Jaime Gilinski Bacal empezó su carrera laboral en Morgan Stanley, en Nueva York. Regresó a Colombia en 1987 y se convirtió a partir de la década de los 90' en uno de los banqueros más importantes del país. En 2013 hizo su debut en la lista de millonarios Forbes y ahora acaba de penetrar lo que por muchos años se conoció como el Sindicato Antioqueño. Esta es su historia.
Jaime Gilinski logró su cometido. Con una jugada de ajedrez, única en su tipo, alteró en menos de dos meses lo que algún día se conoció como el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA). Un jaque mate que le salió tal y como lo imaginó, y que ahora lo ubica como uno de los máximos accionistas de Sura y Nutresa.
Gilinski, que hace parte de una dinastía de empresarios judíos que llegaron a principio del siglo XX a Colombia, penetró finalmente la estructura societaria que preservó el GEA por más de 40 años. Encontró el punto débil, consiguió la plata, movió sus fichas, lanzó el anzuelo y entró a lo que para muchos siempre fue un enroque indestructible.
Pero el éxito no fue de la noche a la mañana. La historia detrás de cómo los Gilinski llegaron al trono de las juntas directivas de Sura y Nutresa va más allá. Cuando gran parte de los empresarios estaban preocupados por atajar el virus, preservar las operaciones y salvaguardar las vidas, los Gilinski ya analizaban esta movida.
Todo comenzó hace poco más de 20 meses cuando en un análisis a puerta cerrada encontraron el talón de Aquiles del GEA: Nutresa. Se dieron cuenta que desde hace más de dos décadas nadie tenía el 50% de participación en la empresa de alimentos, por lo que esa sería su puerta de entrada a esa estructura.
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Al analizar la compañía, encontraron que antes de dar un paso adelante debían pedir una autorización a la Superintendencia Financiera. Sura tenía más del 10% de Nutresa, lo que los obligaba a pedir ese permiso ante la entidad. Los Gilinski hicieron la solicitud y en un par de meses les fue aprobada. De manera silenciosa, surtieron los trámites y entregaron toda la información requerida. Nunca nadie se enteró.
El aval de la Super, tal y como lo reportó Forbes Colombia, bloqueó a nuevos inversionistas debido a que este proceso tarda hasta un año. Los Gilinski sabían que no sería nada fácil que un jugador internacional se uniera con el GEA para lanzar una OPA competitiva. Y sí fue.

Tras surtir este proceso, Jaime, junto a su hijo Gabriel, tocó las puertas de la Superintendencia de Industria y Comercio para analizar si se configuraba un monopolio al unir eventualmente sus inversiones en Yupi y Nutresa. De eso tampoco nadie se enteró y el concepto se emitió sin ningún contratiempo. Ahí se aclaró el panorama ante la eventual OPA que meses después vendría.
El 11 de noviembre, a eso de las 7:30 de la noche, la Superintendencia Financiera sorprendió al mercado. En una comunicación enviada al presidente de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), Juan Pablo Córdoba, la entidad ordenó suspender la negociación de la acción de Nutresa. Los medios de comunicación, de entrada, titularon: ‘OPA hostil por el Grupo Nutresa’.
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Sin mucha información, la noticia movió las fibras del mundo empresarial y financiero en Colombia. Horas después, a eso de las 11 de la noche, se conoció que Jaime y Gabriel Gilinski estaban detrás del millonario negocio.
Y todo no paró ahí. Jaime, quien siempre había mantenido un bajo perfil, salió a hablar en medios argumentando las razones de la movida. El GEA, por su parte, se defendió y con unos comunicados escuetos aseguró que analizaría el precio ofrecido en Nutresa. Para entonces, aún no se preveía la OPA de Sura.
Con la promesa de analizar la política dividendos, listar sus empresas en la bolsa de Estados Unidos, buscar socios estratégicos e inclusive avanzar en indicadores sostenibles, el GEA buscó frenar la avanzada de los Gilinski. Sin embargo, su mensaje dividió al mercado, en el que se argumentó siempre que la prima ofrecida en la OPA era una muy buena oportunidad para salir de esa posición.
En medio de las festividades, la ‘Noche Buena’ y el ‘Fin de Año’, el país presenció lo que para muchos fue el despertar de la Bolsa de Valores de Colombia.
