La fintech Ualá arriba a Colombia con la expectativa de emular el éxito que ha alcanzado Argentina, donde el 14% de la población usa sus servicios y en México, donde han emitido más de 350.000 tarjetas débito. Su fundador y CEO Pierpaolo Barbieri detalla a Forbes cómo planean hacerlo.
Lo primero que hizo Ualá antes de encender su aplicación móvil en Colombia fue asegurarse de constituirse como compañía de financiamiento y tener un permiso de funcionamiento de la Superintendencia Financiera que le tomó dos años estructurar y tramitar como Bancar Technologies, su razón social. Es una fintech a la que le gusta tener sus propias licencias.
“Hay muchos productos fintech individuales, pero las finanzas son algo que necesitan de un ecosistema. La misma persona que necesita un crédito, necesitará inversión y un seguro”, dice su fundador y CEO Pierpaolo Barbieri en entrevista con Forbes. “La única manera de ser grande es ser parte de un ecosistema. No puedes vivir fuera de la ley si quieres ser un agente de cambio y de inclusión en una sociedad. Para poder traer competencia a sistemas donde ha habido poca innovación y competencia, hay que tener las licencias que permitan retar a los incumbentes quienes a veces usan sus licencias para hacer lobby contra la innovación”.
En Argentina, el país de donde salieron Mercado Libre, Globant, OLX y otras de las tecnológicas más importantes de Latinoamérica, Pierpaolo fundó la compañía en 2017, desarrollando un ecosistema que concede el acceso a una tarjeta de débito, pagos de servicios públicos, inversiones en un fondo común de inversión, a préstamos y a seguros.
Esto a la vez que Bis, su otra vertical que crece 50% mes a mes, facilita a negocios tener como métodos de pago un link, un lector de tarjetas mPOS -un dispositivo más pequeño y más barato que un datáfono-, códigos QR e integraciones con tiendas en línea. El resultado: el 14% de la población usa alguno de sus productos o servicios.
“No hay nadie en Latinoamérica fuera de Brasil que haya creado productos realmente ecosistémicos, una solución unificada como la que tienen los incumbentes”, anota el CEO de Ualá, que en México, a más de un año de haberse lanzado, ha emitido más de 350.000 tarjetas débito y adquirió ABC, un banco que con su licencia les permitirá ampliar su oferta. “Necesitamos métodos de pago que sean digitales, porque el efectivo te limita a lo que hay alrededor”.

En Colombia, donde proyectan una inversión de US$80 millones, están ingresando con una aplicación móvil que posibilita abrir una cuenta de depósito de bajo monto vinculada a una tarjeta débito internacional MasterCard sin cuota de manejo, hacer transferencias de dinero y hacer dos retiros mensuales en efectivo sin costo en cualquier cajero automático del país.
Lo cierto es que en Colombia ya existen múltiples productos como el de la fintech Movii, con su tarjeta débito internacional MasterCard sin cuota de manejo; la fintech Dale! de Grupo Aval, con su tarjeta débito Visa sin cuota de manejo; la fintech Rappi Pay de Rappi, con sus tarjetas débito y crédito Visa sin cuota de manejo y el de LuloBank, una fintech que tiene licencia bancaria para sus tarjetas débito y crédito sin cuota de manejo.
Todos, mediados por aplicaciones móviles, al igual que Nequi, de Grupo Bancolombia, que aunque ha llegado a 10 millones de usuarios, si cobra por su tarjeta débito. Hay otras fintech como Nu Colombia, de Nubank; Mercado Pago, de Mercado Libre y TPaga que también han ido lanzando productos y servicios nativos digitales que le apuntan a la inclusión financiera.
Pero Ualá sabe cómo escalar. Desde sus orígenes ha recibido US$544 millones en capital de riesgo con el respaldo de pesos pesados como Tencent, SoftBank y Goldman Sachs. En su inyección de capital más reciente, US$350 millones en agosto del año pasado, se volvió unicornio -como se llama a las nuevas compañías privadas valuadas en más de US$1.000 millones- con una valoración de US$2.450 millones.
Más de 1.100 personas de 15 nacionalidades hacen parte del equipo de Ualá en seis países. En Colombia ya tienen 40 personas y dicen que permanentemente irán abriendo nuevas vacantes.
“Rompimos muchos paradigmas”, afirma Barbieri, de 34 años, quien es un historiador económico graduado de Harvard que religiosamente sale a correr todas las mañanas. “Creamos una empresa financiera donde tenemos un historiador que puede ser CEO, actores que diseñan la experiencia de usuario, diseñadores que vienen de diseñar videojuegos a trabajar en finanzas. Creamos un equipo que comparte la visión de traer servicios financieros al siglo XXI, pensamos crear una institución horizontal donde no importa la jerarquía de las personas, siempre ganan las mejores ideas”.
Por ahora Ualá descarta involucrarse en criptomonedas al no ver marcos regulatorios claros en América Latina. Para su CEO es “esencial” que los reguladores lleguen a un acuerdo diciendo qué se puede hacer y qué no, para que se pueda abrir paso a un mundo en el que “hay excelentes mentes y un montón de talento para hacer las finanzas más abiertas y democráticas”.
Barbieri está convencido de que América Latina está cambiando su matriz productiva para que lo digital tome mucha más fuerza. “Eso es muy prometedor”, reitera. “El futuro de América Latina es crear servicios digitales y exportarlos al mundo”.
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