Criado en una familia de clase media alta de El Salvador, Roberto Kriete ha construido una carrera de casi 53 años en la industria aérea latinoamericana. Empezó a los 17 años como piloto y ahora busca poner a volar al Grupo Abra, un gigante aéreo regional que agrupa a Avianca, Viva y GOL. Forbes Colombia habla en exclusiva con el empresario.
En la tercera semana de mayo de 2019, Roberto Kriete entregó a la opinión pública un anuncio que cambió el itinerario de Avianca. United Airlines acaba de ejercer sus derechos contractuales tras un incumplimiento de crédito de Germán Efromovich, lo que abrió la posibilidad para que Kingsland, de la familia Kriete, ejerciera un nuevo control sobre la aerolínea.
“Mi función es impulsar un equipo y una junta directiva muy capaz, que tenga las habilidades necesarias para liderar realmente la transformación”, decía el empresario, para entonces de 66 años, al confirmar el cambio de mando de la aerolínea más grande de Colombia. “Tenemos muchas oportunidades a futuro y trabajando juntos estaremos a la altura de este desafío”.
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Con la salida de Efromovich de la administración, Kriete oficialmente tomaba las riendas de una organización a la que le había apostado desde ya hacía un tiempo. Habían pasado justo 10 años desde cuando decidió fusionar su aerolínea TACA, con Avianca, por lo que estaba listo para darle un nuevo rumbo a la empresa, que aún se venía recuperado del paro de pilotos de septiembre del 2017.
Pero Kriete de seguro no se esperaba lo que venía. Nueve meses después el mundo se enfrentó a una pandemia, que puso a temblar la economía mundial, en especial la industria aérea. Avianca no fue ajena a esa realidad y se sumió en un difícil momento que se extendió hasta cuando pudo emerger del Capitulo 11, buscando una nueva estrategia de negocios y empezando una reestructuración financiera y operativa para volver a sus años gloriosos.
La aerolínea dejó de cotizar en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), constituyó un nuevo holding en Reino Unido y anunció que a partir de ese momento combinaría su experiencia de 100 años con el mundo low-cost. Un plan estratégico que dirigió Kriete, como presidente de la junta directiva, y que lo llevó ahora —varios meses después— a confirmar una nueva movida: la creación de un gigante aéreo que prevé agrupar, bajo un mismo holding empresarial, a Avianca y Gol, y tener el 100% de los derechos económicos de Viva sin controlarla.
“Abra nace con la visión común de crear un grupo de transporte aéreo líder en América Latina, bajo una estructura de holding empresarial, capaz de enfrentar los desafíos del siglo XXI”, dice Kriete, ahora de 69 años, al responder una entrevista exclusiva a Forbes Colombia. “En cuanto sean anunciadas las aprobaciones regulatorias requeridas y las condiciones de cierre, el Grupo sería el ancla de una red de aerolíneas latinoamericanas que buscarían tener uno de los costos más bajos en sus respectivos mercados”.

Fiel a su versatilidad en los negocios y a la capacidad de encontrar oportunidades en tiempos de crisis, Kriete es el cerebro de un grupo que prevé irrumpir el mercado aéreo internacional. El empresario centroamericano, que ya pisa fuerte en Colombia, asegura que se trata de un holding que “controlaría a Avianca y a GOL, tendría el 100% de los derechos económicos de Viva en Colombia y Perú y contaría con un crédito convertible en una inversión representativa de un interés minoritario en la aerolínea Sky Airlines de Chile”.
En ese ambicioso plan, que se podría materializar próximamente, asegura que ya tienen conformado un equipo directivo de lujo: Constantino de Oliveira Júnior, antes presidente de la aerolínea GOL, será CEO del Grupo; Adrian Neuhauser, CEO de Avianca, y Richard Lark, actual CFO de GOL, serán co-presidentes; y Kriete, por su parte, asumirá la presidencia de la junta directiva.
“Las aerolíneas conservarán sus marcas, talento, equipos y cultura de manera independiente”, sostiene Kriete, al advertir que no se trata de una integración de marcas, sino de un grupo de aerolíneas que trabajarán bajo una misma sombrilla. “Aquí hay un punto muy relevante en términos de conectividad y es que, Avianca y GOL tienen una superposición mínima de rutas, e incluso GOL no opera en Colombia. Eso significa que su red podría ser una de las más amplias y complementarias, en beneficio de los viajeros”.
