Después de siete años de unas relaciones bilaterales rotas, el vecino país está despertando interés en empresas colombianas luego de que se anunciara la reapertura de la frontera. Forbes revela algunas de las pistas que llevarían a que las relaciones comerciales con ese país pasen de los US$220 millones en 2020 a US$4.000 millones en 2026.
Por: María Camila González Olarte y José Caparroso
Cuando la frontera entre Venezuela y Colombia se cerró por primera vez en agosto de 2015, esa decisión solo iba a durar tres días. Unos miembros de la Fuerza Armada venezolana y unos civiles que salieron heridos por enfrentamientos con contrabandistas fueron el ‘florero de Llorente’ de una relación que ha estado destruida desde entonces durante siete años. Ahora, unos acercamientos entre los dos países prometen ser el comienzo de una nueva era para las dos economías. ¿Qué se viene?
La fractura de relaciones entre los dos países se cocinó de a pocos desde la administración de Juan Manuel Santos y terminó de romperse en la de Iván Duque. La llegada al poder del presidente Gustavo Petro promete ser el primer paso para el restablecimiento de un intercambio que, en términos económicos, era provechoso para ambas partes.
Solo basta con mirar los datos que arrojaba el intercambio comercial entre Venezuela y Colombia para empezar a ver las oportunidades. La relación comercial de los dos países tuvo su mejor momento en el 2008, cuando Colombia le vendía a ese país alrededor de 6.500 millones de dólares al año.
Y las últimas noticias de la economía venezolana muestran señales de recuperación. Con el levantamiento de medidas como el control de precios y la venta de varias empresas estatales del país vecino, así como la entrega de empresas y terrenos expropiados por la administración de Nicolás Maduro, el sector privado y la inversión, tímidamente, vuelven a acercarse a Venezuela.
Eso no es menor si se miran las estimaciones sobre la economía venezolana, que podría tener un crecimiento de 8,3% este año por los buenos precios del petróleo y la recuperación que está teniendo ese país que se contrajo en más de 80% en la última década.
Con esas perspectivas más claras, Colombia empezó con fuerza los acercamientos para retomar relaciones diplomáticas y comerciales.
No es casualidad que el entonces presidente de la Cámara Colombo Venezolana, Germán Umaña, haya sido nombrado el nuevo ministro de Comercio, Industria y Turismo; él, precisamente, tiene la tarea de liderar el proceso para el restablecimiento de las relaciones entre los dos países.
Según explica Umaña a Forbes, “en materia de comercio exterior hemos emprendido acciones en articulación con las autoridades competentes en logística, con empresarios de la región y del país, para avanzar hacia el pronto restablecimiento de las operaciones de transporte de carga de mercancías por los pasos fronterizos con Venezuela, habilitados por la parte de Norte de Santander. Es preciso destacar que se debe hacer de manera gradual, segura y coordinada entre las autoridades de los dos países”.
De acuerdo con la cartera de Comercio, están revisando, junto con las autoridades competentes, el funcionamiento de la cadena logística de comercio exterior en la frontera colombiana, para que una vez se restablezcan las operaciones, fluya el comercio entre los dos países.
La llegada de Petro al poder y sus intenciones por restablecer las relaciones con Venezuela coinciden con la tormenta perfecta que se ha gestado en el mundo, pero que beneficia al país vecino, pues la guerra entre Rusia y Ucrania y la posible escasez de petróleo puso otra vez en el mapa a la nación presidida por Nicolás Maduro.
La materialización de estas intenciones se dio una vez el nuevo presidente de Colombia se posesionó, con nombramientos recíprocos de los embajadores encargados de unir pedazo por pedazo la fragmentada relación. Como embajador de Venezuela en Colombia, Maduro designó al excanciller venezolano Félix Plasencia y como embajador de Venezuela en Colombia, Petro designó al exsenador (y jefe de debate en su campaña electoral) Armando Benedetti.
Volver a comenzar
Con los primeros pasos que están tomando los dos países para volver a abrir sus fronteras, el interés de las empresas que ya están allí y otras que quisieran volver se disparó en cuestión de semanas.
Un ejemplo de eso es que, según dice Umaña, hay al menos 200 empresas colombianas y venezolanas interesadas en retomar o entrar a algunos de los mercados.
