Por más de 40 años, Eduardo Pacheco Cortés lideró los negocios familiares y consolidó un legado empresarial de la mano de Mercantil Colpatria, el holding de inversiones de la familia. Ahora a sus 70 años ha dado un paso al costado para dedicarse a su familia, la filantropía y la educación. Entrevista exclusiva.

A una sala de juntas del piso 43 de la Torre Colpatria, uno de los edificios más altos de Colombia, entra Eduardo Pacheco Cortés. Son las 11 de la mañana de un lunes y con puntualidad atiende una entrevista con Forbes. Acaba de dejar la presidencia del Consejo Superior de la Universidad de los Andes y ahora vigila el relevo generacional de la holding familiar que dirigió por más de cuatro décadas: el Grupo Colpatria.

Pacheco habla con pausa y tono reflexivo para reiterar su compromiso con la educación. Dice que se lo aprendió a su padre, don Carlos Pacheco Devia, fundador del conglomerado de inversiones que por años ayudó a construir.

A sus 70 años, ya asume la jubilación tras completar una exitosa carrera empresarial. En marzo anunció su retiro, dio un paso al costado y dejó un grupo sólido que actúa en la banca, los seguros, la infraestructura, la construcción, la minería y la tecnología. Grupo Colpatria suma por lo menos 14.000 colaboradores en nueve países y activos por $7,5 billones.

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Bajo el liderazgo de Pacheco, el grupo consolido numerosas inversiones. Hoy, por ejemplo, son dueños del 100% de la Constructora Colpatria, Colpatria Capital, Olimpia y Mc Assets, entre otros. Asimismo, alcanzan el 49% en Scotiabank Colpatria y Axa, el 30,4% de Mineros y el 19,5% de Químicos del Cauca.

“Es un hombre audaz y muy sensato”, dice Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC). “Tuvo la sagacidad de sacar adelante la organización y como presidente del Consejo de los Andes ha sido un visionario. Deja un estándar muy alto, más allá de sus enormes contribuciones”.

Pacheco es de los grandes empresarios que siguen marcado la historia reciente del país. Su visión de generar progreso y desarrollo en Colombia lo han llevado a ser parte del selecto club de banqueros que desde los últimos 50 años han desarrollado sus negocios en Colombia. Tal es el caso de Luis Carlos Sarmiento Angulo, propietario del Grupo Aval; de José Alejandro Cortés, del Grupo Bolívar, o de Jaime Gilinski, dueño de GNB Sudameris, referentes indiscutibles en el sector.

Un mal estudiante

Llegar a ese punto no fue por la fama o el dinero. Son años de trabajo, aprendizaje y mucha disciplina. Así lo dice al recordar que fue su padre, quien, sin ningún título universitario, le inculcó el valor del esfuerzo y la educación. “Él no pudo ir a la universidad, pero eso era tremendamente importante para él. A nosotros nos tocaba ir a hacer cola y mirar las planillas, con tarjeta de identidad en mano, a ver si habíamos pasado”, recuerda.

Pacheco nació en Bogotá, se graduó del colegio Anglo Colombiano y decidió estudiar economía, porque, según dice, le gustaban la aritmética y las matemáticas. Nunca fue el mejor estudiante y recuerda que “vivía castigado todos los meses”, pues su padre siempre le inculcó la excelencia: “Si no sacaba 4,0 me decía que era un tipo del montón, un mediocre. Mi papá era muy estricto, entonces para mí fue un camino tortuoso”.

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Oriundo del Tolima, don Carlos Pacheco forjó el negocio familiar desde muy joven y 1955 fundó la Sociedad Colombiana de Capitalización, que llegaría a ser motor del mercado financiero en Colombia. Luego incursionó en el negocio asegurador con Seguros de Vida Patria y Seguros Patria S.A., y fue así como en 1961 le dio vida a Colpatria. De ahí para delante a lo largo de los años la familia Pacheco consolidó uno de los conglomerados económicos más importantes del país, con inversiones en muchos sectores.

