La propuesta también incluiría a los operadores de transporte público. Lo que se busca es que el billonario hueco del fondo de estabilización de precios no se siga ampliando.
El billonario déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles continúa prendiendo las alarmas de algunos sectores políticos, incluidos los de gobierno. Los altos precios del crudo han agudizado la situación y todo parece indicar que este año el hueco ascendería a los casi $30 billones, según un estudio de Corficolombiana.
Aunque el Gobierno Nacional aún no ha querido entregar detalles sobre cuál será el plan para manejar el fondo, más allá de los incrementos naturales que se vienen, lo cierto es que se han encendido las alarmas teniendo en cuenta que el déficit esperado a final de año es superior, incluso, a la reforma de $25 billones que actualmente se tramita en el Congreso.
El ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, es consciente del reto y por eso ha señalado que se vienen “fuertes” aumentos en los precios. De hecho, Ocampo es menos optimista que los analistas, pues habla de que dicho déficit llegaría a $37 billones este año: “$6,4 billones que fueron pagados por el Gobierno, $19 billones que nos dejaron incluidos para el presupuesto del año entrante y casi $12 billones adicionales que nosotros estimamos con el déficit adicional, que se ha generado por los precios vigentes”, dijo hace unos días.
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En esta discusión han surgido propuestas sobre reformar el mecanismo, acabarlo o reestructurarlo. Hace unos días, el exvicepresidente de Colombia, Francisco Santos, aseguró que el gobierno debe ser sensato con la situación fiscal del país, por lo que debería desmontar el subsidio a la gasolina y abogar por un acuerdo nacional en dicho sentido.
“Si Gustavo Petro quiere desincentivar uso de la gasolina (agenda verde) y recoger $30 billones, más que la reforma tributaria, debería desmontar el subsidio a la gasolina”, dijo Santos. “Esos $30 billones puede usar una parte para subsidiar el costo en el transporte público y de carga”.
Santos explicó su propuesta a Forbes y aseguró que el actual subsidio a la gasolina es regresivo. Detalló que dos de cada 10 colombianos tienen un vehículo propio y son quienes reciben estas ayudas a través del fondo de estabilización de precios.
Para Santos, se debería desmontar el mecanismo y buscar otras opciones que no le sumen a la inflación. Por eso cree que el Gobierno Nacional podría apostar por un subsidio al transporte de carga y al público -durante unos años- mientras se logra esa “transición”.
“De esos $30 billones que se vayan $10 billones en ese subsidio a los camioneros. Usted no le pega la inflación y pueden entrar a la caja del gobierno”, dijo Santos a este medio.
En concreto, lo que plantea es que se acabe el fondo de estabilización y para que no se vean afectados -los directamente implicados- el gobierno subsidie a los camioneros y a los operadores del sistema de transporte público con una ayuda mensual.
Pese a que la propuesta de Santos se podría evaluar, lo cierto es que en el eventual caso que se elimine dicho mecanismo gran parte de los colombianos que tienen un automotor (ya sea camión, bus, vehículo o moto) se verían afectados. De entrada, el costo de la gasolina se duplicaría, golpeando directamente el bolsillo de los hogares.
Forbes consultó a la Federación Colombiana de Transportadores de Carga (Colfecar) sobre dicha propuesta, pero desde el gremio no entregaron detalles. Sin embargo, sí argumentaron que es necesario priorizar el ACPM sobre la gasolina cuando se trata de buscar alivios. La razón: es necesario que se priorice este combustible pues se utiliza en un servicio público esencial y para una actividad transversal a la economía.
En el eventual escenario que se acabe el fondo, varios expertos detallan que el precio de un galón de gasolina y diésel podría llegar incluso a los $20.000. Con este mecanismo, Colombia ha logrado en la última década no ser vulnerable a la volatilidad de los precios del petróleo, aún en tiempos en el que crudo ha estado por encima de los US$100 el barril.
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“Los efectos macroeconómicos de incrementar el precio del diesel indican que por cada $1.000 que incremente el precio de los combustibles, la inflación tendría un incremento del 0,65%”, detallan desde Colfecar. “Por el contrario reducir su precio en un 10% impulsaría el PIB nacional en un 0,19%.
Por ahora no es claro qué pasará con esta bomba de tiempo, pero lo cierto es que será debate nacional cualquier decisión que se tomen en este frente.