Con una innovadora visión, el Museo Larco busca fortalecerse dentro y fuera de Perú como un lazo que extienda su alcance hasta las culturas que habitaron ese país en tiempos inmemoriales.

La puerta de entrada al antiguo Perú se encuentra en Lima. No se trata de ningún inquietante pasadizo secreto, sino de un museo que entre sus paredes resguarda los misterios más profundos de una cultura civilizatoria que comenzó 5,000 años antes de los Incas.

Eso lo tiene claro Ulla Holmquist, directora del Museo Larco. Sentada en una pequeña mesa en el restaurante del recinto, ella disfruta de un café mientras conversa con Forbes Life cuando la tarde peruana apenas comienza a caer.

“Hemos trabajado consistentemente con el objetivo de construir una experiencia cultural que va más allá de los parámetros clásicos de visitar la colección en un museo”, afirma entusiasmada la también exministra de cultura de Perú.
Su objetivo final es que las personas incluyan a los museos, junto al cine y teatro, entre las experiencias propias del fin de semana.

Para ello, a través de las distintas salas, el incólume espacio fortalece la visión de un desarrollo civilizatorio milenario de forma sencilla.

En palabras de Ulla, la idea no es confundir y abrumar al público con la arqueología. Más bien, a partir de una narrativa amigable, alentarlo a querer saber más y visitar otros lugares del país. “Es decir, el antiguo Perú no se agota en el museo, aquí empieza”, afirma con convicción.

Para extender fuera de los confines de Lima esta experiencia, desde hace varios años el Museo Larco emprendió una tarea incansable para conseguir digitalizar los 45 mil objetos que conforman su extensa colección. Asimismo, está decidido a deshacerse de la parte solemne y despertar la curiosidad a escala regional y global por conocer más de una historia que se escribió hace miles de años bajo la imponente presencia de los Andes.

Con ánimo de trascender

Larco colaboró, recientemente, con cinco prestigiados museos de América: el del Oro de Bogotá, Antropología en México, Historia de Canadá, Arte Precolombino en Chile y de Etnografía y Folklore de Bolivia, para desarrollar un proyecto de cocreación curatorial, el cual es proyectado por medio de miniseries con distintos temas, los cuales se abordan desde un punto de vista intercultural.

Los videos se produjeron en español, inglés y francés, así como en las tres principales lenguas originarias de Perú. “Y queremos que se traduzcan a otras lenguas originarias de cada país”, comenta Holmquist, animada por todo el aprendizaje que esta aventura les ha dejado.

La travesía se ha extendido a nuevos terrenos. El museo está involucrado en la exposición inmersiva internacional “Machu Picchu y los Imperios Dorados del Perú”. Tras inaugurarse en Boca Ratón, Estados Unidos, esta muestra viajó a París, Francia, en donde extenderá su ciclo de exhibición hasta septiembre, y después se trasladará a Milán, Italia.

En su concepción y desarrollo participó la firma World Heritage Exhibitions, pues se trataba de proyectar a las culturas precolombinas del país como un gran atractivo para ser conocido en todo el mundo.

Con esta firme idea se utilizaron recursos como Realidad Aumentada, drones que sobrevolaron y mapearon la ciudad sagrada desde las alturas y todos los que pudieran servir para contar mejor esta historia sagrada.

La idea final de este monumental proyecto –sostiene Holmquist– es la misma del Museo Larco: si quieres ir a Machu Picchu esta es la síntesis de una civilización. Vivirla, es sumergirse en una exposición temporal que permite arriesgar más en la escenografía, en cuanto al color y la propuesta tecnológica.

Esta innovadora labor “ha funcionado maravillosamente”, afirma la directora poco antes de levantarnos de la mesa en donde hemos estado sentados por un largo rato, para viajar con la mente a través de testimonios tangibles de antiguas civilizaciones y sus cautivantes misterios.