Andrés Cadena y Ángela Samper, socios de McKinsey en Colombia, se declaran “grandes creyentes en el país” y explicaron a Forbes hacia dónde observan que se están moviendo los negocios, tanto en los nuevos jugadores, como en las compañías centenarias.
Pocos entienden qué hace un consultor, pero muchos quieren serlo. El año pasado, 1,2 millones de personas aplicaron a 10.000 posiciones de trabajo en McKinsey, la firma de consultoría que ha llevado su nombre a la cúspide del mundo de los negocios.
La cifra la entrega Andrés Cadena, socio senior de McKinsey en Colombia, que lleva 25 años en la compañía. “Estudiando ingeniería industrial en la universidad, algunos amigos me dijeron que se iban a presentar a firmas de consultoría. En ese momento fue la primera vez que escuché hablar de consultores”, dice Cadena. “25 años después, asesores y amigos de mi papá me siguen preguntando a qué me dedico”.
Algo similar le ocurrió a Ángela Samper, socia y gerente de McKinsey en Colombia, quien recién graduada de Ingeniería Industrial y Mecánica, veía a compañeros aplicando a consultoría.
“Veía que los demás estaban entusiasmados y que seguro ahí había algo por explorar”, anota Samper. “Mezclas lo mejor de muchos mundos, te involucras en los problemas de los sectores empresariales. Cuando entré a la firma fui teniendo distintas vidas, estuve en temas de operaciones, luego en eficiencia, metodologías de optimización de procesos y a medida que vas creciendo te vas especializando”.
Cuando sus clientes –los cuales mantienen bajo confidencialidad– los contratan, no saben exactamente qué van a recibir, porque están buscando un conocimiento que les hace falta.
McKinsey, junto a grandes sus competidores BCG Boston Consulting Group y Bain & Company, tienen una reputación, una red global y otros factores, como consultores formados en las mejores universidades del mundo, para escuchar recomendaciones en asuntos como estrategia, sostenibilidad, diversidad e inclusión y uno que es la nueva cereza del pastel: la transformación digital.

Tanto Cadena como Samper estudiaron una maestría en administración de empresas (MBA, por sus siglas en inglés) en universidades de Estados Unidos. La mitad de los consultores la tenían hace 15 años, pero ambos afirman que esa cifra hoy no pasa del 25%, porque ahora la firma recibe a perfiles de otras disciplinas, contando con personas que incluso no han pasado por universidades.
“Mezclas lo mejor de muchos mundos, te involucras en los problemas de los sectores empresariales. Cuando entré a la firma fui teniendo distintas vidas, estuve en temas de operaciones, luego en eficiencia, metodologías de optimización de procesos y a medida que vas creciendo te vas especializando”
Ángela Samper, socia y gerente de McKinsey en Colombia
Así mismo, contrario a lo que se dice en la calle, que saben muchos de recomendar y poco de ejecutar, creen que si fuera así sus exempleados no serían presidentes de las compañías más grandes de los Estados Unidos.
“Sabíamos que necesitábamos crecer en el impacto de lo que se promete. No somos una consultora, somos un grupo empresarial que hace 20 adquisiciones al año, comprando tecnología, activos en término de soluciones y capacidad de poder generar datos”, alega Cadena. “Antes nos pagaban por acompañar una idea. Hoy en día más del 30% de lo que se hace es estrategia, pero más del 70% es impacto, ayudamos a los clientes a levantar sus capacidades propias”.
Frente a la transformación que están experimentando las distintas industrias, Samper resalta que se trata de una mentalidad de cambio.

