Dolly Montoya aseguró que el presupuesto actual de la institución no se compone únicamente de recursos estatales.
En materia de educación superior hay mucho retos en Colombia, entre ellos, poder garantizar una oferta pública de calidad. La Universidad Nacional de Colombia mantiene su liderazgo como una de las mejores instituciones de educación superior en el país, aún cuando tienen que hacer malabares con su presupuesto.
A través de un video publicado en el canal oficial de la institución, Dolly Montoya, rectora de la Universidad Nacional, explicó la raíz del problema de financiamiento de la educación pública en el país.
Específicamente, se refirió al caso de la Universidad Nacional. Montoya indicó que el déficit estructural que tiene el presupuesto de la institución se originó en los criterios definidos para su asignación. Según explicó, la Ley 30 de 1992, norma que rige a la educación superior, fue creada pensando en que el presupuesto se ajustaría conforme a los cambios en el Índice de Precios al Consumidor.
En plata blanca, esto significa que el presupuesto de la Universidad solo se incrementaría en la misma medida de la inflación; por lo que estaría congelado y seguiría siendo suficiente para cubrir las mismas necesidades. Algo similar a lo que ocurriría en las finanzas del hogar si el salario minímo aumentara únicamente el porcentaje de la inflación.
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El problema radica en que el modelo tal como se concibía no dejaba margen de acción, haciendo la analogía, se sigue haciendo el mismo mercado en la casa, porque no hay un aumento real que alcance para comprar más.
Dicha norma se modificó tras la protesta social de 2018, y se estableció que el crecimiento del presupuesto de la Universidad Nacional sería igual al IPC con unos puntos adicionales, para este año correspondería al IPC+5%.
Lo complejo, de acuerdo a las cuentas que hizo la directiva, es que durante décadas de funcionamiento de la Universidad Nacional se había regido por el primer modelo, lo que generó un déficit estructural en el presupuesto.
Aunado a ello, Montoya aseguró que con los recursos actuales apenas se cubren los gastos de la Universidad, por lo que persisten otros retos para garantizar la calidad de su oferta. Actualmente, la institución tiene la misma planta de profesores (aún cuando el número de estudiantes pasó de 26 mil a 60 mil), las redes de conectividad son obsoletas y la infraestructura de áreas como laboratorios necesitan una mejora.
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¿Cómo han operado este tiempo?
La rectora Montoya detalló que el presupuesto de la Universidad Nacional ahora se compone en un 50% del aporte del Estado y el 50% restante corresponde a la generación de ingresos propia de la institución, a través de otras actividades.
“Hemos venido trabajando con el Ministerio de Educación para reformar los artículos 86 y 87 de la Ley 30”, aseguró. Como resultado de los esfuerzos conjuntos se ha conseguido que el presupuesto se ajuste por encima del IPC, pero hay pendientes que urge revisar, como el reconocimiento de la producción académica de los profesores y la cuantificación de los gastos de cada estudiante, para que se giren los recursos suficientes y se fortalezca la sostenibilidad de la institución.
“Lo que se ha prometido se ha cumplido, pero eso es muy poco para lo que requerimos las universidades públicas”, concluyó la rectora.
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