El papa sentenció que sin un trabajo digno y bien remunerado, los jóvenes no se hacen verdaderamente adultos y las desigualdades aumentan.

Mediante una serie de trinos publicados en su cuenta de Twitter, el Papa Francisco habló sobre la necesidad de crear una nueva economía “amiga de la tierra y una economía de paz” y aseguró que se trata de transformar “una economía que mata en una economía de la vida, en todas sus dimensiones”.

El sumo pontífice también criticó el consumismo actual, considerando que trata de llenar “el vacío de las relaciones humanas con productos cada vez más sofisticados”, pero en lugar de generar satisfacción, solo evidencia una carestía de felicidad.

Al respecto, recalcó que el primer capital de toda sociedad es el espiritual, porque genera esa alegría de vivir que es necesaria también en la economía. “La fragilidad de muchos jóvenes deriva de la carencia de este precioso capital espiritual”, aseveró en su cuenta de Twitter.

Unido a ello, Francisco destacó que no hay economía sin la estima, el cuidado, el amor por todas las personas pobres, por cada persona frágil y vulnerable, desde el concebido en el vientre materno hasta la persona enferma o con discapacidad y hasta el anciano en dificultad.

“Mirad el mundo con los ojos de los más pobres. Mejoraréis la economía si miráis las cosas desde la perspectiva de las víctimas y de los descartados. Si os hacéis amigos de los pobres, si compartís su vida, compartiréis también parte del Reino de Dios”, apuntó.

El papa también hizo un llamado a no olvidarse de los trabajadores, y sentenció que sin un trabajo digno y bien remunerado, los jóvenes no se hacen verdaderamente adultos y las desigualdades aumentan.

Al mismo tiempo, el sumo pontífice subrayó que, en los momentos cruciales de la historia, quien ha sabido dejar una huella buena lo ha hecho porque ha transformado los ideales, los valores, en obras concretas. “Cambiaréis el mundo de la economía si junto con corazón y la cabeza usáis también las manos”, dijo.

Finalmente, Francisco afirmó que una sociedad y una economía sin jóvenes son tristes, pesimistas y cínicas. “Pero gracias a Dios estáis vosotros. ¡Cuento con vosotros! ¡No nos dejéis tranquilos y dadnos ejemplo!”, concluyó.

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