Anif dice que se debe reconsiderar la no deducibilidad de las regalías en la industria minero-energética y aumentar la base de contribuyentes, pues la reforma recae "de manera desmedida" sobre las empresas.
En los últimos días el Ministerio de Hacienda ha estado puliendo detalles de la reforma tributaria que presentó ante el Congreso de la República el pasado 8 de agosto. En reuniones con partidos políticos, empresarios y líderes gremiales, se han analizado algunos cambios que tendría el proyecto, así como los posibles nuevos tributos que podrían entrar.
De cara a empezar la discusión formal en el Legislativo, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) publicó un documento en el que se analizan los aciertos de la iniciativa y los aspectos que se deberían reconsiderar.
En concreto, el centro de estudios detalla que es necesario revisar el recaudo en personas naturales para no asfixiar con impuestos a las personas jurídicas (empresas). Concluye Anif que el grueso del ingreso de renta recae de manera desmedida sobre las personas jurídicas. Específicamente, el 80% del recaudo corresponde a personas jurídicas y tan solo el 20% a personas naturales.
“Ese desequilibrio es un problema sencillamente porque es un claro desincentivo a la generación de empleo y a la inversión”, detallan.
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Anif explica que es considerable el aumento en la tasa de tributación efectiva de personas jurídicas y naturales. De hecho, hoy Colombia tiene una tasa de efectiva de tributación para las empresas que se encuentra dentro de las más altas del mundo.

Con la nueva reforma tributaria, de acuerdo con cálculos Anif, la tasa efectiva de tributación para los accionistas de empresas medianas podría llegar a 51.3% y para accionistas de empresas grandes al 53.1%. Esto, claro, si se tiene en cuenta el pago de renta, sumado al gravamen sobre los dividendos y el patrimonio.
“En otras palabras, las ganancias de 6 meses de operación de la empresa se destinarían en su totalidad al pago de obligaciones tributarias”, sostienen.
Uno de los reproches es que en el proyecto la tarifa efectiva para personas naturales podría incrementarse en un rango que va entre 4.3 y 8.5 puntos adicionales con respecto al esquema actual. Eso concentraría la presión fiscal en aquellas personas que siempre han cargado con la mayor parte del recaudo.
Anif, de hecho, lo simplifica así: “En la parte más alta de la distribución, una persona tendría que disponer de las ganancias de 4 meses de trabajo al año para el pago de impuestos. Lo anterior es problemático pues, por un lado, no se está diversificando la base de personas que contribuyen al impuesto de renta y, por el otro, se asfixia con tasas efectivas de tributación altas a los que, hasta ahora, han sostenido el grueso de los ingresos fiscales de la nación”.
Otro eje negativo de la reforma es el impacto que tendría en la industria minero-energética. En el impuesto al 10% de las exportaciones de crudo, por ejemplo, se establecería un tributo permanente, pues en los últimos 20 años el precio del crudo solo ha estado debajo del umbral de US$48 en 4 oportunidades, en épocas de crisis.

La no deducibilidad de las regalías en el impuesto de renta sería la estocada final para un sector que es una fuente importante de ingresos, concluye Anif.
De acuerdo con su análisis, el no poder descontar las regalías supondría una carga adicional para las empresas que decidan explorar en el territorio nacional. Esto incidiría de entrada sobre el Goverment Take, que aumentaría de manera significativa y “ya no sería llamativo para las empresas desarrollar sus actividades cuando su margen de ganancia es tan bajo”.
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“Menos inversión y menos actividades mineras en el país harían caer los ingresos por regalías y los impuestos que se recaudan por estas actividades, lo que tendría, a su vez, un efecto negativo en los ingresos del país y su capacidad de gasto”, detallan.
Aunque en esta tributaria no tocan el IVA, Anif hace un llamado para que se logren los debates. Destaca el centro de estudios que el costo fiscal de las exenciones por este concepto, según cifras de la DIAN y el Ministerio de Hacienda, llegó a representar cerca del 5.8% del PIB en 2021, el más alto en relación con los demás impuestos”.
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