Para Norella, el criptoarte ha cambiado las reglas del juego. Le ha permitido ganarse la vida con su pasión y conectarse con personas de todo el mundo.

Norella Magdaniels era solo otra artista en apuros en la alegre ciudad de Barranquilla. Siempre le había gustado crear arte, pero luchaba por ganarse la vida con ello. Todo eso cambió cuando descubrió el mundo del criptoarte.

“Las personas toman mi arte como una obra de sanación”, dice Magdaniels, de 22 años, en una entrevista con Forbes. “Los NFTs me han permitido conectar mi arte con las personas adecuadas, es refrescante saber que alguien va a pagar por una obra mía, es muy especial. Aunque el arte es muy para mí, te permite seguir construyendo. Son personas que creen en mi, son soñadores con Norella”.

Una pieza suya, ‘Overthinking’, que muestra un cerebro martillando un corazón, se regó como pólvora por internet a mediados de este año. Una tabla de surf que pintó, se subastó en El Salvador por 11.000 dólares para una causa social. En Atlántico, su departamento de orígen, la nombraron embajadora de innovación. En la plataforma de OpenSea más de 200 NFTs suyos han sido vendidos, mientras que en la de Minteo la ubican como una de sus principales criptoartistas. A pesar del enfriamiento que ha tenido el mercado de los NFTs en los últimos meses, el salto de Norella es irreversible.

‘Overthinking’ es una de lias piezas más populares de Norella Magdaniels. Foto: Norella Magdaniels.

De niña fue bailarina y a los ensayos llevaba mensajes que pintaba. En su adolesencia podía pasar tardes enteras coloreando mandalas. Cuando salió del colegio, quería estudiar Arte, pero sus papás no la dejaron. Con una beca del programa Ser Pilo Paga, optó por estudiar Diseño Gráfico en la Universidad del Norte. “Mi mamá me dijo usa la beca para algo más seguro”, apunta Magdaniels.

Sin embargo, durante la carrera le aburría crear logos, mientras que ilustraba stickers que salía a vender en plazas de su ciudad. En su búsqueda, encontró un manifiesto de arrancar cabezas.

“Quito el rostro y pongo en su lugar la razón de la esencia de ese mensaje que quiero contar”, describe Magdaniels, quien para la época ilustró tres libros que llegaron a la FilBo.

Paralelamente, esa labor de ilustradora llamó la atención de algunos jóvenes que estaban intentando emprender una carrera en la música, que le propusieron incorporar portadas de arte en canciones de reggaetón. Desde entonces es algo que ha venido haciendo para varios cantantes, entre ellos Beéle y Dekko, que han ganado reconocimiento internacional y millones de reproducciones en streaming. “Trabajo con ellos desde cuando nadie los conocía”, sostiene la artista.

A principios de 2021, el criptoarte cambió su vida. Al principio, Norella se mostró escéptica. No sabía mucho sobre criptomondas o tecnología blockchain, pero rápidamente vio el potencial de usar tokens no fungibles (NFT) para autenticar y vender sus obras de arte. Sin embargo, en pleno auge subió sus primeros NFTs, pero nadie los compraba. Entendiendo que para entrar en el criptoarte debía construir una comunidad, junio de ese año logró vender el primero y en agosto las primeras 100 piezas que había lanzado se habían agotado.

“La gente empezó a ver mi arte de una manera diferente”, relata Magdaniels. “Los coleccionistas me escribían que comprar mi arte era como comprar lecciones de vida”.

Ahora, todas sus obras físicas, incluyendo una escultura que está en construcción, van acompañadas de NFTs. “Mi técnica es la honestidad”, asegura.

Para Norella, el criptoarte ha cambiado las reglas del juego. Le ha permitido ganarse la vida con su pasión y conectarse con personas de todo el mundo. Y ella no es la única que se beneficia del auge del criptoarte. Cada vez más artistas recurren a la tecnología blockchain para autenticar y vender su trabajo, lo que abre nuevas oportunidades para la expresión creativa.

Norella es una prueba de que el criptoarte es más que una moda pasajera. Es una forma revolucionaria para que los artistas se conecten con su público y se ganen la vida con su arte. Y está emocionada de ver a dónde llevará esta tecnología al mundo del arte en el futuro.