El senador generó un debate sobre el impacto de la política monetaria en la inflación actual. ¿Cuáles son las claves de esta polémica?

Desde que era candidato a la presidencia, el hoy Primer Mandatario de los colombianos, Gustavo Petro, manifestó sus reservas acerca de la manera como el Banco de la República manejó el choque originado por la pandemia.

Pero su posición llamaba la atención por excesivamente heterodoxa: pedía emitir hasta $15 billones mensuales para entregárselos al Gobierno y con eso subsidiar directamente a la población. Si hubieran hecho eso durante un año, habrían sido emitidos $180 billones más que duplicando la base monetaria de ese momento.

Ahora, uno de sus aliados políticos estrella, Gustavo Bolívar, actual presidente de la comisión 3 del senado, lanza una alerta que parece sacada de un diagnóstico muy distinto al que tenía Gustavo Petro como candidato. Esta es la polémica de Bolívar con el Emisor.

Convierta a Forbes Colombia en su fuente permanente de información

En un tuit publicado ayer domingo, Bolívar aseguró que el Banco de la República, respondiendo a un derecho de petición suyo, le informó que sí se habían emitido entre 2018 y 2022 (periodo de gobierno de Iván Duque) un total de $61 billones.

“Razón poderosa de la inflación. No es el salario mínimo”, explicó en su pronunciamiento.

Vale la pena preguntarse qué habría pasado si el país le hubiera seguido la cuerda al entonces candidato Petro, cuando pidió emitir $180 billones por año. Al menos el senador Bolívar ya reconoce que imprimir billetes genera impacto en los precios.

La polémica actual

Pero su tuit abrió una gran polémica básicamente porque señala a la política monetaria implementada por el Banco de la República en plena pandemia como la causante de la inflación actual del país.

Muchos le respondieron señalando, primero, que no es necesario un derecho de petición para pedir una información que es pública y que está disponible en la propia página web del Emisor. Segundo, que la política monetaria ha mantenido un rumbo claro en medio de la pandemia y que si bien se pueden dar debates técnicos sobre el asunto, esto no tiene nada que ver con allanarle el camino al entonces presidente Duque.

Es necesario ir por partes para poner las coordenadas de los hechos. La base monetaria hasta antes de la pandemia se comportó de manera regular: en aquellos casos en los que el Emisor consideraba que la economía necesitaba un impulso, imprimió más billetes, es el caso de 2006 y 2007, justo antes de la debacle mundial de Lehman Brothers, cuando este indicador llegó a crecer al 20% anual.

Cabe recordar que lo más valioso de la política monetaria es que alcance un carácter contracíclico. Esto quiere decir que cuando el aparato productivo corre el riesgo de sobrecalentarse por exceso de actividad es necesario apretar las amarras (subiendo tasas y reduciendo liquidez) y cuando la economía muestra debilidad, es necesario imprimir más y bajar tasas para impulsar el consumo y la producción.

El carácter contracíclico de la política monetaria es un activo que el país ganó con sudor y lágrimas luego de la crisis de 1999 y fue una verdadera herramienta a la hora de enfrentar choques como el de 2008 y 2015. Así va la polémica de Bolívar con el Emisor.

Llegó la pandemia

Pero el covid llegó y la estantería se vino abajo. Todos los bancos centrales del mundo tuvieron que acudir a los expedientes más heterodoxos y debieron imprimir mucho dinero para que la gente tuviera cómo enfrentar la crisis generada por el cierre total de la actividad económica.

En Colombia, el Banco de la República acudió a muchas herramientas para que la liquidez fuera la necesaria en un escenario de choque profundo. En el informe que el Emisor presentó ante el Congreso de la República sobre lo hecho en 2020 se hace un resumen de cada una de las medidas.

Consulte el informe del Emisor al Congreso sobre las decisiones de 2020

Este fue el catálogo de disposiciones: liquidez transitoria (repos), aumentando montos, contrapartes, garantías admisibles y plazos; compras definitivas de títulos públicos y privados; reducción del encaje; ventas de dólares forward con cumplimiento financiero; swaps de dólares y reducción de la tasa de interés de política.

A esto se le sumaron los US$2.790 millones de los derechos especiales de giro que el país recibió del Fondo Monetario Internacional. Una medida completamente heterodoxa, si se tiene en cuenta que esa plata llegó directamente a las arcas del gobierno a través de una emisión especial de deuda por parte del Gobierno y que sirvió de pago al Emisor por esos recursos.

Así las cosas, es claro que el Banco de la República inundó de dinero la economía en 2020 y 2021, justamente porque el choque que se enfrentaba era completamente extraordinario y sin antecedentes. Pero aún así, trató de mantener la ortodoxia en estos momentos duros y por eso no hubo emisión directa para el Gobierno. Además, el sistema financiero siguió jugando un rol clave en la mecánica de la política monetaria como ha ocurrido en todos los momentos de la historia y como ocurre en todos los países del mundo que tienen un Emisor independiente.

Eso es lo que explica que la base monetaria haya crecido entre 2019 y 2020, más del 20% y  entre 2020 y 2021, más del 9%. Ese impulsó llevó a este indicador a los más de $145 billones que le mostró el Banco a Bolívar.

Claramente no se puede decir que esto no haya tenido impacto sobre los precios. Pero el debate que hay en este sentido es si el Banco de la República se demoró más de lo debido en normalizar el nivel de base monetaria.

La tasa de intervención del Banco llegó a un mínimo histórico en septiembre de 2020 y se mantuvo allí durante un año. En septiembre de 2021 se inició el proceso de normalización.

Aquí el debate puede ser infinito, pues siempre será más fácil ser técnico después del partido. Además no tenemos el contrafactual: qué habría pasado si el Banco decide aumentar los intereses uno, dos o tres meses antes.

Lo que sí queda claro es que buena parte del gran crecimiento registrado en 2022 (que se espera esté por encima del 7%) se ha debido a un exceso de gasto gracias al alto poder adquisitivo que han tenido los hogares colombianos. Pero la inflación también ha tenido un componente de oferta por los problemas logísticos propios de pospandemia y por los generados por los paros del año pasado.

La política monetaria ayudó al país a enfrentar el más duro choque económico de su historia y simplificar el debate a un asunto de “economía política” a favor del Gobierno Duque es equivocado.

Al menos el partido oficialista ya tiene claro que emitir sin contemplación implica una amenaza para los precios: cabría esperar que desde el Pacto Histórico no vayan a insistir en esa fórmula que ya ha mostrado su fracaso en muchas partes del mundo.