Ese interés es consistente con lo que se está empezando a ver en el último año en las exportaciones. De acuerdo con cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en el primer semestre del año Colombia le vendió a Venezuela 274,1 millones de dólares, lo que significa un incremento de 132% frente al mismo dato del mismo periodo del 2021.
“Este año ha habido un crecimiento importante en el comercio con nuestro vecino. De eso, la mayor parte, el 96,4% corresponde a bienes no minero energéticos. En solo 6 meses, casi se cierra con lo exportado en todo 2021, que fueron US$331,2 millones. Este comportamiento es impulsado por un aumento de la demanda en el vecino país, producto de la recuperación del producto interno bruto de Venezuela. Entre 2015 y 2020 ese PIB cayó en un 75% y en el 2021 se recupera y se estabiliza en un 6% y este año crecerá en cerca del 20%”, dice el ministro de Comercio.
La expectativa, según le explicó a este medio Umaña, es que esa relación comercial pase de 222 millones de dólares al año, el dato más bajo registrado entre los dos países en 2020, a 4.000 millones de dólares en 2026, al cierre del actual Gobierno.
“En la medida que se recupere la demanda en Venezuela, y desde Colombia demandemos productos venezolanos para equilibrar la balanza comercial, crecerá el comercio”, apuntó Umaña.
En ese sentido, Txomin Las Heras, investigador adscrito al Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, dice que si bien el empresariado colombiano conoce muy bien el mercado de allá, este ha cambiado mucho y en consecuencia sería un desafío que tienen que enfrentar en esta nueva etapa.
Los que quieren volver
Los años dorados entre la relación comercial entre los dos países dejaron intercambios que casi superan los 7.000 millones de dólares al año en sus mejores momentos y de esas épocas, todavía quedan algunas empresas sobrevivientes que esperan seguir operando allí.
Uno de los casos excepcionales es el del empresario Mario Hernández, que con su marca de marroquinería y de lujo tiene 15 tiendas en varias ciudades venezolanos.
Hernández le contó a Forbes que sus ventas ahí solo se redujeron un 10% frente a lo que se comercializaba hace 20 años y que su presencia hoy en día se debe al estilo de vida de la clase pudiente que vive en ese país y a la dolarización de sus operaciones en esa nación.
Nutresa es otra de las organizaciones que sigue con inversiones allí. De acuerdo con el informe final de la compañía, en 2021 todavía contaban con una planta en Venezuela que tenía servicios de producción y distribución de cárnicos. Sin embargo, como señalaron en el informe, consideran que no ejerce el control sobre las actividades de Industrias Alimenticias Hermo de Venezuela S. A. y Cordialsa Noel Venezuela S. A. a pesar de poseer el 100% de la participación.
“Las condiciones cambiantes del mercado venezolano, incluyendo la regulación al mercado cambiario y el acceso limitado a la compra de divisas mediante los sistemas oficiales, sumado a otros controles gubernamentales como el control de precios y rentabilidad, importaciones, y leyes laborales, entre otros, limita la capacidad de mantener un nivel de producción normal, disminuye la capacidad de la administración de tomar y ejecutar decisiones operativas, restringe la posibilidad de acceder a la liquidez resultante de esas operaciones, y la realización de estos beneficios a sus inversionistas en otros países a través del pago de dividendos”, dicen. Sin embargo, plantean continuar la operación allí.
Además de esas empresas que nunca se fueron de Venezuela en los momentos más difíciles, hay un grupo de otras compañías que ya están haciendo sus planes para volver. Una de las puertas de entrada a este mercado son las aerolíneas comerciales, porque en medio de todas las diferencias, los vuelos entre Caracas y Bogotá dejaron de existir.
Wingo es una de las compañías que ha tenido operaciones en el pasado con Venezuela y ahora esperan un visto bueno para retomar sus rutas.
De acuerdo con un pronunciamiento al que tuvo acceso Forbes, “la aerolínea está lista para retomar las operaciones en cuanto el INAC levante dicha restricción operacional. Por lo que confirma su interés en volver a operar esta ruta en cuanto se reactiven los vínculos aéreos entre Colombia y Venezuela. Wingo dispondrá de la capacidad en sillas necesarias para suplir dicho mercado, esencial al conectar dos capitales latinoamericanas. Además, la aerolínea evaluará la posibilidad de ofrecer conexión entre Caracas y otras ciudades de Colombia a medida que revise la evolución de la demanda”, explican.
