La esencia nacional encuentra un punto de expresión en una propuesta de coctelería que exalta los sentidos a través de ingredientes colombianos.
Había pasado apenas una semana de haber llegado a Colombia cuando Erin Elizabeth Rose descubrió los destilados de frutas tropicales que se elaboran en el país. De inmediato, su paladar experto supo que un trago sorprendente se podría elaborar con ellos.
Así fue uno de sus primeros encuentros con la enorme diversidad de bebidas, frutas e ingredientes puros que, al paso de los años, ha ido incorporando en la propuesta de mixología sostenible de los bares que forman parte de Grupo Takami.
Aunque reconoce que este término no le gusta mucho porque, desde su visión, eso se reduce únicamente a lo que se pone en el vaso. “Y el tema va mucho más allá, como utilizar ingredientes locales, minimizar residuos, revisar cómo estamos manejando el tema de los empaques y el reciclaje de materiales. Todo eso también es sostenibilidad ambiental. Pero, incluso, abarca la calidad de vida de los trabajadores”, afirma.
Eso la ha llevado a buscar de forma incansable la armonía perfecta entre el tema ambiental y satisfacer a los clientes. Ella sabe que la gente también disfruta y quiere una ginebra de Inglaterra o un whisky escocés. Lo cual no es tan bueno en términos de huella de carbono, pero sí para inspirar grandes experiencias matizadas por una velada inolvidable.
“La parte que más me emociona es trabajar con ingredientes y destilados locales. Creo que fue así como entré a involucrarme en el tema de la sostenibilidad”, recuerda Rose, directora de bares en Grupo Takami.
Desde la visión que le brinda el hecho de llevar seis años en el país reconoce que Colombia tiene una gran diversidad y belleza de productos, aunque muchos de ellos no han recibido el reconocimiento que deben tener. Algo que no deja de causarle cierto asombro, puesto que (reconoce) muchas de las propuestas de la coctelería clásica encuentran su origen en los ingredientes de América como la Margarita, el Mojito o el Old Fashioned. A decir de ella, es imperativo que estos productos sean valorados en su propia tierra.
Con esencia Andina
Por esta razón, entre sus retos más grandes destaca la oportunidad de crear una cultura de la coctelería colombiana que esté basada en los sabores que únicamente se encuentran en el país. Erin sigue sorprendiéndose cuando alguien abre un bar en Europa y no se cuestiona el hecho de incorporar en su propuesta ingredientes como el agave, el cual está de moda a nivel internacional. Sin embargo, si ese concepto se inaugurase en alguna capital latinoamericana, la historia sería distinta.
Desde su perspectiva, el hecho de dar paso a una mixología con sello colombiano no implica solamente inventar nuevas recetas o, únicamente, utilizar sabores que se conocen en el país. “Por ejemplo, en el restaurante que se abrió a finales de 2021 queremos idear una coctelería que combina la tradición mexicana con los destilados de aquí”. Y agrega: “Al final, si trabajas con miel, limones o peras del país, eso también es coctelería colombiana, no necesariamente tenemos que restringirlo a que lleve viche.”
Debido a que las plantas medicinales juegan como un elemento muy significativo en la coctelería clásica, ella ve una oportunidad importante para que las cortezas amazónicas puedan usarse como una especie similar de infusión. “Siento que deben ser explotadas como alternativa para este tipo de licores”, propone.
En el caso de Grupo Takami continúan impulsando los grandes tragos clásicos; sin embargo, también buscan tener una carta más amplia de cocteles de autor, en donde se encuentre la mezcla perfecta que remita de inmediato a los sabores nacionales. Por ello, siempre ha pugnado por construir una propuesta relevante en barra con destilados de calidad e ingredientes locales que fortalezcan una constante evolución en cada mezcla.