Con un tercer miembro en la junta de Sura, los Gilinski habrán dado un paso más en su afán por controlar al GEA. Así es la historia.

El próximo lunes podría darse el desenlace de uno de los negocios del siglo en Colombia. Ese día, la junta directiva del Grupo Sura, decidirá un cambio en su conformación que podría significar en el mediano plazo el desenroque del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA).

Esta estructura accionaria (Grupo Argos es dueño de Nutresa que es dueño de Sura que es dueño de Argos, etc) se ha mantenido vigente durante más de 40 años y era el candado que protegía la estructura de propiedad del principal conglomerado industrial, financiero y de servicios de Colombia.

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La situación es simple: cuando se concrete la entrada a la Junta de Sura del tercer miembro en representación de los Gilinski, muchas decisiones de fondo van a implicar que otros dos miembros de la Junta deban declararse impedidos: Jorge Mario Velásquez y Carlos Ignacio Gallego, pues son parte de la administración de las otras compañías del GEA: Grupo Argos y Grupo Nutresa.

Ya hay un antecedente: Jorge Mario Velásquez y Carlos Ignacio Gallego, miembros de la junta de Grupo Argos, tuvieron que declararse impedidos a la hora de decidir sobre la venta de las participaciones accionarias en Grupo Nutresa. Ese sería el mismo caso, si se presentara una situación similar ahora en la junta de Sura.

Así las cosas, los Gilinski quedarían con capacidad de decisión pues tendrán tres de cinco miembros en la junta capaz de decidir temas sensibles.

¿En qué casos se podría presentar esta situación? Solo un ejemplo: si a la Junta de Sura llega alguna propuesta sobre la conformación de la Junta de Argos o sobre la venta de las acciones de Argos a un socio estratégico, esas decisiones podrían generar un conflicto de intereses, lo que llevaría a que solo quedaran habilitados para votar cinco miembros. El listado de temas sensibles es grande.

¿Cómo se llegó a esta situación? Esto le costó a los Gilinski otros $635.000 millones que fue el precio que pagaron por un paquete de acciones cercano al 3% que estaba en manos de fondos internacionales. Estos fondos, como BlackRock, toman decisiones no en función de la coyuntura de los mercados sino en el análisis de largo plazo.

Esas decisiones llevan a reconfigurar sus portafolios periódicamente. En la más reciente reconfiguración, debían salir de un paquete de activos colombianos, entre los que estaban acciones de Sura.

Ahí los Gilinski apostaron fuerte y se hicieron a un porcentaje que los dejó con el 37,86% de la propiedad de Sura; esto desencadenó la convocatoria a asamblea y el inminente nombramiento de un tercer miembro de junta que los represente.

Esto abre un enorme abanico de posibilidades para los Gilinski que pueden llevar muchas decisiones a la nueva junta en la que tendrán mayoría para los casos en los que haya conflicto de intereses por parte de los administradores del GEA.

Eso es lo que se va a resolver la próxima semana. Entonces, veremos con qué propuestas llegarán los nuevos socios y qué desarrollo tendrán y sabremos si llegó el desenroque del Grupo Empresarial Antioqueño.