La iniciativa Small Firm Diaries, que recorre el mundo analizando a las pequeñas empresas, arrojó que la falta de capital de trabajo impide a las pequeñas empresas hacer las inversiones que requieren para crecer en el primer reporte que publica sobre Colombia.
Para el 60% de las pequeñas empresas en Colombia, la mayores barreras que les impiden crecer son las dificultades para acceder a las materias primas y el constante aumento de costos de sus operaciones. Así lo halló la iniciativa Small Firm Diaries, que por primera vez publica un reporte sobre Colombia.
En el mismo, se explica que no tienen el suficiente capital de trabajo para autofinanciar sus niveles deseados de inversiones para poder progresar.
El estudio, que examinó 122 empresas en Bogotá, Cali y Barranquilla, encontró que el 31% de las empresas de la muestra estaban dirigidas por mujeres y el 23% eran copropietarias de un hombre y una mujer. Las empresas restantes eran propiedad de hombres.
“Lo que esta investigación nos mostró es que las pequeñas empresas son una población distinta y poco comprendida. Atender mejor a esta población representa una oportunidad significativa para avanzar en el crecimiento inclusivo y la conectividad digital, especialmente en torno al capital de trabajo y las herramientas e innovaciones para mitigar la volatilidad de los ingresos que enfrentan”, dijo a Forbes Timothy Ogden, director general del estudio global y de la Iniciativa de Acceso Financiero de NYU. “Si se compara Colombia con la muestra global, se observan consistencias en la rotación y volatilidad de los empleados. En Colombia, solo un tercio de los empleados cobró durante más de 6 meses del año que duró el estudio, a pesar de que dos tercios de los empleados declararon que la pequeña empresa era su única fuente de ingresos y de que muchos manifestaron tener dificultades para llegar a fin de mes”.
A Ogden le parece curioso que las empresas colombianas priorizaron el aumento de la estabilidad de su negocio como objetivo para el futuro, lo que indica que consideran la suavización de los flujos de caja como una señal de éxito.
En términos de bancarización, Colombia está por detrás de países mucho más pobres como Kenia, Nigeria y Etiopía, donde casi todos (alrededor del 90%) los propietarios de empresas tienen cuentas bancarias. En Colombia (y en Indonesia) solo alrededor de dos tercios de las empresas pueden considerarse “bancarizadas”. No obstante, en todos los países el efectivo domina los modos digitales de operar.
Aunque la mayoría de los propietarios de empresas dijeron que el acceso a la financiación era una barrera para el crecimiento, la mayoría dijo que rara vez o nunca necesitaban un préstamo. En cambio, el capital de trabajo y la liquidez se identificaron como necesidades más apremiantes.
“Superar estos retos se logra con el trabajo en conjunto, es decir un trabajo de ecosistema y de partners porque así se requiere. Un solo jugador no es capaz de mover esto, tenemos que unir esfuerzos y trabajar de la mano del sector privado, la industria, la academia, y el gobierno; todavía hay un largo camino por recorrer que requiere la integración de todos estos actores”, comentó a Forbes Marcela Carrasco, jefe de inclusión financiera para Mastercard en América Latina y el Caribe. “Data como la que arroja el estudio nos da un entendimiento real de las oportunidades, las necesidades, y los vacíos que tienen las empresas para desarrollarse. Dicha información permitirá que, entre todos los jugadores, se pueda presentar una verdadera propuesta de valor, y ver cómo podemos construir soluciones que vayan al core de las necesidades de aquellas pequeñas empresas que van creciendo cada día más”.

El informe, elaborado por investigadores de NYU, fue financiado por el Centro Mastercard para el Crecimiento Inclusivo, la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación Argidius y la Red de Emprendedores del Desarrollo de Aspen. Participaron también investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana y de la Universidad del Norte.
Con hallazgos como estos, al comprender mejor las necesidades y prioridades de esta población, los formuladores de políticas y los líderes empresariales pueden ayudar a garantizar que las pequeñas empresas continúen desempeñando un papel vital en la economía de Colombia.