria inversión en Antioquia para duplicar sus niveles de recolección para recuperar 2.000 millones de botellas de plástico al año.
Un estudio de la Cámara de Comercio de Bogotá muestra que en Colombia los índices de reciclaje PET aún siguen siendo bajos, pues de las 12 millones de botellas que salen al mercado a diario aproximadamente, solo 3 millones se reciclan. Enka busca cambiar esta realidad, pues con su nueva planta, que empezará a operar a finales de 2022, planean recolectar 6 millones de plásticos al día para convertirlos en productos ecoamigables.

“Va a quedar como una de las plantas más grandes del mundo en reciclaje de PET. Es una planta que tiene una capacidad adicional de 24.000 toneladas de resina y eso nos va a permitir doblar el consumo de botellas que hoy por hoy tenemos”, destaca el presidente, quien adelanta que esta nueva apuesta les permitirá abrir nuevos mercados en Europa.
Con un enfoque de materia prima sostenible, y muy colombiana, Enka apuesta por ser un referente mundial, con alto impacto ambiental. Así, transformando millones de botellas de PET posconsumo en resinas y fibras, quieren ser un proveedor mundial de productos a base de lo que para algunos son desperdicios.
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