El derrame de petróleo amenaza ecosistemas frágiles, la pesca artesanal, el turismo de playas, la salud pública e, incluso, la calificación de deuda del Perú, según fuentes consultadas por Forbes.

Lima, la capital de Perú, está viviendo en este momento el “peor desastre ecológico de los últimos tiempos”. Así calificó la Cancillería peruana al derramede 6.000 barriles de petróleo en el mar del distrito de Ventanilla (al norte de la ciudad de Lima). Este hecho ocurrió el sábado pasado durante una operación de carga y descarga de combustible en la refinería La Pampilla, cuya dueña y operadora es la empresa de capitales españoles Repsol. 

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Según informó el Ministerio del Ambiente, el derrame abarcaba hasta hoy 18.000 kilómetros cuadrados en Ventanilla. Además, afectó dos reservas naturales protegidas: la Reserva Nacional del Sistema de Islas, islotes y Puntas Guaneras y la Zona Reservada de Ancón. Un primer informe oficial reveló la afectación de un total de 512 hectáreas (equivalentes a 474 canchas de fútbol profesional) de la primera, informó el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernamp). 

Se trata de mediciones de impacto iniciales que se tornan limitadas ante la falta de información precisa y oportuna, opinó Percy Grandez, especialista legal de Gobernanza Marina de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA). 

“No hay transparencia en el manejo de la información y tampoco sobre el área marina que ha sido afectada”, consideró Grandez. 

El experto exhortó a las autoridades que reporten sobre los avances en la remediación a cargo de la empresa, una labor que, a su juicio, debería efectuarse lo antes posible, considerando que debido a las corrientes marinas la mancha de petróleo podría expandirse. 

“La empresa tiene cinco días hábiles para realizar la limpieza en el medio marino y diez días hábiles, en la zona de orilla. Lo ideal hubiera sido [que fueran] días naturales porque estas son medidas de urgencia: cada día cuenta, cada hora cuenta. Pero lo que tiene que hacer la empresa es cumplir las medidas, realizar las acciones de limpieza”, exigió. Grandez se refiere a las medidas administrativas impuestas por el Organismo Estatal de Fiscalización Ambiental (OEFA) a Repsol ayer, tres días después de ocurrido el desastre ecológico. 

¿Se podrá remediar el daño ambiental sobre el área afectada? “La remediación es un proceso muy complejo. Hay que iniciar acciones inmediatas”, dijo la presidenta interina de la OEFA, Miriam Alegría, en declaraciones a la prensa. 

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Para Grandez, el impacto ambiental podría prolongarse “semanas o meses”. 

Unos 6.000 barriles de petróleo se derramaron en el mar al norte de Lima desde refinería de Repsol, informó el Minam
Ave contaminada con petróleo por el derrame en Refinería La Pampilla. Foto: EFE / Sernamp. 

Pesca artesanal y turismo en vilo

El desastre ecológico ocurre mientras el país enfrenta la tercera ola por covid-19 y en plena temporada de verano, cuando miles de personas suelen visitar las playas de Ventanilla.

Fuentes consultadas por Forbes coincidieron en señalar que después del daño ambiental de corto, mediano y largo plazo en los ecosistemas, desde el punto de vista económico, el derrame afecta directamente a la pesca artesanal, cuyas capturas abastecen a restaurantes y mercados; así como a la actividad turística local de las playas contaminadas. 

En materia de pesca, Javier Vargas, presidente de la Asociación de Restaurantes Marinos y afines del Perú (ARMAP), que agrupa a 467 socios, indicó que el derrame afectará la disponibilidad de pescados y mariscos (al contaminar las zonas de peña donde estos se reproducen), como también la preferencia de consumo. “Los pescados que se extraen de esta zona afectada salen con los olores del petróleo y en consecuencia los cocineros no [los] compramos por su olor”, dijo y reconoció que la decisión afectará los ingresos de pescadores artesanales. 

De su lado, Franco Aguilar, encargado del área de turismo de la Municipalidad de Ancón, comentó a Forbes que el derrame impedirá que unas 25.000 personas asistan a 8 playas del distrito cada fin de semana. Aguilar apuntó que el ticket promedio por persona en los balnearios es de S/50. De esa cifra, se deduce una pérdida promedio de S/ 1.250.000 (US$323.000) cada fin de semana (entre viernes y domingo). 