“Muchas veces las empresas tienen la capacidad de invertir pero no tienen la consecuencia ni la mentalidad de cambio”, advierte Samper, que se ha especializado en servicios financieros. “Hay que ver el liderazgo detrás de eso, si traes líderes que piensan diferente y que atraen diferentes tipos de talento, logrando que la diversidad en los equipos aumente. Lo que más cuesta es transformar las organizaciones hacia la agilidad y que esas herramientas se usen. Lo clave es que esa transformación digital realmente impacte a quien tú te estás dirigiendo, conocer cuáles van a ser las consecuencias de eso, ingredientes que van más hacia la gestión del cambio. No son tanto las soluciones tecnológicas. Hay clientes que tienen más que las soluciones que necesitan, pero lo difícil es movilizar la gente hacia los cambios, muchas veces es la mentalidad”.
Para Cadena, el desarrollo de la innovación es un espectro que es evolutivo, que con el desarrollo de capacidad computaciones está causando una disrupción en los negocios y en las cadenas de valor como se conocen.
“Eso ha generado una presión muy grande en los sectores, tanto en la cantidad de atacantes que aparecen, que son los jugadores digitales que han recibido grandes financiaciones, como los incumbentes, que son negocios centenarios que ven oportunidades primero para su estructura de costos, porque son más eficientes y segundo para aprovechar una capacidad de crecimiento, en donde logran participar con las nuevas tecnologías en una forma diferente de llegar a los clientes e incluso en acercar muchos otros clientes”, puntualiza Cadena. “Eso termina generando un concepto que se denomina ecosistema, en el que una empresa que estaba acostumbrada a trabajar en un solo sector ahora puede tener acceso a muchos otros sectores en los que sus clientes tienen oportunidades. Ningún jugador grande querrá desaprovechar eso. Unos lo harán más rápido, otros lo harán más lento”.
A Cadena le preocupan las empresas y en general los sectores que no tienen acceso a ese conocimiento y a las capacidades tecnológicas para hacerlo. Esos podrían desaparecer.
Entre tanto, McKinsey ratifica su presencia en Colombia y asegura que su operación en el país es una apuesta de largo plazo.

“Somos grandes creyentes en Colombia. A diferencia de otras consultoras que han estado en las buenas épocas en Colombia, después se van y después vuelven, nosotros hemos estado en el largo plazo. En los 90, cuando todos nuestros competidores decidieron irse del país, nosotros invertimos el doble y hoy en día somos la firma más grande. Eso demuestra cómo vemos el país”, subraya Cadena.
Y agrega: “Creemos mucho en el potencial del empresariado y de los ejecutivos colombianos. Hemos podido ver cómo muchas de las grandes empresas de Colombia se internacionalizan y cómo cambian a lo largo de los años. Si bien el país está lejos de lo que uno quisiera y hay muchísimo por recorrer creemos que este país tiene unas oportunidades increíbles, un talento sobresaliente y una resiliencia difícil de encontrar en otras partes del mundo. Nosotros solo vemos oportunidades, Colombia necesita crecer por encima del 5% para que realmente haya un cambio social. Eso requiere que haya una confianza en la inversión en el país, tanto pública como privada y tanto local como extranjera, que permita la creación de nuevos empleos en el país en sectores innovadores que paguen mejor”.
Por su lado, Samper señala que si se quiere descarbonizar al país en los próximos 30 años, se requiere de una inversión significativa.
“Hay un poder en el diálogo y la colaboración”, complementa Samper. “La colaboración no va a ser solo pública, también tiene que ser privada, tiene que haber distintos actores involucrados para lograr ese desarrollo y esa productividad para que ese crecimiento económico derive en un nuevo contrato social”.
En Colombia McKinsey trabaja con organizaciones del sector financiero, energía, comercio minorista y de consumo masivo, telecomunicaciones, minero-energético y en emprendimiento, con startups respaldadas por capital de riesgo.
“Lo interesante es ver cómo cada sector se tiene que repensar y revitalizar”, concreta Samper. “Estamos aquí porque la gran mayoría somos colombianos, tenemos una visión de largo plazo, estamos desarrollando talento, no nos trasnocha una empresa particular, nos trasnocha que este país mejore”, concluye Cadena.
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