Un estudio de Colombia Risk Analysis muestra que los riesgos contractuales, sociales y de seguridad frenan el entusiasmo de China por invertir en Colombia.
Los chinos, que desde hace unos años vienen acelerando sus inversiones en mercados estratégicos de América Latina, ven con entusiasmo a Colombia, pese a los riesgos contractuales, sociales y de seguridad que se están presentando en el momento.
Así lo destaca un informe de la firma Colombia Risk Analysis, junto a Cifras y Conceptos, en el que se analiza cómo está la balanza comercial entre los dos países, las percepciones locales de los inversionistas chinos y las oportunidades de inversión que se podrían materializar en caso de que se acentúen las relaciones diplomáticas entre los dos países.
“Mientras que otros países pueden considerar que los crecientes riesgos políticos y de seguridad representan un obstáculo para sus operaciones en Colombia, China probablemente persistirá e incluso intentará comprar los activos de las empresas desamparadas”, dice el informe. “Esto dependerá de qué tan bien Petro logra calmar las relaciones con China y favorecer los intereses de China en el país”.
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El documento, de 49 páginas, destaca que se ha visto una creciente importancia de China en la escena mundial y su huella inversora en Colombia, por lo que se merece una atención adicional por parte de la administración de Gustavo Petro.
Aunque hoy China no ha superado a Estados Unidos en el comercio total que tiene con Colombia, sí es uno de los mercados de mayor crecimiento, destaca el estudio. Esto ha permitido que en la última décad haya florecido la inversión de los chinos, de la mano de algunos proyectos estratégicos como lo son la primera línea de metro de Bogotá, el Regiotram de Occidente y la mina de oro de Buriticá, entre otros.
“Con estos grandes proyectos, es probable que veamos un importante repunte en la inversión china cuando finalicen las cifras anuales”, añaden

Hoy se tiene un pipeline de 90 iniciativas en los que están detrás inversionistas chinos. De ese total, cinco ya concluyeron, 31 están en proceso, tres pendientes, cuatro fracasados y 47 potenciales. Este conjunto de proyectos están en sectores como el petróleo, el gas, la minería y la infraestructura, pero, dice el informe, se han visto plagados por problemas de seguridad, riesgos contractuales y disturbios comunitarios.
Pese a estos factores, el estudio destaca que Colombia tiene una “preciada posición geográfica”, una riqueza en recursos naturales, un mercado interno en expansión y unas crecientes necesidades en términos de infraestructura, que hacen que China sea el mejor candidato para seguir aumentando la inversión.
De hecho, “en caso de que las multinacionales de Estados Unidos, Europa y Australia perciban que los riesgos políticos, sociales y de seguridad de Colombia son demasiado elevados, es probable que intenten abandonar sus operaciones actuales en empresas, así como los contratos de construcción de infraestructura y el mercado de bonos”.
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Esto genera que China vea potenciales adquisiciones en el país, pues se generan oportunidades para afianzar su posición en Colombia y comprar activos de sus rivales occidentales a un precio rebajado.
Pero esto no se podría materializar si no se fortalecen los lazos diplomáticos entre los dos países, y si la conversación del Gobierno no gira hacia una política de brazos abiertos, en el que se promueva al territorio colombiano como un lugar que está preparado para recibir los miles de millones de dólares que el gobierno chino tendría para inyectar a la economía local.
De hecho, con este panorama sobre la mesa, el informe concluye que hoy el país no tiene, ni pretende desarrollar en un futuro próximo, un enfoque coherente y sostenido de política exterior hacia China. “Al igual que las administraciones anteriores, la administración Petro no parece tener una estrategia a largo plazo ni una comprensión profunda de cómo entablar relaciones efectivas con China, teniendo en cuenta la experiencia de los vecinos de Colombia y otros casos en el extranjero”.
“Como resultado de estas evidentes deficiencias, Colombia debe desarrollar mecanismos de supervisión y cumplimiento financiero e ingeniería más fuertes para evitar la experiencia de países donde la inversión china ha tenido consecuencias sociales, ambientales y económicas negativas”, concluyen.