esta región vinícola se viste de excelencia De cara a la gran fiesta de la vendimia. Alista tu viaje, sigue las recomendaciones de los expertos y libera espacio en tu maleta para enriquecer tu cava personal. Lo vas a necesitar.

En septiembre, el tiempo es propicio para aterrizar en la Ribera del Duero atendiendo a la proximidad de la Gran Fiesta de la Vendimia, cita vinícola por realizarse en el corazón geográfico de la zona: Aranda del Duero. 

Viajamos a esta tierra de vinos en compañía de sommeliers especialistas en la región para recorrer sus bodegas, catar sus mejores etiquetas y sucumbir al encanto de paisajes naturales en donde se gestan vinos magníficos desde hace cientos de años. El resultado de esta inmersión vinícola deriva en recomendaciones puntuales que habrán de enriquecer tu próxima visita.

Notas destacadas

Generosa. Así es la personalidad vinícola de la Ribera del Duero para la sommelier Miriam Núñez. El terruño que en 2022 celebra 40 años de haber obtenido la Denominación de Origen posee una generosidad suntuosa que salta a la vista. “En una copa de Ribera del Duero podemos encontrar intensidad, complejidad, potencia y larga persistencia. Y cómo no va a resultar así, si son el fruto de un exigente terroir. La región se localiza en el centro norte de España y está bordeada por imponentes cordilleras que impiden el paso de la refrescante brisa marina y bloquean las nubes”.

Después de recorrer las bodegas más emblemáticas de la región, la sommelier jalisciense destaca los vinos del Dominio de Atauta, bodega abierta al público que posee más de cinco siglos de tradición en la provincia de Soria, y cuyas labores en viñedo son manuales atendiendo a las condiciones del terruño.

Las etiquetas Parada de Atauta y Dominio de Atauta fueron las elegidas por la sommelier. “Son tempranillos del extremo Este de la denominación, la parte más alta, prefiloxéricos de más de 100 años… ¡Todo un espectáculo!”. Y estas fueron sus notas de cata: “Parada de Atauta y Dominio de Atauta, o arena versus arcilla; un vino lineal, estrecho y vertical en paladar versus un vino ancho, alto, marcadamente más profundo. Ambos potentes y seductores, con aromas a flores, frutas rojas y negras, y caricias de roble y especias”.

¿A qué responde la calidad sobresaliente de estos vinos? Así lo explica: “No sólo el agua es escasa, también los nutrientes, lo que conlleva pocos racimos de uvas pequeñitas. Los 800 metros de altura en promedio acercan las uvas más al sol y esto las obliga a protegerse generando gruesas pieles cargadas de color y tanino. Toda esta fórmula explica su extrema generosidad en copa”.

Luis Morones, sommelier del Hotel Intercontinental Presidente Mexico City también destaca la calidad de los vinos de esta bodega: “Son vinos con una personalidad particular, de gran complejidad en nariz y con elegancia pura al paladar, excelente potencial de guarda y un equilibrio impresionante. Producidos en viñedos muy especiales y diferentes a otras zonas dentro de la misma Denominación de origen”. 

Otro de los vinos recomendados por el sommelier nos guía a las Bodegas Arzuaga Navarro, ubicadas en Valladolid. Es el Arzuaga Navarro Gran Reserva, del cual explica: “Fue uno de los vinos que más me impresionó por su elegancia y franqueza con respecto a la tipicidad de los vinos de la región. Es un vino completo en nariz, amplio, fino, con un paladar sedoso y a la vez firme, delicioso por sí solo, pero gran acompañante de platillos típicos de la zona, como el lechazo”.

La sommelier Miriam Núñez también hace un alto en esta bodega para destacar uno de sus vinos favoritos: Arzuaga Crianza. “Es uno de los clásicos que nunca fallan. El Crianza tiene una armonía muy bien lograda entre fruta y barrica. Esta dualidad hace que cada trago venga cargado de frutos de bosque, vainilla, canela, pimienta, clavo y una dosis de jugosos taninos”.

Una parada en esta bodega deriva también en experiencias de hospitalidad de clase mundial, las cuales incluyen al Taller Arzuaga, restaurante con estrella Michelin bajo el mando del chef peruano Víctor Gutiérrez, y el hotel Arzuaga, que cuenta con tratamientos termales, de vinoterapia y spa.

Una recomendación más, antes de preparar las maletas de regreso a casa, viene de la mano de Miriam Núñez, quien destaca la particularidad de un vino excepcional: Albillo Mayor, de Bodega López Cristóbal. 

“El 2019 fue el primer año que Ribera del Duero pudo producir oficialmente vinos blancos dentro del marco de denominación. Albillo Mayor es una variedad autóctona de la región de la cual no hay gran cantidad, e históricamente se ha usado en ínfimas proporciones en los tintos. Hoy podemos disfrutar de sus notas de manzana, membrillo y miel en una copa de Ribera del Duero blanco. Le sienta muy bien una prudente crianza en barrica y algo de lías, para darle volumen en boca”.

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