Aunque en los jugadores del sector hay voces a favor y contra de dicha movida, el empresario detalla que las experiencias del mundo muestran que se pueden sumar esfuerzos y generar sinergias para potenciar la oferta de cara al cliente. En esta industria, por ejemplo, existen conglomerados como el de “IAG (International Consolidated Airlines Group), una holding compuesta por varias aerolíneas europeas, que aun cuando mantienen sus marcas y operaciones de manera independiente, se benefician de las sinergias y escalas que derivan de la conformación de una plataforma o grupo mayor”, sostiene.
“Abra nace con la visión común de crear un grupo de transporte aéreo líder en América Latina, bajo una estructura de holding empresarial, capaz de enfrentar los desafíos del siglo XXI”.
ROBERTO KRIETE.
La construcción de Abra es sin duda una de las apuestas más ambiciosas de Kriete en una carrera empresarial que va más allá de los 50 años. Su visión de crear un gigante que refuerce la oferta aérea y dinamice la competencia es parte de un ADN que le ha permitido construir un patrimonio sólido y ser uno de los hombres más importantes de El Salvador.
Piloto a los 17
Criado en una familia de clase media alta de El Salvador, el país más pequeño de Centroamérica, con un poco más de 6,4 millones de habitantes (casi los mismos que Bogotá), Kriete creció entre los negocios de su padre, Ricardo, quien se dedicaba a la agroindustria. Su pasión por el trabajo se forjó desde pequeño, pues tal y como lo confesó hace unos años, se le obligaba en todas sus vacaciones a trabajar.
“Si yo duermo un domingo después de las 8 o 9 de la mañana me levanto con una culpabilidad espantosa”, dijo en 2019 en el programa Vida y Éxito de El Salvador, en una de las pocas entrevista que ha dado a un medio de comunicación. “Crecí en una familia de aviadores, pero mi papá era agricultor y tenía unas haciendas de algodón. Íbamos volando a la hacienda y ahí fue cuando aprendí a volar, por eso toda la vida me han encantado los aviones”.
Su abuelo llegó desde San Francisco, Estados Unidos, a El Salvador, y se casó junto a Lilian Homar, una heredera de fincas cafetaleras de Usulután, una ciudad ubicada al suroeste de ese país. Tras vivir de la agroindustria, en 1961 la familia Kriete incursionó en la aviación cuando compraron el 30% de la que entonces era Transportes Aéreos de Centroamérica (TACA). Su familia poseía el 20% de la empresa y otros primos el 10%.
“En un momento dado me involucré con un gran amigo mío que era súper brillante y simpático. Mi papá me permitió contratarlo y con él entramos al negocio de TACA, que en aquel en tonces era un negocio pequeñito, tenía tres aviones y eso era todo”, dice el empresario, quien se graduó en Economía de la Universidad de Santa Clara en California en 1976 y obtuvo un MBA de Boston College en 1980. “Poco a poco fuimos creciendo, hicimos un aumento de capital, compramos el resto de las acciones, llegamos a tener el 99% de las acciones y así fue como me involucré en la aviación”.
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Aunque Kriete tuvo un paso por Estados Unidos, luego volvió a El Salvador a gerenciar los negocios de la familia. No obstante, detalla que todo comenzó antes, a sus 17 años, cuando aprendió a pilotear: “La aviación siempre me ha llamado la atención, siempre me gustaron los aviones, yo era piloto privado y hoy soy piloto de helicóptero. Vuelo helicóptero todo el tiempo actualmente, parte de mis hobbies es volar los fines de semana”, revela.
Con Kriete al mando de la empresa familiar, TACA creció en la década de los 90’ y se alió con las aerolíneas centroamericanas Aviateca, Nica y Lacsa, consolidándose como Grupo TACA. El empresario además diversificó sus negocios y consolidó su grupo a pesar del difícil momento por el que atravesó el sector en 2001, a propósito del atentado del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Confiesa que sin duda uno de los momentos más difíciles de su carrera fue el 9/11, pues inmediatamente después de los atentados les “cancelaron todas las pólizas de seguro que tenían que ver con terrorismo y guerra”. “Cuando te cancelan esas pólizas todos los bancos y todas las compañías de arrendamiento te dicen: no puedes operar el avión, y punto. Se vuelve ilegal operar un avión sin esa póliza por los contratos que tienes de arrendamiento”, sostiene.
Como anécdota el empresario recuerda que les dieron 10 días para ver cómo hacían para tener una póliza de seguro contra el terrorismo, porque “nadie nos vendía”. “Me tocó ir a hablar con el presidente de la República de El Salvador y decirle “mire presidente, en tres días voy a tener que venir a entregarle las llaves de la empresa porque ya no voy a poder operar, vamos a estar quebrados y ahí ya tendrá que ver usted qué quiere hacer con la compañía porque no vamos a tener la capacidad de operarla nosotros”.