Además, antes del inicio de la pandemia por covid-19, unas 500 personas vinculadas a 10 asociaciones (de heladeros, sombrilleros, etc) trabajaban en la temporada de verano en las playas de Ancón, por lo que, según estimó Aguilar, 400 familias verían disminuidos sus ingresos por el derrame esta temporada.

“Las personas se estaban recuperando después de dos años por pandemia”, dijo Aguilar y comentó que antes del derrame estaban elaborando un plan de reactivación turística junto a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que deberán adecuar al cierre de playas.

“El impacto para ellos [los trabajadores de temporada de verano] sí va a ser largo, mientras que para otros negociantes podrían surgir de a poco”, sostuvo. 

Playa contaminada por derrame de Refinería La Pampilla. Foto: Andina.

Salud pública y financiera

Un tercer impacto podría darse, eventualmente, en materia de salud pública, advirtieron los economistas Carlos Adrianzén, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, y Joanna Kámiche, directora del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico.

“La pesca artesanal está acostumbrada a salir y pescar lo que encuentra. Si es de negro o de apariencia normal el pescado, es irrelevante para mucha gente que tiene ingresos de subsistencia. Parte del análisis de impacto, [debería considerar] no solo el daño al turismo o el daño productivo, sino, sobre todo, el daño a la salud pública del derrame que se da en el medio de la capital”, advirtió Adrianzén. 

En ese sentido, Kámiche subrayó la importancia de que el Estado fiscalice las capturas de pescado para consumo humano a través del Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes). “Si el agua está contaminada, probablemente los mariscos lo estén, y no estén aptos para consumo humano”, comentó, tras apuntar que el derrame hará que los pescadores pierdan sus fuentes de ingresos por varios días. 

Adrianzén llamó la atención, asimismo, sobre el impacto financiero que tendrá el derrame de petróleo de Repsol para el Perú como para la propia empresa. 

Para el Perú, el economista explicó que el derrame podría afectar su calificación de deuda. 

“Lo que ha sucedido en [Refinería] La Pampilla no es un evento aislado. Es business as usual en materia de defensa del medio ambiente en el Perú. Eso también va a tener efectos en la calificación de la deuda peruana”, dijo y subrayó que los estándares ambientales exigidos por un país son contemplados por los expertos en sus análisis de costos financieros. 

En tanto, para Repsol –que además de multas de hasta S/138 millones (US$35,5 millones), podría tener que asumir multas coercitivas por hasta S/460.000 (US$119.000) hasta que cumpla con los trabajos de remediación–, el derrame podría perjudicar su negocio en otros mercados, analiza Adriánzen. “Cualquier país sólido institucionalmente no va a aceptar a Repsol”, sentenció. 

Prioridad: remediar

Las fuentes consideran que, actualmente, el foco debería estar en la remediación ambiental del derrame. “La limpieza inmediata es fundamental para reducir el impacto económico en la pesca y el turismo”, dijo Kámiche. 

En esa línea, Grandez opina que de no acelerarse dicho proceso, el Estado debería tercerizar el servicio de remediación y transferir los costos a Refinería La Pampilla. “Es una acción urgente. Tanto el Estado como la empresa tienen que abocarse con exclusividad a reparar este desastre ambiental en el que estamos viviendo”, enfatizó. 

Según declaró hoy la presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez, “al parecer” Repsol no tendría un plan de contingencia para remediar un derrame de esta dimensión. Sin embargo, la jefa de gabinete de ministros no explicó por qué, de ser ese el caso, las entidades fiscalizadoras y reguladoras no informaron antes sobre esa situación. 

Por lo pronto, la empresa ha comunicado que el derrame se debió a mareas inusitadas y que ha desplegado más de 1.500 barreras de contención en las zonas afectada. También señaló que ha dispuesto seis lanchas con brigadas de 50 personas para recuperar hidrocarburos con desnatadores tipo skimmer y material absorbente especial. Además, dijo que más de 200 personas efectúan labores de remediación en las playas Cavero, Bahía Blanca y Santa Rosa.