Vitálik Buterin ha abordado el futuro de la tecnología Blockchain y la evolución de Ethereum, la red que cofundó, que se proyecta como una de las bases de lo que será la Web3.
Por: José Caparroso y Sebastián Montes
Pese a que Colombia aún libra una batalla interna para hacer realidad una regulación que cobije a la industria de las criptomonedas, el país ya despierta interés entre las grandes figuras del sector y por la tecnología Blockchain. Tanto así que, en una misma semana, está siendo escenario de más de 200 eventos, entre ellos ETH Latam y la DevCon VI, con la participación del cofundador de Ethereum, el cripto millonario Vitálik Buterin.
Todo comenzó el lunes por la mañana, cuando Buterin apareció en ETH Latam, considerada la conferencia de Ethereum más importante de la región. En un ambiente festivo, digno de una audiencia más internacional que local, el programador y escritor ruso canadiense se mostró feliz de “ver a viejos amigos y hacer nuevos amigos donde quiera que vaya. Ya sabes, cosas simples”.
Tan animado estuvo el primer día, que hasta se aventuró a hablar en un español sorprendentemente entendible para alguien que no convive con el idioma. Incluso, aprovechó la ocasión para mandar un mensaje contundente: “Yo no soy una computadora, no soy superhumano, soy un humano normal. Ustedes todos pueden hacer mucho en nuestro ecosistema de Ethereum“.
Esa mención a su condición de humano normal le hizo analizar los errores que se han cometido en el protocolo Ethereum, aspecto en el que reflexionó sobre las decisiones que se toman en el ecosistema. Sin embargo, Buterin se mostró consciente en que el proceso no habría podido darse de otra manera, pues a su criterio, cada error es una experiencia de carrera.
“Hay muchas cosas que no hicimos muy bien al principio, pero aprendimos de nuestros errores y sabemos que somos cada vez mejores con el paso del tiempo (…) Piensa también que por todos estos errores que cometí, me gustan tanto los errores técnicos como los errores que tienen que ver con las personas“, comentó.

Consciente de que cada proceso involucra periodos de ensayo y error, Buterin se muestra abierto a muchas maneras diferentes de contribuir al ecosistema y marcar una diferencia, tanto desde comunidades que hablan de tecnología o sobre cómo llevar las aplicaciones de blockchain a la gente común.
Todo esto en un marco de pensamiento donde la amistad juega un rol importante. Y es que, para Buterin, la clave de esta comunidad es encontrar personas “con las que puedes hablar y hacer amigos”. Como él mismo declara haberlo visto, muchas personas pasan de ser completos extraños a liderar proyectos de importancia en menos de un año. Todo a partir del gusto por la filosofía y las ideas detrás de estos espacios.
De la teoría a la práctica
La hipótesis de Buterin se enlazó con la actividad que tuvo lugar ayer en la Universidad de los Andes durante horas de la tarde, pues fue el encargado de dar el discurso de clausura del Tech4Democracy Venture Day Latinoamérica, una iniciativa de IE University y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, respaldada por la Ethereum Foundation, en la que startups competieron con soluciones tecnológicas para reforzar la democracia.
Con un auditorio a reventar, Buterin sostuvo que la tecnología blockchain le da poder a la gente para abrir la participación gracias a un punto clave dentro de su sistema: la descentralización del poder. Bajo su criterio, esta herramienta permite la creación de sistemas donde cualquiera pueda participar, tanto los consumidores como los productores.
En línea con su filosofía de ensayo y error, no dejó de lado la necesidad de experimentación en diferentes formas de gobierno, apelando a la democracia como una de las formas en que un conjunto de valores cobra vida. Para él, los diferentes tipos de tecnologías emergentes pueden ser una parte muy importante para que esto suceda.

