Contrario a estrategias de otros, basadas en crear productos fuera de las estructuras de otras empresas tradicionales, a Davivienda le ha funcionado tener a Daviplata dentro de las operaciones del banco, llegando a convertirse en la billetera digital con más usuarios en Colombia. Maritza Pérez, una de las creadoras del producto, señala que es una estrategia transversal de innovación.
Si hay un mérito que tiene más que ganado el banco Davivienda es que hace 12 años, cuando nadie hablaba de billeteras digitales, pusieron en el mercado Daviplata, una solución para transferir dinero desde el celular sin necesidad de ser cliente del banco.
“En esa época empezamos a ver jugadores no bancarios en el mundo que usaban el dispositivo móvil para transferir minutos que se volvían dinero. Nos inspiramos a hacer que mover el dinero fuera muy fácil y trabajamos en cómo llevarlo a Colombia”, recuerda Maritza Pérez, que ahora es la vicepresidente de Mercado y Banca Personal de Davivienda. “Hicimos un proceso de innovación con varios atributos, una forma de vincularse sin tener que ir a una oficina, sin papeles y sin cuota de manejo”.
Ahora, convertida en aplicación móvil, Davivienda tiene 15,4 millones de usuarios, más que los 13,4 millones que tiene Nequi de Grupo Bancolombia, aunque esta última moviliza el doble de dinero.
Para Pérez esa es una métrica que depende de por dónde se mueva el dinero. “Nosotros tenemos otros rieles y para nosotros el volumen de dinero es el que puedan mover en distintas plataformas en las que participamos”.
Para una tercera parte de los que la tienen, este es su único producto financiero; otra tercera parte, son clientes que tienen otros productos con Davivienda y la última tercera parte, son clientes de otros bancos, eso nos inspira a hacer algo bueno para todos”, dice la vicepresidente de Davivienda. “Fuimos el primer banco que apoyó la distribución de subsidios permitiendo ir a zonas rurales”.
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Una de las estrategias más fuertes que han tenido para escalar este producto, son las alianzas, como una que tienen con el Metro de Medellín y la que tienen con Rappi, que a través de su brazo fintech Rappipay –en el que Davivienda tiene una participación de 50% en Colombia–, tiene una billetera digital marca blanca con productos de crédito y débito más orientados a las ciudades, que ha superado el millón de usuarios. Con alcaldías de varios municipios y la Banca de Oportunidades, están trabajando para digitalizar los pagos de 100 plazas de mercado.
“Creemos que la innovación tiene método y es una destreza organizacional. Daviplata es una unidad de negocio de Davivienda, para la que trabajan 200 personas. Para nosotros es una gran ventaja estar dentro del NIT y con los desarrollos del negocio de la banca oficial”, explica Pérez. “No perdemos el mantra, si agregar funciones afecta que mover dinero esté a un clic, con un lenguaje sencillo de meta plata y saque plata, no es el camino para Daviplata”.
La visión de Pérez sobre las fintech que han surgido en la última década, es que han evolucionado a ser un solo producto, mientras que el negocio financiero consiste en más de un solo producto.
“Tenemos como aliadas a varias fintech. Muchas serán aliadas y otras serán competidores. Pero el tiempo ha demostrado que un banco puede aprender a ser una compañía tecnológica si demuestra con acciones su compromiso con el mercado y de aprender de las nuevas tecnologías. Los bancos tenemos aprendizajes de muchos años de décadas de gestión de riesgos y de hacer que los negocios sean rentables y sostenibles en el largo plazo. Estamos en un contexto en el que las exigencias de los fondos de capital de riesgo están más exigentes y eso va a hacer que todos seamos mucho mejores”, sostiene Pérez, quien asegura que para atraer y retener talento tecnológico que está tan escaso, se apalancan en su forma de desarrollar el talento, “con un propósito, en el que todo el mundo que ayuda a desarrollar esa billetera sabe que con el código está aportando a transformar el país”.
La vicepresidente de Davivienda considera que en Colombia existe un reto para que los asuntos tributarios no amarren la economía subterránea que se mueve con el efectivo. “Una vía podría ser tener políticas públicas para que todos los pagos de servicios públicos, de sistemas de transporte y la carga de minutos sean electrónicos”, concreta.
Daviplata también tiene una versión local en El Salvador y trabaja para llevar soluciones parecidas a través de alianzas en otros países como Honduras.
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