Es imposible hablar de sostenibilidad sin abordar los desafíos para el desarrollo agroindustrial en Colombia. Un tema clave son las prácticas de ganadería sostenible, por eso charlamos con Adriana Velásquez, directora de Sociedad y Sostenibilidad de Alquería, sobre sus planes en la materia.

“Tenemos retos muy grandes como país. Hemos avanzado mucho como industria de alimento e industria láctea. Como empresa B desde Alquería, por ejemplo, hace cuatro años fuimos la primera empresa en adherirnos los acuerdos de cero deforestación de páramos, que es parte de entendimiento que hemos empezado a hacer con nuestro entorno otro gran reto es la productividad, tenemos muchas oportunidades como país y como empresa tenemos la responsabilidad de acompañar a los pequeños y medianos campesinos que hacen parte de nuestra cadena para que sean mucho más productivos y sostenibles”, explica la directora Velásquez.

Alquería lleva 63 años en el mercado y como parte del core de ser una empresa de alimentos en lácteos la ganadería es parte natural del corazón del negocio. Por lo que fue muy orgánico que desde hace muchos años el apoyo al campo, de desarrollo agropecuario fuera una de las bases de la gestión. Con la certificación de empresa B se comprometieron aún más con la solución de problemas ambientales y sociales en la industria donde operan y en las comunidades donde impactan.

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“La ganadería sostenible es uno de los ejes estratégicos de gestión. Que no solo le apuntan al cierre de brechas, sino donde tenemos la capacidad de generar impacto. En el tema de cambio climático entendemos la lucha mundial, en 2019 nos comprometimos a ser carbono neutro en alcance uno y dos para 2030. Pero quizás dejar las metas tan adelante no era lo mejor. Por eso nos hemos propuesto ser carbono positivo al 2025, meta que incluso vemos más cercana, contribuyendo en la lucha contra el cambio climático”.

En ganadería sostenible su principal lucha es por la protección de la biodiversidad, evitar la deforestación y mitigar la migración de campesinos y sus hijos a la ciudad, allí tienen una serie de iniciativas interesantes que justamente le apuntan a cómo hacer un manejo integral del tema. Por ejemplo, Vaca Madrina es un programa que tiene un componente social para sacar de la línea de la pobreza a 3.000 pequeños ganaderos en el sur del Cesar, la idea es que con la misma cantidad de tierra y de vacas logren incluso cuatriplicar la producción por cabeza de ganado, lo que lleva un impacto de dinero y ambiental porque disminuye la huella de carbono de los litros de leche que generan.