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Así, tras frenéticas semanas y una lluvia de información que inundaron las redes sociales, ayer se concluyó que el Grupo Gilinski alcanzó el mínimo en su oferta por Sura y se espera que tenga un buen resultado en Nutresa. La razón: logró convencer a los inversionistas extranjeros, a los fondos de pensiones y a los minoritarios.
Un emporio que crece
Pocos colombianos habían escuchado el nombre de Jaime Gilinski antes del 11 de noviembre del 2021. La OPA de Nutresa lo convirtió en el tema de debate, en una novela que conjugó un negocio billonario, hombres poderosos y una rivalidad histórica que se volvió a revivir después de muchos años.
El empresario saltó de nuevo a la escena local tras construir un emporio de la mano del negocio financiero, el hotelero y de alimentos. Oriundo del Valle del Cauca, se mantuvo en la sombra por muchos años, pues gran parte de la fortuna que amasó la construyó viviendo fuera del país.
Sin embargo, Jaime no empezó de la nada. Es miembro de una familia de industriales que llegaron a Colombia hace casi un siglo para radicarse en Barranquilla. Su padre Isaac Gilinski Sragowicz fundó parte de las empresas que hoy lidera, pese a que años más tarde pasó a la política a desempeñarse primero como Embajador de Colombia en Israel y ahora como Embajador Alterno de Colombia ante la ONU.
Junto a Perla Bacal, su madre, Jaime creció entre los negocios familiares y se graduó del colegio hebreo Jorge Issac de Cali. Tras su paso por la secundaria, viajó a Atlanta, Estados Unidos, e ingresó a estudiar ingeniería industrial en el Instituto de Tecnología de Georgia. Luego hizo un MBA en Harvard y trabajó en el área de fusiones y adquisiciones de Morgan Stanley, en Nueva York.
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Para entonces, Isaac ya había fundado dos importantes empresas: bocadillos Yupi y plásticos Rimax. Eso le dio a la familia la base financiera para pagar la costosa educación de Jaime en Estados Unidos.
Durante su paso por Harvard, Forbes registró que Jaime conoció al multimillonario George Soros, quien años después sería una ficha clave cuando él concretó la compra del Banco de Colombia.
Su paso por Estados Unidos terminaría en 1987 cuando el joven banquero regresó al país para trabajar junto a su padre. Al volver, logró catapultar las empresas de la familia e indujo a su Isaac para ingresar en el negocio bancario.
En 1990, los Gilinski, impulsados por Jaime, adquirieron los activos colombianos del BCCI (Banco de Crédito y Comercio Internacional) tras su colapso global. Reseña la Silla Vacia que fue una entidad que “estaba en quiebra y en líos judiciales después de haber reconocido públicamente que lavaba dinero del narcotráfico colombiano”.
Rebautizado como Banco Andino, lo que antes se conoció como BCCI logró ser una de las entidades financieras más eficientes del país. “El banquero reestructuró el banco en problemas e incorporó una gerencia profesional para detener una corrida de activos”, reseña Forbes. En menos de tres años, el grupo empresarial cuadruplicó los activos del banco, y, un año después, lo vendieron por más de US$70 millones.
Con 37 años, el joven banquero se perfiló como uno de los empresarios más prolíficos de su época. De hecho, fue precisamente en 1994 cuando Jaime demostró sus ávidas técnicas de negociación y adquirió el Banco de Colombia por un monto de US$375 millones de esa época. El joven Gilinski obtuvo el apoyo de aproximadamente 100 inversionistas internacionales, incluido su amigo Soros, quien se dice que aportó US$50 millones.
Ese fue quizás uno de los grandes negocios de los 90’s, pues Gilinski obtuvo préstamos puente de Barclays e ING, respaldados por acciones del banco.
Un viejo conocido
Su primer contacto con lo que para entonces se conocía como el Sindicato Antioqueño fue en 1997. Con el Banco de Colombia en su propiedad, los Gilinski vendieron el 51% de su participación al Banco Industrial Colombiano (BIC), de Antioquia. Los medios de comunicación lo registraron como ‘el negocio del Siglo’, pese a que trajo años después una pelea que se extendería por más de una década.
Todo se debe a una demanda que interpuso Jaime Gilinski en 1999, cuando argumentó que el GEA solo puso US$8 millones de los US$415 millones del negocio. En su momento, se advirtió que el pago nunca se realizó con el dinero de un préstamo, sino que se le cargó a los accionistas de la entidad.

