El futbolista cucuteño no solo ha construido una millonaria y exitosa carrera en el deporte, también lo hace como empresario. Una cadena de café, una marca de agua, inversiones en finca raíz y en agroindustria hacen parte de los negocios que tiene en Colombia. Además, no descarta emprender en el mundo del deporte.

El más reciente negocio de James Rodríguez nació de un apodo y de una pasión.

A los 17 años, en 2009, el futbolista cucuteño se fue a Argentina y debutó como el jugador extranjero más joven en la liga profesional de fútbol de ese país, con el Club Atlético Banfield. Mucho ha pasado desde ese momento hasta hoy, pero el denominador común ha sido que, en medio del éxito, entre camerinos y concentraciones, se ganó el apodo de ‘cafetero'”.

“En cada lugar al que he llegado como futbolista me han dicho así porque todos los días me tomo mi café colombiano. Siempre quise tener un negocio que me permitiera mostrarles a las personas la razón de mi gusto y la calidad del café que tenemos en nuestro país”, contó en conversación con Forbes desde Grecia, en donde vive y juega con el Olympiacos.

En 2017 hizo realidad ese sueño y adquirió una franquicia de Dos Molinos, una cadena de cafeterías del eje cafetero cuya operación estaba centrada en Ibagué. Su éxito fue tal, que en mayo del 2022 decidió comprar la marca en su totalidad y en febrero de este año dio un paso por expandirse y anunció su llegada a Bogotá, con una tienda en el Centro Comercial El Edén.

Con esa apertura, la cadena ya emplea a 20 personas y completa cinco locales en el país: tres en Ibagué, uno en Medellín y uno en Bogotá. Además, prepara su aterrizaje este 2023 en El Espinal (Tolima). “En los próximos tres años esperamos llegar a más ciudades y dar el salto al mercado internacional”, explicó el deportista.

Por ahora, se apalancan en los centros comerciales para ganar público y competir de cerca con marcas como Juan Valdez y Oma. Su propuesta incluye, además de café, waffles y pastelería.

La faceta empresarial de Rodríguez no es nueva. En 2014, uno de los años más notables de su carrera deportiva –cuando recibió la ‘Bota de oro’ por ser el máximo goleador del Mundial de Brasil– también lanzó su energizante ‘10 Gold’, cuyo éxito derivó cuatro años más tarde en la llegada de dos nuevos productos para completar su portafolio de bebidas: agua mineral y agua con gas. Esta se extrae de los páramos vírgenes de Chingaza en Cundinamarca.

Aprovechando su popularidad, creó una campaña de marketing enfocada en redes sociales, en donde él era la imagen de su propia marca. Para el lanzamiento de sus aguas, la compañía destinó una inversión superior a los 1.700 millones de pesos. A la fecha, tiene construida una empresa de alimentos -Functional Foods- en la que espera seguir desarrollando bebidas saludables y energizantes.

James Rodríguez. Foto: Archivo.

“Hoy ofrecemos un producto de primera calidad que se comercializa en Dos Molinos y en el canal horeca (hoteles, restaurantes y cafés). Todo con sello 100% colombiano”, detalla. Solo en su primer año la marca vendió más de un millón de unidades y logró ingresos por 2.400 millones de pesos.

Visión de negocio

Al cucuteño de 31 años no le preocupa a qué dedicarse cuando llegue el momento de retirarse de las canchas. Tiene claro que ha construido una carrera que le permitirá seguir ligado al deporte y que ha desarrollado un poderoso abanico de negocios en diferentes sectores.

“Me gustaría continuar en el fútbol desde una faceta distinta a la de jugador, me estoy preparando desde lo administrativo y lo deportivo al más alto nivel para poder aportar mi conocimiento y experiencia a las nuevas generaciones. Tengo máster en Gerencia y Administración deportiva y quiero seguir capacitándome”, argumenta. Al tiempo, espera llevar su visión de ganador del deporte a las oficinas. “Toda la vida me ha movido esa pasión por ganar. En esta faceta quiero lo mismo. Hacer las cosas como en el deporte: con disciplina, orden y metas claras”.

En ese ‘gol’ empresarial lo acompaña su familia. Junto a ellos adquirió una finca productora de arroz y ganado en el Tolima. Su tío Mario Rubio es el gerente general de Functional Foods, y su mamá, María del Pilar Rubio, lidera su fundación ‘Colombia somos todos’, que nació en 2011 y a donde van destinados muchos de los recursos que dejan sus negocios para la construcción de canchas en zonas vulnerables del país. “Estamos felices porque en 12 años hemos impactado la vida de más de 6.000 niños y niñas, así como las de sus familias en 20 municipios de Antioquia, Tolima, Atlántico y Casanare”.

Su iniciativa busca impulsar a los niños colombianos a alcanzar sus sueños y cultivar en ellos valores como la disciplina, el compañerismo y la constancia, los mismos que lo han llevado a lo más alto del deporte. “Mi mayor motivación es que lo que sembramos hoy en las vidas de ellos, serán los frutos que en un futuro no muy lejano el mundo agradecerá”, agrega.

En el renglón de inversionista, Rodríguez se ha enfocado en la gastronomía y la finca raíz. Es socio de los restaurantes Salvaje y Arrogante, que tienen operación en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. Y a nivel de finca raíz ha invertido en varias propiedades dentro y fuera de Colombia en ciudades como Madrid (España), Envigado y Santa Marta. El fútbol lo suma a sus negocios a través de su empresa ‘Top 10’, que se dedica a la instalación de canchas sintéticas en Ibagué, y que se alquilan a apasionados al deporte que buscan seguir sus pasos.

Además, les saca provecho a sus redes sociales y ha sido la imagen de grandes marcas como Adidas. En diciembre del 2022 fue el protagonista de la campaña de una empresa de inversión en activos digitales. Pero su sector favorito es el de la agroindustria, cuenta, por la vocación agrícola del país. Por eso, espera seguir sumando negocios en ese campo. “Mi propósito es ayudarle a Colombia, poner mi granito de arena para que el país vaya para adelante”.

Su fortuna

Incluso sin ser fanático del fútbol, cualquier colombiano podría reconocer a James Rodríguez. El 10 de la Selección Colombia lleva en sus hombros el valor de ser hasta ahora el jugador colombiano más ‘caro’ de la historia de ese deporte, luego de que el Real Madrid (España) pagara 75 millones de dólares por llevarlo a sus filas en 2014.

Desde ahí Rodríguez no ha parado. Algunos de los clubes más importantes del mundo han pagado cifras muy altas por reclutarlo. AS Monaco (Mónaco), Real Madrid y Bayern Múnich (Alemania) están en la lista. Cuando estuvo en Al Rayyan (Qatar) su salario era de 11 millones de euros al año, el doble de lo que devengó en el Everton (Inglaterra), en donde su salario anual era de 4,5 millones de euros. Actualmente recibe unos 6 millones de euros anuales en el Olympiacos.

Según cifras de Celebrity Net Worth, la publicación que sigue de cerca los activos de las celebridades de todo el mundo, hasta el 2023 Rodríguez ha construido una fortuna que hoy estaría cerca de los 80 millones de dólares.

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