Avianca, que fue un puente histórico en los cielos de las dos naciones desde el siglo pasado hasta 2017, cuando suspendió los vuelos desde y hacia Venezuela, también señala que tiene todo listo para volver a aterrizar en Maiquetía y todos los demás aeropuertos de allá.
“Sabemos que una de las oportunidades más importantes que llega a través del desarrollo de las relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela, es la reactivación del transporte aéreo. Por eso, hemos venido trabajando en conjunto con las autoridades aeronáuticas de ambos países para lograr el reinicio de nuestros vuelos entre Bogotá y Caracas. Queremos avanzar en ese objetivo de la mano de los dos gobiernos para iniciar operaciones en el mes de octubre”, comentó a Forbes Viviana Martín directora de Relaciones Institucionales Globales de Avianca.
“Somos optimistas sobre la reactivación de esta operación y esperamos transportar más de 1.300 pasajeros a la semana, entre ambos destinos. Además, estaremos potenciando la conectividad de América Latina y aportando al crecimiento turístico y comercial de la región, mientras fortalecemos nuestra red de rutas”.
En Colombina, el icónico grupo empresarial vallecaucano que desde 1994 ha comercializado en territorio venezolano marcas como Bon Bon Bum, Nuttelini (Nucita), Dandy, Bridge y, entre otras, La Constancia, planean buscar cada vez más oportunidades y ojalá crecientes en este mercado.
“La compañía reitera su cariño y compromiso que ha demostrado por 28 años por el país, con una operación sin pausa que le ha permitido convertirse en una marca muy cercana para sus consumidores venezolanos”, dijo Colombina en un comunicado.
En 2006, el expresidente venezolano Hugo Chávez, dijo “¡El cemento es del pueblo!” y expropió una planta de Cementos Argos que tiene una capacidad para producir 1 millón de toneladas. La paciencia en esta compañía colombiana ha alcanzado hasta estos tiempos, donde se ha reactivado una esperanza de recuperar algo de las inversiones que hizo en Venezuela desde 1997.
“En Cementos Argos somos optimistas y consideramos que este acercamiento es positivo para ambas naciones, los ciudadanos y las empresas que tenemos o hemos tenido relaciones comerciales”, contó a Forbes el presidente de Cementos Argos Juan Esteban Calle. “Seguiremos buscando una justa indemnización por nuestros activos cementeros localizados en el estado de Trujillo que fueron expropiados en 2006 y por los cuales hasta el momento no hemos recibido compensación alguna”.
Otra multinacional que está interesada en retornar actividades es Tetra Pak, una compañía que tiene un amplio portafolio en Colombia. Cassio Simoes, director general de Tetra Pak Andina, le reveló a Forbes que la firma nunca se ha ido de Venezuela, sino que ha fortalecido su presencia en ese mercado desde el año pasado.
“Hemos visto un crecimiento favorable en su economía y capacidad adquisitiva, lo cual nos hizo desarrollar un planteamiento mucho más robusto para nuestros clientes, que incluye lanzamientos e innovaciones de producto para el corto y mediano plazos, así como el acompañamiento en la mejora de sus instalaciones de producción”, apuntó.
Como señalan el experto de la Universidad del Rosario y el ministro de comercio, el proceso para retomar unas relaciones comerciales como las que tenían los dos países hace siete años no será una tarea de un día. “Prefiero no hablar de tiempos. Todo se hará de manera concertada, coordinada y organizada entre las autoridades de los dos países”, recalcó Umaña.
“Creo que la situación es difícil. Creo que la reanudación no será tan rápida. La crisis de Venezuela no genera condiciones perfectas para tener un intercambio muy activo. Sin embargo, creo que en algunas áreas como en la posibilidad de que empresas colombianas puedan proveer de productos alimenticios y agrícolas, abre una posibilidad y hay un mercado interesante”, agregó Txomin Las Heras.
Lo que queda claro es que si hay un país que puede ser fundamental para la reconstrucción de Venezuela, es Colombia. Ese rol tiene un impacto positivo en ambas economías. Ojalá que las autoridades avancen con la misma rapidez con que hacer siere años cerraron la frontera.
#NuestraRevista | Este es un artículo publicado en nuestra edición de la revista Forbes Colombia de septiembre. Si desea recibir esta información de primera mano en nuestra revista física, ingrese aquí para suscribirse.