Es una realidad, el mundo quiere tomar más destilados colombianos, que ya cosechan la reputación de ser de alta calidad y lujo. Solo en el primer semestre del 2022, el país exportó 34% más licor local a mercados como Estados Unidos, España, Panamá y Perú. ¿Qué hay detrás de la buena hora del licor 'Made in Colombia'?
Los destilados colombianos pasan por uno de sus mejores momentos de cara a los exigentes mercados extranjeros. Cifras de Procolombia indican que en el primer semestre del 2022 el país exportó más de 10 millones de dólares en licores, un 34% más que en el mismo periodo del 2021. La pandemia, el aislamiento y el crecimiento de las plataformas digitales están detrás del ‘coctel’ perfecto que tiene al país, literalmente, en boca de todo el mundo.
La gran particularidad de este fenómeno es que no son las marcas tradicionales las que están detrás de los hitos más relevantes de los destilados colombianos; por más de 130 años el monopolio de licores del país ha estado encabezado por las empresas estatales.
Ahora, el mercado lo sacuden los emprendimientos locales, que apuestan por el trabajo rural, la producción de unidades limitadas y las prácticas ambientales sostenibles que establecen la diferencia.
Muestra de ello, es que en 2021 ‘La Hechicera’, una marca familiar de ron ultra premium que tiene sus orígenes en la costa colombiana, se convirtió en la primera del país en conquistar a la multinacional francesa Pernod Ricard, que adquirió un porcentaje de participación de esa compañía barranquillera. Este movimiento le abrió a ‘La Hechicera’ la oportunidad de conquistar más de 150 mercados en los que la empresa global tiene presencia. Hoy ya exportan a 15 países.
“Creemos en las marcas con alto potencial para llevarlas a nivel global”, le dijo en su momento a Forbes Olivier Fages, director de Pernod Ricard en Colombia. “Pensamos así: raíces locales, con visiones globales. Es lo que somos y lo que tratamos de integrar”, agregó.
De acuerdo con Procolombia, los licores de anís, el ron, la cerveza de malta y el whisky, son los preferidos por los consumidores internacionales. Y en cuanto al crecimiento de las exportaciones, Ecuador (250%), Estados Unidos (15,4%), España (1.136%), Perú (106,5%) y Chile (365%) presentan los mejores comportamientos para el sector respecto al 2021.
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El empujón lo han consolidado los reconocimientos que estos nuevos emprendimientos han logrado a nivel mundial. Parce Rum, otra marca de ron de lujo que se fabrica en el departamento del Quindío, por ejemplo, recibió en 2015 el galardón como el mejor ron del mundo según el World Spirits Competition, considerados ‘los premios Óscar’ de las bebidas alcohólicas.
Allí la marca colombiana se quedó con los máximos honores de la competencia: mejor bebida blanca añejada, mejor ron añejado y mejor ron.
En ese mismo concurso este año Juniper, una empresa que nació en la Comuna 13 de Medellín, se llevó doble medalla de oro con un gin tonic listo para consumir. También destaca el caso de PDC Vinos, una compañía del Valle del Cauca que en el primer semestre del 2022 envió a China, por primera vez en la historia del país, un vino hecho a base de uva Isabella.
Como ellas hay al menos otras 26 empresas del país que han logrado exportar vino, aguardiente, ginebra, ron y whisky. Entre 2014 y 2021 la oferta exportadora en este renglón pasó de seis productos de bebidas alcohólicas a 14 y las regiones que encabezan la lista de las principales exportadoras son Antioquia, Quindío, Valle del Cauca, Cundinamarca, Caldas, Bogotá, Atlántico, Magdalena, Bolívar y Tolima.
El reto del mercado nacional
Aunque triunfan en el extranjero, las marcas de licores premium todavía tienen mucho terreno por ganar en el mercado local. Para Patrick Powers, cofundador de Parce Rum, esto tiene que ver con el monopolio de licores del país y porque el público colombiano sigue reacio a pagar precios altos por productos locales. En su caso, una botella de 8 años puede costar hasta $180.000 y una de 12 años $240.000; de ahí que por años Estados Unidos haya sido su mercado estrella.