“En un momento dado me involucré con un gran amigo mío que era súper brillante y simpático. Mi papá me permitió contratarlo y con él entramos al negocio de Taca, que en aquel entonces era un negocio pequeñito, tenía tres aviones y eso era todo”.
“Fue un momento muy difícil. La industria se achicó tremendamente. Fue un golpe casi como el de la pandemia. Tuvimos que deshacernos de muchos aviones, perdimos mucha plata, pero logramos salir adelante”, explica.
Tras salir avante con la crisis del 2001, tres años después apostó por una de las primeras aerolíneas de bajo costo en América Latina. Ávido por el sector y con expertise en fundar compañías, Kriete junto a unos socios materializó la creación de Volaris cuando a penas el mundo conocía sobre las bondades de una empresa aérea de precios bajos. Hoy Marco Baldocchi Kriete, sobrino de Roberto, y fundador de las tienda de descuento Dollarcity, es uno de los miembros de la junta directiva de la compañía.
En su camino por encontrar oportunidades, en 2009 decidió fusionar los activos de TACA con Avianca, un plan para conformar una de las compañías aéreas más grandes de la región. Así fue como Kriete se unió a Efromovich, un matrimonio que duró 10 años hasta que United Airlines activó las cláusulas contractuales para ceder el mando a Kriete y dejar a un lado Efromovich.
“Siempre me he rodeado de gente muy buena y eso me ha ayudado. He invertido mucho en apoyar al desarrollo de la gente: escucharla, promoverla, preocuparme por la familia, crear programas de becas para ellos, etc”, expresa el ejecutivo al confirmar que ahora ya no solo busca consolidar Avianca, sino el Grupo Abra. “Siempre hago mucho énfasis en la importancia de tener un equipo excelente, comprometido, inteligente, que conoce, que sabe, que trata bien a la gente, que tiene la misma filosofía de vida que uno tiene o parecida”.

Aunque sus colaboradores destacan su carisma, su solidaridad intelectual y su capacidad de trabajar en equipo, Kriete añade que desde el ámbito personal lo que más le ha ayudado es la meditación. Agrega que medita todos los días, algo que lo ha permitido “mantener cierto nivel de ecuanimidad interna y de no sofocarme cuando las cosas se vuelven difíciles, sino verlas a distancia, un poco más frías”.
Reingeniería del vuelo
Kriete no se rinde, va por más y ahora busca, tal y como lo hizo con TACA, construir un grupo aéreo líder en América Latina. Pese a que los vientos de una recesión mundial tocan todos los sectores y el alza en precios del petróleo impone desafíos en materia de operación, el empresario advierte que “la intención de crear el Grupo Abra llega en el momento indicado”.
Agrega incluso que “la conformación de grupos de este tipo es cada vez más frecuente en el mundo y creemos que si avanzamos al ritmo de la recuperación global podremos liderar los cambios que requiere la industria aérea de la región y competir en mejores condiciones a nivel mundial”. En total, las aerolíneas de Abra sumarán más de 300 aviones, en 24 países, y conectarán 150 aeropuertos.
Cifras de la IATA muestran que en total las pérdidas de la industria por pandemia ascendieron a los U$200.000 millones en el mundo. El impacto aún sigue vigente, por lo que este fenómeno prevé restarle a la industria alrededor de unos US$9.700 millones a finales de este año. Este panorama parece no preocupar al empresario, quien reafirma que “cada una de las aerolíneas del Grupo tendrá, bajo una base consolidada, una de las estructuras de costos más baja de América Latina medida por el indicador Cask (Costo por asiento disponible por kilómetro)”.
“De anunciarse las aprobaciones regulatorias requeridas y las condiciones de cierre, Abra podría atender a una población de más de 1.000 millones de personas y un PIB cercano a los US$3.000 millones”, complementa Kriete. “En este punto, vale la pena hablar de la relevancia que tienen Colombia y Brasil en América Latina”.
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Pero no todos los actores ven las bondades que argumenta el empresario. Ilva Restrepo, miembro principal de la junta directiva de Ultra Air, la aerolínea de bajo costo de William Shaw, explica que “es cierto que para los miembros del conglomerado esto traerá sinergias en negociación con proveedores, pero también traerá concentración del mercado eliminando la competencia, lo que permitirá a futuro unas tarifas más altas y posibles bloqueos a la entrada de nuevos competidores”.
Restrepo, que representa los intereses de un jugador del sector aéreo nacional, añade que “Colombia necesita un mercado de transporte aéreo legalmente competido, situación que se presenta con la entrada de nuevas aerolíneas como las de bajo costo”.

