De no incrementarse el precio de la gasolina, Colombia seguiría ampliando el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, que podría ser de hasta $30 billones a final de año.

Después de un mes de llegar a la presidencia de la República, Gustavo Petro ha asumido uno de los debates más álgidos a los que se enfrenta el país en el corto plazo: el aumento en el precio de la gasolina.

Este fin de semana, el mandatario confirmó que este gobierno retomará la “senda de crecimiento de precios”, pues el “objeto no será más que disminuir el déficit irresponsablemente acumulado”.

El anuncio sin duda abrió un debate político y económico, pues es una discusión pendiente que ya había aplazado el Jefe de Estado. Según confirmó Petro, el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) es de $10 billones por trimestre, es decir, casi 40 billones anuales.

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Aunque de entrada Petro propuso al Congreso de la República adelantar el debate sobre la estructura de precios de los combustibles y su indexación con los precios internacionales del petróleo, lo cierto es que el único camino responsable que le queda es aumentar gradualmente los precios, bajo una fórmula en la que no se vea impactada aún más la inflación.

La razón: se necesitan medidas urgentes para frenar el billonario hueco, que sobrepasa incluso lo que se pretende recaudar con la reforma tributaria en trámite ($25 billones).

La discusión

Creado en 2007 como un mecanismo para que el país no fuese vulnerable a la volatilidad de los precios del petróleo, el FEPC se ha convertido en una herramienta que le ha permitido a Colombia gozar de una de las gasolinas más baratas de la región.

En la última década permitió controlar los aumentos exponenciales en los precios, pese a que entre 2011 y 2019 el déficit acumulado del Fondo ascendió a $17 billones, según el Ministerio de Hacienda. En 2020, por el desplome de precios y el covid, se mantuvo un balance favorable de $171.000 millones.

Lo que para entonces se creía un problema menor, incluso con poca incidencia fiscal, se terminó convirtiendo en una bomba de tiempo ante los elevados precios internacionales del petróleo. El gobierno de Iván Duque, meses antes de finalizar su gestión, confirmó que pagaría dicho déficit, pese a que advirtió que se tendrían que dar aumentos graduales a lo largo de los meses.

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De hecho, el exministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, aseguró este fin de semana que se pagaron $14,2 billones de déficit antes de salir y se dejaron $28,5 billones presupuestados, así como otras fuentes de pago”.

Lo cierto es que si bien para el gobierno anterior el problema estaba ‘controlado’, el nuevo ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, ha confirmado que este es uno de los temas más críticos a los que se enfrenta el país.

Hace unos días, Ocampo aseguró que dicho Fondo viene dejando un déficit estructural que ya está por encima de los 3 puntos del PIB, es decir poco más de $30 billones. Según el ministro, se estima que a final de este año el déficit terminaría en “37 billones y para el próximo año las proyecciones indican que será de $28 billones”.

¿Aumentos responsables?

Pese a que decretar aumentos de precio es un movida política que podría costar en el corto plazo, expertos consideran que es una decisión responsable de cara a las necesidades fiscales a las que se enfrenta el país.

Así lo expresó el exministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, quien añadió que es un anuncio que denota seriedad es responsable y anti populista. “El déficit del fondo de estabilización devora prácticamente todo lo que se espera recoger con la reforma tributaria. Es insostenible, confirmó.

Asimismo, Juan Carlos Vélez, presidente de Federación Nacional de Distribuidores de Combustibles y Energéticos (Fendipetróleo), gremio que agrupa a las estaciones de servicio del país, confirmó a Forbes que es una decisión responsable en la medida que es insostenible el déficit que acumula el fondo.

Según Vélez, dicho hueco crece a razón de $1.5 y $2 billones mensuales. “Para que el precio de la gasolina no deba ser subsidiado, este deberá estar por el orden de los $16.000 a $18.000 pesos el galón. La diferencia está en la variación del precio internacional del barril del petróleo y la TRM. Como parámetro la gasolina corriente ha estado unos 2.000 pesos por debajo de la extra que hoy está en unos $20.000”, dijo.

Vélez explicó que Colombia “debe volver más bien a la fórmula que se estableció en el 2007, mediante la cual se establecía una leve fluctuación de los precios de la gasolina corriente y el diésel, que permitía generar ahorros para cuando los precios subieran y de esta manera poder subsidiar los combustibles”.

Según Global Petrol Prices, un portal que revisa el precio del galón del combustible en una muestra de 170 países, Colombia está en el puesto 23 de las naciones que tienen el precio más barato con 2,3 dólares por galón. El país en donde el galón de gasolina es más barato en el mundo es en Venezuela, con 0,095 dólares, seguido de Libia (0,121 dólares el galón), Irán (0,194 dólares el galón).

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Es cierto que a diferencia de la región, y gracias al fondo de estabilización, Colombia hoy tiene uno de los precios más bajos en el galón de la gasolina. Por eso los expertos aseguran que es necesario que se logren aumentos graduales, en los que se tendrá que buscar la manera para no impactar aún más la inflación.

Daniel Wills, vicepresidente Técnico y de Estudios Económicos en Asofondos, detalla que elevar estos precios se hace necesario. “Los subsidios a la gasolina no necesariamente le llegan a los más necesitados, sino a los que mas consumen gasolina. Eso sin hablar de su impacto ambiental. Asumir el costo político de hacerlo habla bien del presidente Petro”.

Los gremios camioneros y taxistas no se han pronunciado sobre cuál sería el impacto en su operación. No obstante, hace una semana Colfecar le comentó a Forbes que “los efectos macroeconómicos de incrementar el precio del diesel indican que por cada $1.000 que incremente el precio de los combustibles, la inflación tendría un incremento del 0,65%”.

Por ahora el país está a la expectativa sobre de cuánto será el aumento y que eventuales impactos se verán en el precio de los insumos, la comida y los bienes.