En adelante un nuevo proceso constituyente dependerá de la voluntad del Congreso chileno.

La abrumadora victoria del Rechazo en el plebiscito constitucional en Chile abre un incierto y complejo escenario de diálogo entre el Gobierno, las distintas fuerzas políticas y la sociedad civil sobre cómo debe proseguir el proceso constituyente iniciado tras el estallido social de 2019.

La única certeza es que con el resultado, Chile mantiene como marco legal la actual Constitución.

“Con el triunfo del ‘Rechazo’ seguimos con la misma Constitución y dependemos de la voluntad del Congreso para continuar o no con el proceso”, dijo la académica del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica Julieta Suárez-Cao.

Los electores chilenos rechazaron de manera abrumadora la propuesta de nueva Constitución por 61% contra 38% del Apruebo, superando todas las expectativas y hasta sondeos que daban al Rechazo como opción ganadora pero por márgenes menores.

En julio pasado, el presidente chileno Gabriel Boric estableció la hoja de ruta en caso de desaprobar la propuesta constitucional al asegurar que “tiene que haber un nuevo proceso constituyente” –afirmó– que se prolongará por un año y medio más, y en el que “va a tener que discutirse todo de nuevo desde cero”.

El domingo Boric se comprometió a reiniciar el proceso y a “construir en conjunto con el Congreso y la sociedad civil un nuevo itinerario Constituyente que nos entregue un texto que, recogiendo los aprendizajes del proceso logre interpretar a una amplia mayoría ciudadana”.

“Hay que ponerse de acuerdo en cómo puede ser este nuevo proceso electoral. Boric ya ha mostrado una apertura con eso, que no existía de ninguna manera en el comienzo”, dijo el director de la encuestadora Tresquintos, Kenneth Bunquer.

Hoy “el Gobierno puede poner un mensaje para llamar a elecciones de convencionales, pero no tengo claro que vayan a estar los votos necesarios en el Congreso para llevarlo adelante, con lo cual la incertidumbre hoy es tremenda”, apunta Suárez-Cao.

Por su parte, el presidente del Senado, Álvaro Elizalde, dijo este lunes que junto con el presidente de la Cámara, Raúl Soto, convocará esta semana a todos los partidos con representación parlamentaria, a las bancadas, a movimientos sociales y a representantes de de la sociedad civil para abrir con ellos un diálogo “que nos permita, a la brevedad posible, transmitir una certeza a Chile, el camino constitucional para cumplir con el compromiso de avanzar hacia una Constitución que sea un factor de unidad”.

Soto llamó a “dejar nuestras diferencias de lado y volver a sentarnos a una mesa a conversar en función de un interés común, que es el único que importa hoy día, y a partir de allí generar un consenso que nos permita efectivamente fijar una hoja de ruta de cambio constitucional con un nuevo órgano, con un nuevo proceso constituyente”.

¿Cómo podría avanzar un nuevo proceso constitucional?

Las semanas previas al plebiscito se pusieron encima de la mesa varias alternativas ante la posibilidad de llegar a este escenario, tal y como proyectaron las encuestas.

Hace tres semanas el Congreso aprobó una norma que facilitaría ese camino ya que reduce el quórum de 2/3 a 4/7 para poder hacer reformas a la carta magna actual.

Es por eso que en caso de mantener la idea de redactar un nuevo texto, otras opciones pasan, por ahora, por el Congreso o un Comité de Expertos.

Dentro del conjunto de partidos que ha defendido el Rechazo, que abarcan desde la extrema derecha hasta la centro-izquierda, no hay unanimidad o consenso de cómo continuar el proceso ni a través de qué mecanismo hacerlo.

La derecha del Partido Republicano, por ejemplo, no quiere una nueva Constitución y su apuesta es reformar la vigente.

La senadora demócrata cristiana Ximena Rincón, una de las líderes del Rechazo, sostuvo que debe hacerse una nueva Constitución con una nueva Convención Constitucional a partir del documento rechazado, del que se pueden “rescatar aquellos aspectos fundamentales de lo ya avanzado: el Estado social y democrático de derecho, la protección de nuestro medioambiente, la paridad, los derechos sociales, el reconocimiento a nuestros pueblos originarios y el fortalecimiento a las regiones”.

“En los próximos meses habrá un momento inicial de inestabilidad institucional ya que, si bien hay un acuerdo de que la Constitución debe cambiar, aún no está definido el mecanismo”, comentó, por su parte, el analista político y profesor de la Universidad Estatal de O’Higgins (UOH) Juan Pablo Araya.

En estas definiciones, el Congreso asumirá un nuevo protagonismo y se requerirá llegar a acuerdos. Aunque el conjunto de fuerzas de derecha tenga la mayoría, las elecciones parlamentarias de noviembre dejaron un Parlamento muy fragmentado.

Boric, golpeado

Expertos y analistas coinciden en señalar que el resultado perjudica al Presidente y a su ejecutivo. “Es un fuerte golpe para el primer año del Gobierno de Boric, quien decidió apostar su capital político por el ‘apruebo’”, dice Araya.

“Será muy complejo implementar el programa gubernamental y mantener la unidad y estabilidad en la coalición de gobierno”, añade.

Boric tuvo un rol clave en la firma del acuerdo suscrito de forma transversal por el conjunto de fuerzas políticas en noviembre de 2019 y que dio paso al proceso constituyente.

Durante la campaña insistió varias veces en la idea de que el proceso llegase a buen puerto e incluso como presidente se manifestó a favor del Apruebo.

Según Araya, el nuevo escenario precipita la necesidad de ejecutar un cambio en su gabinete porque “es necesario llegar a acuerdos amplios y hay integrantes que tienen un capital político muy desgastado”.

La ministra de Interior, Izkia Siches, es de los nombres que tiene posibilidades de salir. El nuevo gabinete tendrá el desafío de gestionar una nueva etapa del proceso.

FORBES STAFF / EFE