Pero el GEA no cedió ante los Gilinski y la guerra entre estos pesos pesados se extendió por más de 11 años, con tribunales en Colombia y Estados Unidos.
En medio de esta disputa, que iba y venía con pesos pesados del derecho, la familia Gilinski se mantuvo en silencio y Jaime se consolidó en el trono del grupo mientras sus hijos se formaban en Estados Unidos. Tras un par de años en silencio, en 2003 el empresario compró el Banco Sudameris de Intesa Sanpaolo, una de las entidades más grandes de Italia. Ahí lo fusionaron con Servibanca y sumaron al Banco Tequendama del Banco del Crédito de Perú. De esta manera, aumentaron notablemente su riqueza, consolidando finalmente el Banco GNB Sudameris.
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A pesar de la crisis financiera del 2008, el clan Gilinski supo sortear los obstáculos y salir avante con su conglomerado. De ahí a que en 2010 compró la comisionista de bolsa Suma Valores y en 2014 aumentó sus activos con la compra de los negocios de HSBC en Colombia, Perú, Paraguay y Uruguay.
En 2013, Jaime Gilinski entró a la lista de multimillonarios de Forbes. Su debut se hizo tras registrar una fortuna de US$2.400 millones. Ese año fue catalogado como la estrella bancaria de Colombia.
“Hay un momento en la vida en el que tienes que asumir todo el riesgo, simplemente poner todas las cartas sobre la mesa”, dijo Gilinski hace unos años.
Con esta suma de activos bancarios, Jaime se apalancó de los conocimientos de su hijo Gabriel para seguir aumentando su fortuna. En 2015, de hecho, compraron por US$100 millones varios hoteles en el país, así como ingresaron al mundo de los bienes raíces.
La familia Gilinski es parte de un ambicioso proyecto de desarrollo en Panamá, donde se asoció con los multimillonarios Ian y Richard Livingstone del Reino Unido. Estos dos hermanos son son dueños de propiedades en todo Londres, incluidas tiendas de alta gama, hoteles ostentosos y apartamentos de lujo. Su firma London & Regional, posee más de 45 ubicaciones de Holiday Inn Express en Europa y opera hoteles en Los Ángeles, Las Vegas y Miami.
Junto a Jaime y Gabriel Gilinski, los Livingstone ganaron los derechos para desarrollar un lote de 2,750 acres que antes era una Base de la Fuerza Aérea de EE. UU. Con la promesa de invertir US$705 millones, superaron la oferta de otros 16 concursantes y aseguraron la tierra durante los próximos 40 años.

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A todo el conglomerado que han logrado constituir, con una serie de fusiones y adquisiciones estratégicas, se suma su división de medios de comunicación. En 2019, por ejemplo, Gabriel lideró la compra de Publicaciones Semana, un negocio que les dio la puerta de entrada en esta industria.
El portafolio
Con los millonarios negocios que han concretado en los últimos años, la fortuna de Gilinski ha pasado de US$2.600 millones en 2013 a US$3.800 en 2021. Más de US$1.200 millones más en solo ocho años, por lo que Forbes lo ubica entre los cinco colombianos más ricos del mundo.
Su holding financiero es Banco GNB Sudameris, una matriz que conforman las firmas Servivalores (comisionista de bolsa), Servitrust (fiduciaria), Servibanca (red de cajeros electrónicos) y las filiales Banco GNB Perú y Banco GNB Paraguay.
En este momento, Gabriel asume la presidencia del Grupo y apuntan a seguir creciendo en el negocio financiero ahora con LuloBank. Se trata de un neobanco al que le apuesta los Gilinski, y el cual estaría al mando Benjamín, otro de los hijos de Jaime y quien está detrás de toda la estrategia.
La entidad, 100% digital, ya está en fase beta en Colombia. De hecho, hace unos meses, anunciaron que tendrán cuentas de ahorro y créditos digitales, con los que buscan continuar democratizando el acceso al sistema financiero en el país.
Todo esto se daría luego de que a principios del año pasado el Grupo BBVA vendiera el 100 % del capital social de BBVA Paraguay al Banco GNB Paraguay, filial del Grupo Financiero Gilinski.
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