Gigantes de Europa, Asia y Norteamérica han llegado a Colombia para financiar el desarrollo de videojuegos. El talento nacional acapara la atención del mundo y las condiciones están dadas para convertirse en una fábrica mundial en este negocio. ¿Qué oportunidades hay?

En julio de 2018, Marco Sanabria tuvo su primera prueba de fuego en el mundo de los videojuegos. Habían pasado menos de 17 meses desde que entró a estudiar para tecnólogo en animación 3D en el Sena, y ahora se medía a un primer filtro entre un puñado de candidatos ansiosos por entrar a trabajar. “Fue bastante retador porque tenía aspectos muy específicos de flujo de trabajo que no habíamos visto”, recuerda. “Tuvimos que investigar bastante junto con un compañero, aprendimos muchísimo y al final logramos llegar a la entrevista”.

A sus 23 años, Marco hace parte de un equipo de 36 colaboradores que se dedican al desarrollo de videojuegos en Colombia. No tiene un título profesional, pero obtuvo una oportunidad para engancharse en una industria que al año mueve por lo menos US$180.300 millones en el mundo, según la consultora Newzoo. Empezó como practicante, luego pasó a ser artista 3D junior y ahora ejerce funciones de producción.

“Ha sido un proceso de crecimiento orgánico, en el que vieron ciertas cualidades en mí y me empezaron a dar cada vez más responsabilidades”, dice a Forbes este joven, que desde hace cuatro años está tras el telón de Efecto Studios, una empresa colombiana que construye, conceptualiza, modela y anima juegos para consolas y computadores en el mundo.

Marco trabaja de forma remota en Bogotá, así como las decenas de jóvenes que se han integrado a este negocio en los últimos años. Acá, según dicen, no se discrimina por los títulos, la carrera ni los años de experiencia. De hecho, solo se premian las ganas, el talento, el portafolio y la autodisciplina para seguir aprendiendo.

Así lo explica Eivar Rojas, CEO y cofundador de Efecto Studios, quien destaca que casi el 30% de la plantilla de la empresa trabaja en Cali, Pereira, Ibagué, Medellín, Manizales y Bucaramanga. “Muy bueno lo de hacer una maestría, pero déjeme decirle que esa plata probablemente la perdió si quiere entrar a esta industria. En este negocio solo se valoran cuáles son las capacidades técnicas y si lo que tiene está alineado a lo que se busca”.

Foto Efecto Studios, uno de los estudios de videojuegos más importantes del país.

La integración de tecnólogos como Marco, ingenieros, programadores, artistas y desarrolladores locales se ha convertido en una piscina de talentos para una industria que demanda mucha mano de obra a nivel global para satisfacer el creciente ecosistema. Solo basta con ver las cifras para darse cuenta que, aunque en 2020 la pandemia frenó gran parte de las actividades productivas, todo parece indicar que uno de los pocos sectores que ganó la partida fue el de los videojuegos.

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Cifras de la consultora Newzoo, que analiza la información de este mercado, destacan que las ventas sumaron US$144.000 millones en 2019. En contraste, 2021 reportó un crecimiento de doble dígito frente al escenario prepandemia. Asimismo, las cuarentenas, el estar en casa y los cambios laborales provocaron que hoy se registren poco más de 3.000 millones de ‘gamers’ en el mundo, siendo Asia, África y Europa los continentes con la mayor cuota de mercado.

Del total del negocio, poco más del 52% de los ingresos vienen de los juegos para smartphones y dispositivos móviles, el 28% para consolas y el 22% para computadores. Este espectro les ha abierto la puerta a desarrolladores de todo tipo y ha permitido que gigantes como Tencent, Sony Interactive Entertainment, Activision Blizzard, Electronic Arts, Ubisoft, Konami y Atari, entre otros, se vean seducidos para desarrollar proyectos globales con industria y talento ‘made in Colombia’.

A la conquista del mundo

Poco más de 50 empresas colombianas hacen parte del selecto club que atiende a los millones de jugadores que se conectan a diario para entretenerse a través de su teléfono o consola. De acuerdo con un estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se estima que en América Latina existen 397 millones de jugadores activos, siendo el 80% de ellos de México, Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela.

Ya sea desde un dispositivo en Tokio, en Malasia o en Nueva York, parte del consumo internacional tiene un componente colombiano o algún desarrollo local. Para llegar a este punto, en los últimos 20 años se han ido consolidando pequeñas, medianas y grandes empresas que se dedican al codesarrollo de proyectos, así como a la actividad neta de propiedad intelectual.

Quizás uno de los más sonados en el sector ha sido Brainz, una empresa fundada por dos colombianos en 2010, que en 2018 fue adquirida por Jam City, un referente a nivel mundial en el desarrollo de juegos móviles de marcas icónicas como Harry Potter, Family Guy, Marvel’s The Avengers y Futurama. Antes del cierre del negocio, Brainz lanzó cuatro videojuegos para dispositivos móviles, alcanzando más de cinco millones de descargas en 160 países del mundo.

Oficinas de Teravision Games en Bogotá.

Pero esta es tan solo una de las tantas historias que hay detrás de este sector. Oriundo del Valle del Cauca, Eivar es uno de los pioneros en este negocio, con más de 20 años de experiencia en la industria. Antes de fundar Efecto Studios en 2012, trabajó en su primera empresa, Immersion Games, con la que alcanzó éxitos de talla mundial.

