Más de 2.400 metros cuadrados de espacio, en un bajo comercial de la Quinta Avenida, pintados a todo color por la artista Alexa Meade y pensados para que el visitante se pierda y se fotografíe en cada rincón de esta laberíntica experiencia.

El universo fantástico de Alicia en el País de las Maravillas es la fuente de inspiración de la última experiencia inmersiva que ha florecido en Nueva York: más de 2.400 metros cuadrados de espacio, en un bajo comercial de la Quinta Avenida, pintados a todo color por la artista Alexa Meade y pensados para que el visitante se pierda y se fotografíe en cada rincón de esta laberíntica experiencia.

Una gran mesa repleta de cubertería y dulces para celebrar la fiesta del té, cartas de baraja gigantes para construir un castillo de naipes, el trono de la reina de corazones, sobreros y abanicos a juego con los escenarios, marcos vacíos o dos piezas gigantes de ajedrez son algunos de los elementos del célebre relato de Lewis Carroll que Meade ha creado en dos meses de trabajo.

«Quiero que las personas que vengan a la exposición se maravillen y experimenten una sensación de asombro. Quiero que se pierdan en el arte y que sean realmente transportados a este mundo de ensueño», dice a EFE la artista sentada entre dos caballos de ajedrez y un túnel psicodélico iluminado por tubos de neón.

Para perderse, además de las salas multicolores que se comunican entre sí, hay un pequeño laberinto inspirado en el libro de Carroll y una sala con pañuelos colgando y luz fluorescente que hay que atravesar con unas gafas 3D que crean una sensación de infinito y ensueño.

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Para Adams, esta sala no está relacionada directamente con un elemento específico de Alicia en el País de las Maravillas, pero como asegura «una gran parte del libro se trata de sentir esta experiencia extracorpórea surrealista al estar en un sueño, y sabía que quería tener algún elemento sensorial en el que la izquierda se convirtiera en la derecha, y te desorientas un poco en el espacio, como Alicia en sus aventuras en el país de las maravillas».

3.700 litros de pintura

Para cubrir suelo, techo, paredes y decorado, Meade asegura que necesitó más de 3.700 litros de pintura, que en algunas salas, como en el de los hongos que Alicia toma para cambiar su tamaño, juega con luces para crear movimiento y simular un estado de alucinación.

Otra sala en honor al gato de Chesire que aparece y desaparece, ofrece una treintena de relojes de pared con forma de gato que marca los segundos moviendo la cola y las pupilas de los ojos.

Además, como la artista muestra en un paseo a través de su laberíntica obra, hay también una sala para jugar al «Twister» con puntos de colores que se expanden tanto por el suelo como por las paredes.

Crédito: EFE/Ángel Colmenares
Crédito: EFE/Ángel Colmenares

Seis meses en un lujoso bajo comercial

Otra de las rarezas de la exposición, titulada «Wonderland Dreams» y abre sus puertas desde hoy hasta el próximo abril por un precio que oscila entre 36 y 45 dólares, es su ubicación, en un bajo comercial de la comercial Quinta Avenida, donde toda marca internacional aspira a abrir una tienda que se convierta en su buque insignia.

Uno de los productores del evento, Tyler Balliet, explica que se aproximaron a los dueños del lujoso bajo comercial con la propuesta.

Según Balliet, ellos consiguen un espacio envidiable a un precio asequible, que prefirió no revelar, y quienes alquilan el local tienen la oportunidad de dar a conocer las instalaciones.

EFE.