Eduardo Pacheco asumió la presidencia del Grupo Colpatria en 1997. | Foto: Diana Rey Melo / Forbes Colombia.

Antes de involucrarse en los negocios, Eduardo obtuvo una maestría en Administración de Negocios (MBA) en la Universidad de Nueva York y forjó, tal y como lo cuenta, el carácter para ocupar el puesto de su padre. En marzo de 1981, entró al negocio y desde entonces fue presidente de la Corporación de Ahorro y Vivienda (Corpavi), de la Financiera Colpatria y del Banco Colpatria, además de ocupar un asiento en varias juntas directivas. En 1997, llegó a la presidencia de Mercantil Colpatria, dos años antes de que en Colombia estallara una crisis sin precedentes que acabó con varias entidades financieras de la época. Por eso puede hablar con autoridad sobre la otra crisis que acabamos de vivir por cuenta de la pandemia.

“Hace poco repasaba mis libros como economista y miraba cuál era la diferencia entre recesión y depresión. La diferencia es que recesión es cuando votan al vecino y depresión cuando lo votan a uno. La crisis del 99 fue tenaz, pero la del 2020 no le dio tan duro a los bancos”, sostiene.

Con vientos en contra, Eduardo sacó avante la organización, recuperó la confianza en la institución e incluso cerró el 20 de octubre de 2011 uno de los grandes negocios de su vida: la compra del 51% de Colpatria por parte de la canadiense Scotiabank. La transacción fue valorada por US$1.000 millones y le permitió, años después, convertir a la entidad en uno de los cinco principales bancos del país.

“Me he dado cuenta de que Colombia es un país inmensamente generoso. Hace 20 años Colpatria estaba ‘muerta’ con la crisis, pero vea hoy. Hay que seguir trabajando, seguir creyendo y ver que se puede trabajar para reducir las desigualdades”, sostiene.
No le gusta hablar mucho de lo que posee, pero lo que sí es cierto es que ha logrado construir un grupo económico con presencias en diversos sectores y con un aporte al desarrollo del país. Explica que hoy las cosas van bien y detalla que ya hay asuntos que no entiende en este nuevo mundo de las startups y las fintech.

“Tenemos un compromiso digital muy importante. El aumento de las operaciones virtuales y el cierre de oficinas y cajeros es algo que se ha venido presentando y viene a unas velocidades que uno a veces se impresiona”, sostiene. “Las fintech se han convertido en una competencia durísima”.

Los negocios

Aunque no revela las diversas inversiones que tiene, advierte que Mercantil Colpatria sigue buscando y encontrando oportunidades en el mercado. Hace poco, incluso, adquirieron el 10,6% de Construcciones El Condor, y además han logrado posicionar su fondo de inversión con el que realizan transacciones en Estados Unidos.

En esa línea, Pacheco confirma que la Constructora va bien y que ahora priorizarán el tema de infraestructura a través de El Condor. Añade que el grupo ha logrado diversificar sus negocios, por lo que ven con optimismo el crecimiento de Olimpia, una empresa de tecnología que desarrolla plataformas y negocios para la transformación y protección digital del país. De hecho, revela que a través del fondo han invertido por lo menos US$10 millones en startups.

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“Yo no conozco de eso, pero si siento que es un cambio de una profundidad y una velocidad importante”, dice al hablar sobre el mundo del capital de riesgo, el emprendimiento y como hoy se están construyendo negocios.

Tras más de 40 años como presidente del conglomerado, Eduardo confía que José Fernando Llano, que fue el presidente de la Unidad de Capital Privado, lo hará bien al frente del grupo. Dice que es un hombre de confianza, de cantera y con un profundo conocimiento sobre los negocios. Llano será el primer presidente del conglomerado en 68 años que no tendrá el apellido Pacheco. Se trata del fin de una era y el comienzo de otra. Para Eduardo, solo es un paso al costado, que le permitirá estar más tiempo con su familia y trabajar en su principal vocación: la filantropía.

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