“Siempre fue muy complicado el inicio, por los permisos del Invima (Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos) y el monopolio que existía en el país. La ley solo nos dejaba producir para exportar, porque supuestamente le quitábamos el mercado a las licoreras. Para lograr ese permiso nos tocó gestionar, tener mucha paciencia y esperar muchísimos años, por eso nos fuimos a vender en el extranjero”, agrega Powers.
La marca de aguardiente súper premium Mil Demonios, de Santa Marta, vivió un proceso similar. Actualmente sus botellas son maquiladas por la gobernación del Magdalena y ya se distribuye en aeropuertos y tiendas de licores del país. Sin embargo, esto solo fue posible tras demostrar que no eran una competencia para los productos de las industrias departamentales, debido a que su precio de venta es hasta cuatro veces más alto que el de las licoreras tradicionales; así lo confirmó Mauricio Gutiérrez, socio fundador de Mil Demonios.
En 2019, justo antes de la pandemia se aprobó la ley 2005 que les abrió la puerta a los paneleros y rompió el monopolio de producción de licores de los departamentos, que importaban el alcohol para hacer maquila, y permitió a los trapiches de economía campesina destilar alcoholes y sacar licores artesanales.
Con esa puerta abierta, agrega el fundador de Mil Demonios, la meta es que a futuro la producción de estas marcas sea 100% colombiana y se eliminen las importaciones de alcohol.
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La pandemia llegó a ayudar en esa ‘pelea’ y terminó convirtiéndose en puerta de entrada para conquistar los paladares colombianos. “Los dos últimos años hemos visto una tendencia de reactivación en la que llegan cada vez más consumidores locales que se interesaron por los licores premium desde la comodidad de sus casas”, confirma Laura Isabel Marín, gerente general Parce Rum.
Por eso desde la marca decidieron apostar por una oferta de ron de tres años a precios más bajos, que pudiera llegar al consumidor local. Lanzaron ‘Brothers Blend’, un ron que se ofrece desde los $95.000 “y que no sacrifica nuestro sabor ni calidad.
Desde que creamos la marca nos propusimos embotellar la belleza de Colombia para que el mundo la conociera, ahora también queremos que los mismos colombianos aprendan a ver eso que los extranjeros vemos tan fácil”, comenta el fundador de Parce Rum.
El viche quiere ganar terreno
Así como México tiene al tequila y Perú al pizco, Colombia tiene su propia bebida típica exclusiva: el viche, un licor de caña que nació en la cultura afrodescendiente del pacífico y que por años fue considerado ilegal precisamente porque se fabricaba violando al monopolio del gobierno sobre el licor de caña.
En 2021, después de una larga espera, el Congreso de la República legalizó el viche y lo declaró patrimonio de las comunidades negras del país, pero solo desde este año pudo ser de manera legal el licor oficial del Festival Petronio Álvarez, una de las mayores celebraciones de la cultura afrodescendiente en América Latina. Allí 350.000 visitantes de todo el mundo pudieron consumirlo por primera vez sin enfrentarse a decomisos y sanciones.
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Ahora, grupos de familias que dependen económicamente de la fabricación de ese licor, explica la abogada Audrey Mena, experta en derechos étnicos colectivos, esperan hacer que la bebida deje de ser típica del pacífico y sea reconocida a nivel nacional como ‘la joya’ del licor colombiano.
Esto, además de reivindicar la tradición cultural de esa comunidad, explica, abriría oportunidades económicas enormes a productores artesanales de esa región. “Para lograr avances todavía hace falta acabar con las restricciones sanitarias y comerciales que pesan sobre el viche y que dificultan la consolidación de cadenas productivas, registros sanitarios y acceso a mercados más estables y de mayor envergadura”, explica la jurista.
Solo cuando se superen estas dificultades el país estará listo para empezar un nuevo capítulo en el renglón de sus exportaciones, esta vez de la mano del viche. “Es hora de mostrarle al mundo lo que tenemos y que a través de esta bebida se conozca la historia de lo que somos como país. El objetivo es llegar a ser globales”, concluyó Manuel Pineda, presidente del capítulo regional de la Asociación de Bares de Colombia (Asobares).
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