En lo que algunos llaman ‘reingeniería de mercado’, las posiciones son dividas a pesar de que de fondo el argumento se centra en querer darle una mayor oferta al cliente final, con precios competitivos.
Félix Antelo, presidente de Viva, una de las aerolíneas que conformarían el Grupo, comenta a Forbes que hoy el mercado colombiano es uno de los más competitivos del mundo. “Desde Viva vemos este escenario como una oportunidad para continuar consolidando nuestro modelo ‘Súper Bajo Costo’ no solo en Colombia, sino en toda la región. Nuestra apuesta está enfocada en fortalecer nuestras conexiones hacia el caribe y el sur del continente desde nuestro hub de Medellín a través de nuestras 43 rutas nacionales y 13 rutas internacionales”.
Cifras de Euromonitor respaldan la tesis de Kriete, quien advierte que sin duda el mercado local e internacional continúa expandiéndose, ofreciendo oportunidades para todos. De hecho, según datos de esta firma de investigación de mercado, se estima que en América Latina el nicho de las ‘low cost’ se expandirá 168% a 2026, con más de US$13.000 millones en ventas. En Colombia, por su parte, los cálculos llegan a US$629,8 millones, un 92,8% de crecimiento en cuatro años.
Si bien aerolíneas como Latam aún continúan ofreciendo un servicio ‘Legacy’, los expertos detallan que el mercado está en una constante reingeniería a propósito de la reestructuración de operaciones de cientos de empresas en el mundo. Claudia Velázquez, consultora del sector aéreo, asegura que desde el lado del consumidor es muy positivo, porque es una medida que les permite a las aerolíneas mejorar su estructura de costos”.
“En la medida que yo tenga la posibilidad de tener una asociación de aerolíneas como el Grupo Abra a nivel regional, obviamente puedo hacer sinergias. Si estaba pensando en abrir una ruta específica entre Bogotá y Santiago de Chile, por ejemplo, un acuerdo operacional me permite tener mayor competitividad, siendo más eficientes”, dice Velázquez.
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Kriete no revela inversiones del Grupo, pero sí sabe que hay una ventana de oportunidad para seguir creciendo en mercados estratégicos como Colombia o Brasil. En 2021, el país superó la meta de 30 millones de pasajeros movilizados y llegó a más de 835.000 toneladas de carga transportada, un crecimiento de 100% frente a 2019, de acuerdo con la Aeronáutica Civil. “Esto ha consolidado al país como referente regional de la reactivación y ha sido reconocido en distintos espacios de la industria”, comenta.
Por ahora no es claro cómo se podrían dar mejores tarifas o las nuevas operaciones (rutas y frecuencias) que sin duda se materializarán con el Grupo Abra. Lo que sí es cierto es que se trata de la última gran apuesta de Roberto Kriete, un empresario centroamericano que a sus casi 70 años quiere seguir revolucionando la industria aérea de todo el continente.
Filantropía y nuevos negocios
Kriete le ha entregado la vida a la aviación, pero también a la filantropía, según cuenta a Forbes. En el Salvador, por ejemplo, tiene la Fundación Gloria de Kriete, nombrada en honor a su madre, quien, como lo dice, “fue una mujer “extraordinaria”. “Tenemos programas educativos que son complementarios al bachillerato y una vez entran a un programa, les damos seguimiento hasta que terminan su carrera universitaria, les damos beca, les damos seguimiento psicológico, les damos entrenamiento para empleabilidad”, cuenta.
Hoy es dueño de la empresa de mantenimiento de aviones comerciales más grande independiente del continente americano. Sus clientes son American Airlines, Jet Blue South West, entre otros. Cuenta el empresario que hacen el mantenimiento al 100% de los aviones de Jet Blue y 90% de los aviones de Delta. De hecho, tienen más de 4.000 empleados.
“La fundación ha dado muchísimas becas para que los muchachos aprendan el oficio de mecánico de aviación. Trabajamos de la mano con Aeroman en el sentido que ellos nos ayudan a escoger a las personas, les damos el entrenamiento después del bachillerato y luego los contrata Aeroman. Tenemos varias personas que han sido becadas por la fundación. Me atrevería a decir que de 3.500 mecánicos tenemos por lo menos 300 o 400 que han pasado por el proceso de becas de la Fundación, y ahora tenemos más de 800 alumnos en la universidad becados por la Fundación, que en la actualidad solo opera en El Salvador”, concluye.
*Al cierre de la edición Avianca y Viva no habían solicitado su integración ante la Aeronáutica Civil de Colombia.