“Tuve la oportunidad de montar el primer estudio de videojuegos hace 21 años. Lo arranqué justo antes de terminar la universidad. Era para hacer juegos en consolas de distribución global y, en una primera fase, codesarrollamos con otras empresas en Estados Unidos”, cuenta a través de una videollamada. “Tuvimos la oportunidad de trabajar con Unisoft y Konami. Todos esos proyectos nos colocaron en el radar mundial”.

Por malos manejos administrativos y contables, la primera empresa de Eivar quebró. Sin embargo, muy rápidamente logró levantar cabeza y fundar su nuevo proyecto. En estos casi 10 años, Efecto Studios ha logrado éxitos que los han llevado a otro nivel como Decoherence, Atlas, Dark Lite y Chavo Kart, entre otros. Este éxito también lo ha compartido con Teravision Games, una compañía que nació hace más de 14 años con el objetivo de sentar las bases para mostrar el vasto talento que hay en Colombia.

“Después de haber participado en el desarrollo de un simulador de carrera de caballos en línea, a finales del año 2005, nos enamoramos de la idea de convertir nuestras horas de trabajo en personajes que se movieran en una pantalla al son de nuestro código”, comenta a Forbes Luis Daniel Zambrano, CCO de Teravision Games.

“Nuestra experiencia en aquel momento era muy limitada, lo que hacía difícil que alguien nos otorgara un proyecto. Entonces, decidimos concentrarnos en desarrollar pequeños juegos propios que nos sirvieran de portafolio para demostrar nuestra capacidad de ejecución”, añade.

Basado en Caracas, Venezuela, Zambrano cofundó el estudio junto al empresario Enrique Fuentes. No obstante, trasladaron sus operaciones a Bogotá en 2010, y desde entonces han desarrollado videojuegos para consolas ‘next gen’ (PS5 y Xbox Series) trabajando con compañías como Namco, Atari, Nickelodeon y Wildbrain, entre otros.

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De acuerdo con Zambrano, esa movida estratégica les permitió insertarse “en un ecosistema donde ya existía, aunque pequeña, una industria local de desarrollo de videojuegos”. Hoy Teravision suma más de 60 empleados y tiene acuerdos comerciales con gigantes en Estados Unidos y Europa.

Parte de todo el éxito local se debe a que las firmas trabajan con publishers en el extranjero, lo que les permite movilizar millones de dólares para el desarrollo de nuevos productos. Jaime Castilla, CEO de On3d, explica que son precisamente estas empresas las que ponen la plata, consolidan la idea y comercializan el videojuego. Los estudios, entonces, son los encargados de la producción y el desarrollo gráfico, así como el soporte y lo que se mueve detrás de cada proyecto.

Aunque en este momento no hay cifras consolidadas sobre cuánto es la facturación total del negocio en América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo estima que se alcanzan ventas por US$5.000 millones al año en la región, siendo Colombia el cuarto mercado más grande por debajo de México (US$1.600 millones), Brasil (US$1.500 millones) y Argentina (US$486 millones).

Potencia exportadora

Cifras de ProColombia muestran que Estados Unidos, Reino Unido, China y Canadá son los países que más demandan videojuegos producidos en Colombia. Según su consolidado, el país alcanzó exportaciones por más de US$1.600 millones solo en 2020, de los cuales buena parte de dicha producción se logró desde Bogotá, Bucaramanga y Medellín.

Flavia Santoro, presidenta de la agencia estatal, detalla a Forbes que “las exportaciones de servicios basados en el conocimiento han contribuido en ese camino que se está transitando de la reactivación al crecimiento. Allí, uno de los sectores que hemos priorizado es el de videojuegos por su potencial para contribuir positivamente en ese aumento de las ventas internacionales, gracias a la creatividad y al talento con el que cuentan las empresas de Colombia”.

El sector de videojuegos integra en Colombia la megaindustria de economía naranja, que al año puede mover poco más de $30 billones. Al ser un campo estratégico y de alto potencial, uno de los ejes de trabajo que se ha venido impulsado desde el gobierno, las empresas y los gremios del sector es la promoción internacional en eventos de talla mundial.

Esta estrategia ya ha dado algunos resultados, pues hace unos meses se anunció que el sello colombiano de la empresa R-Next estaría en Japón, Corea del Sur y China. Con sus juegos Aniquilation y Cell Scientists, la empresa concretó oportunidades de negocio con reconocidos publishers en el Tokyo Game Show, lo que le significó la puerta de entrada para conquistar al público asiático.

Se prevé que el negocio de videojuegos moverá US$128.000 millones al 2024, según Newzoo.

El paso de esta firma local abrió una ventana de oportunidades para que las empresas colombianas sigan conquistando la élite global, con millonarios contratos ejecutados por talento netamente local. Aunque se desconoce la cifra sobre cuánto han invertido las multinacionales en productos locales, se sabe que el mercado colombiano podría crecer a tasas superiores al 20% ante la consolidación de este tipo de empresas en el mundo.

Para 2024, se prevé que el negocio venderá US$218.000 millones, según Newzoo. En este contexto, la hoja de ruta marca un camino fértil por donde transitar, con una industria colombiana cada vez más preparada y un ejército de jóvenes que, aún sin un extenso curriculum, ponen muy alta la vara del talento colombiano. El juego apenas comienza.

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