La demanda de gasolina en Colombia está disparada en un momento en el que continúa creciendo el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles. Se hace necesario elevar los precios del galón, pero la tarea no es tan fácil como parece.

Nunca antes el negocio de los combustibles había llamado tanto la atención como lo está haciendo en estos momentos. Basta con ver los debates de los últimos años para darse cuenta que la discusión tan solo se centraba en los pequeños incrementos que se hacían mes tras mes, pero sin mayores reparos sobre las implicaciones futuras que tendría una gasolina y el ACPM barato en Colombia.

Aunque en el imaginario popular se volvió costumbre ver que un galón de gasolina corriente no pudiese costar más de $10.000, por ejemplo, esto se logró gracias a un fondo que nació en 2007 y el cual se puso en funcionamiento a partir del 2009.

Se trata del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), un mecanismo que en la última década le permitió al país no ser vulnerable a la volatilidad de los precios del petróleo, de cara a mantener estable el costo de un galón de gasolina.

De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, su objetivo se dio para atenuar en el mercado colombiano el impacto de las fluctuaciones que los precios de los
combustibles tienen en los mercados internacionales. De esta manera, este Fondo evitó que el precio nacional experimentara un aumento sustancial en épocas donde se vio un incremento drástico y repentino en los precios internacionales, como ha sido el caso en el 2022.

Gasolina
El Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles se creó en 2007. Entre 2011 y 2019, el déficit acumulado ascendió a $17 billones.

En la práctica, el Estado subsidió ese mayor costo con el objetivo de que no se transfieran los altos precios internacionales. De hecho, a manera de ejemplo, si el actual FEPC no existiera, expertos y gremios han concluido que el galón de gasolina estaría entre $6.000 a $8.000 más caro del precio actual.

Pese a que en su momento los anteriores gobiernos no quisieron ponerle la lupa al tema, midiendo su eventual impacto y su costo, lo cierto es que entre 2011 y 2019 el déficit acumulado del Fondo ascendió a $17 billones. En 2020, pese al desplome de precios y al covid, se mantuvo un balance favorable de $171.000 millones.

Un problema mayor

Lo que se creía que sería un problema menor, incluso con poca incidencia fiscal, se terminó convirtiendo en una bomba de tiempo que al parecer podría poner en aprietos las arcas públicas en el corto y mediano plazo.

Hace dos semanas, el equipo de investigaciones económicas de Corficolombiana lanzó incluso la primera advertencia cuando encontró que se estaba viendo un incremento en la cuenta por cobrar del Fondo, que para este año podría cerrar con un déficit entre $25 y $31 billones este año.

“Teniendo en cuenta la acumulación de $6,3 billones durante el primer trimestre de 22 y contando con el pago por parte del Gobierno del saldo correspondiente a tercer trimestre de 2021, cuarto trimestre de 2021 y primer trimestre de 2022, el saldo al final del año se ubicaría entre $17,7 y $24,7 billones, deteriorando la generación de caja operativa de la compañía (Ecopetrol)”, decía el equipo Corficolombiana en su investigación.

En los últimos meses del gobierno de Iván Duque, el Ministerio de Hacienda presentó un plan para cubrir el déficit del Fondo, que al mes de marzo ya rondaba los $14,1 billones. En su momento, incluso, alertaron que era necesario y urgente aumentar el precio de la gasolina dada la alta inflación y los elevados precios del crudo.

Lo que parecía estar controlado, se volvió ahora uno de los problemas más críticos para el país, que está urgido por reunir alrededor de $25 billones para cumplir los planes a los que le apunta el presidente Gustavo Petro.

Ayer precisamente el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, confirmó que dicho Fondo de Estabilización viene dejando un définit estructural que y está por encima de los 3 puntos del PIB, es decir poco más de $30 billones, tal y como lo proyecto Corficolombiana.

Según el ministro, se estima que a final de este año el déficit terminaría en”37 billones y para el próximo año las proyecciones indican que será de $28 billones”.

Consumo disparado

El panorama no parece pintar bien ahora que al billonario hueco del déficit se suma un fenómeno que no se veía ni antes de pandemia: un consumo disparado. Según la Federación Nacional de Distribuidores de Combustibles (Fendipetróleo) a lo largo del primer semestre del año el comportamiento en la comercialización de combustibles denota un crecimiento significativo se se compara con 2021.

En total, según Fendipetróleo, en 2021 se vendieron más de 1.790 millones de galones, mientras a julio (es decir en tan solo seis meses) las cifras muestran más de 2.119 millones de galones, entre ACPM, gasolina corriente y gasolina extra.

“Definitivamente la razón del aumento del consumo de combustibles en el país se debe a la reactivación de las diferentes actividades económicas, académicas, turísticas, etc, producto del fin de la pandemia de covid”, comenta a Forbes Juan Carlos Vélez Uribe, presidente ejecutivo Fendipetróleo Nacional.

El déficit terminaría en $37 billones este año, según el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo.

Julio César Vera, presidente de la Fundación Xua Energy y experto en hidrocarburos, destaca que la alta demanda se debe a que básicamente Colombia “tiene precios relativamente bajos con referencia al contexto internacional”.

Eso ha generado, según argumenta Vera, “que obviamente el consumo de los colombianos sea un consumo que esté basado en esa señal de precio y no en una señal de eficiencia energética, como la debería darse si tuviéramos un precio más ajustado al precio internaciona”.

El experto destaca que se ha visto un crecimiento económico del país, por lo que así no tengamos vehículos nuevos (o no al nivel que se tenían antes), el crecimiento económico tiene una relación directa con el consumo de combustibles.

Refinería, pero precios altos

En este ambiente de alto consumo, inflación y un déficit del Fondo que no parece tener techo, se prevé que en las próximas semanas se habilite la ampliación de la Refinería de Cartagena, con la cual se aumentaría la capacidad de hasta 50.000 barriles más.

En este momento la alta demanda nacional ha obligado a que el país tenga que importar casi el 30% de la gasolina que se necesita para atender a los colombianos. La ampliación de Reficar llega en un momento clave, pero no es señal para que el país no tenga que dar el debate sobre la necesidad de elevar el costo de la gasolina a propósito del billonario hueco del fondo.

Vélez, de Fendipetróleo, dice que es urgente aumentar el precio de los combustibles, tal y como lo estableció el gobierno anterior, que propuso incrementos graduales hasta llegar a nivelarse con el precio internacional a finales del año 2023.

“Atendiendo a que el déficit del Fondo de Estabilización de los Precios del Combustible está por el orden de los$ 25 billones y los precios del combustible en Colombia aún están por debajo de los índices que, según el FEPC deberían estar, significa ello entonces que dicho déficit continuaría aumentado mes a mes, lo que podría generar un alza del precio de la gasolina y el diésel superior al planteado por el gobierno Duque”, detalla el presidente gremial.

En concreto, los analistas y expertos advierten que es urgente y necesario empezar a elevar el precio de la gasolina en Colombia, que incluso es una de los más bajos en la región, según globalpetrolprices.com. Aunque no se tiene en detalle cuánto sería el monto viable para que el déficit no siga incrementando, se ha hablado de entre $400 y $250 mensuales para gasolina y ACPM, respectivamente, hasta que se cierren los diferenciales de compensación.

Es de resaltar que aún no es claro que hará el gobierno Petro, pues si bien se necesitan aliviar futuras presiones de gasto que pueda generar el fondo, Ocampo argumentó ayer que “es importante tener en cuenta que un incremento súbito y repentino en los precios de los combustibles líquidos, impactaría de manera negativa el poder adquisitivo de los hogares y la estructura de costos del aparato productivo del país”.

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