Precisamente, una de las vías para materializar esa teoría que planean sobre su cabeza apunta a la creación de aplicaciones que no sean solo de código abierto, sino de estado abierto, de modo que pueda “realmente ver cosas en tiempo real sobre lo que se está ejecutando (…) Puedes ver cosas particulares y obtienes esto como una garantía muy fuerte de ser lo que está pasando”, destacó.
Estas teorías se prolongaron el martes, durante la sesión inaugural del DevCon VI, conocido como el evento de Ethereum más grande del mundo, dirigido a desarrolladores. En este escenario, Buterin describió a la organización como una plataforma de blockchain con “un propósito”.
Al respecto, detalló que su valor agregado se centra en abrir la puerta para una innovación independiente y bajar las barreras de entrada a la misma. No obstante, recalcó que también cuenta con un equipo que participa en todos los procesos para asegurarse de que la app “siga las reglas a las que se adhirió”.
Esto en medio de varios cambios significativos en los protocolos que se han realizado en la última década, cuyo avance “se ha ido acelerando” desde su perspectiva, dándole a la industria “cosas diferentes en las que debemos pensar”, como en quién produce los bloques, el rol de los validadores y la legislación del sistema.
¿Hacia dónde vamos?
Un punto clave en este aspecto fue la protección de la censura, aspecto que se ha logrado a partir de una disponibilidad permanente en los canales de comunicación y al evitar la dependencia de actores centralizados. “Lo que hacemos es facilitar las interacciones entre personas que no confían entre sí, generando apertura y transparencia”, explicó el fundador de la red Blockchain.
Otro de los nuevos aspectos a tener en cuenta dentro de las transacciones con Ethereum tiene que ver con el consumo de gas, pues se puede gastar un máximo de 30 millones de metros cúbicos en cada bloque que albergue diferentes transacciones. De acuerdo con Buterin, si se envía una transacción que quede incluida dentro de la cadena de bloques, el emisor deberá pagar un impuesto proporcional al nivel de consumo involucrado en la transacción.
Esto es posible, en gran medida, gracias a la llegada de ‘The Merge’, etapa que fue activada el pasado 15 de septiembre y que permite la combinación de las redes 1.0 y 2.0, generando que la minería cripto sea cosa del pasado. Además, este proceso permite que las transacciones sean validadas mediante el stalking con prueba de participación (PoS).

Pese a que Buterin celebró este logro, también es consciente de que el PoS puede mejorar con una “finalidad de ranura única”, que apunta a mejorar la escalabilidad de los procesos, posibilitar la llegada de estructuras de datos más eficientes, así como limpiar vieja data y deudas técnicas. Dichos procesos, en resumidas cuentas, se conocen como ‘The Surge’, ‘The Verge’ y ‘The Purge’, respectivamente.
Cada una de estas etapas se vio adornada con pintorescas celebraciones de Buterin, pues sus expresiones de júbilo ante los logros de Ethereum vinieron acompañadas de un escueto ‘Yeiii’ y un movimiento de brazos al aire que desató las risas de los miles de asistentes a la conferencia inaugural del encuentro, que tendrá lugar hasta el 14 de octubre.
Cabe destacar que Bogotá es la segunda ciudad de Latinoamérica donde se realiza el DevCon, luego de que la edición de 2017 tuviera lugar en Cancún (México). Las otras ediciones se realizaron en Berlín (Alemania), Londres (Inglaterra), Shanghái (China), Praga (República Checa) y Osaka (Japón).
En gran medida, el impacto de las criptomonedas en la región ha crecido gracias a iniciativas como la del Salvador, que transformó al Bitcoin en moneda de curso legal, así como al posicionamiento de sus países en el nivel de adopción de criptomonedas. Para 2021, Venezuela, Colombia, Argentina y Brasil estuvieron en el top 20 entre naciones de todo el mundo, según datos de Chainalysis.
No cabe duda que Ethereum busca trascender más allá de una industria en ascenso como las criptomonedas, que pueden derivar en distintos usos de los cuales apenas tenemos nociones vagas. Con este precedente, el impacto de ciudades como Cancún y Bogotá, así como su potencial, puede extenderse en una red global cuyo nivel de madurez recién está rompiendo el cascarón.