El anuncio de Enel Green Power sobre las dificultades de continuar con el desarrollo de su parque eólico Windpeshi, ubicado en La Guajira, prendió de nuevo las alarmas sobre la situación que enfrentan algunos proyectos en esta zona del país. Todo indica que aún persisten los obstáculos para acelerar la transición energética, lo que pone […]
El anuncio de Enel Green Power sobre las dificultades de continuar con el desarrollo de su parque eólico Windpeshi, ubicado en La Guajira, prendió de nuevo las alarmas sobre la situación que enfrentan algunos proyectos en esta zona del país. Todo indica que aún persisten los obstáculos para acelerar la transición energética, lo que pone en vilo miles de millones de dólares que se prevén invertir en el territorio.
Aunque hace por lo menos tres años la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) dio luz verde para empezar las obras, la situación social que se vive en la zona no ha permitido acelerar el desarrollo del proyecto. De acuerdo con Enel, tan sólo entre 2021 y 2022 las obras estuvieron detenidas durante cerca del 50% de las jornadas laborales y en lo corrido de este año la cifra ya asciende a un 60%.
Ante esta situación, la empresa ha dicho que está evaluando todos los escenarios posibles sobre el futuro del proyecto, “un análisis en el que se revisará conforme a las instancias corporativas requeridas para tomar una decisión definitiva”. Sin embargo, este no es el único proyecto que se encuentra en este mismo dilema, pues hay varias compañías que están desarrollando proyectos en La Guajira y las cuales también han sido afectadas por la situación social que se registra en el territorio.
El diagnóstico
Cifras de la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) con corte al 31 de marzo de este año muestran que en este momento son 10 proyectos de energía eólica los que se están ejecutando en La Guajira. Cada uno de ellos registra un retraso significativo en su construcción y todo parece indicar que la mayoría no cumplirá los tiempos de entrada al sistema.
El parque eólico Alpha, que está ubicado en el municipio de Maicao y es de propiedad de la empresa EDP Renovables, registra un avance del 25,31%, lo que significa un retraso del 74,69%; el proyecto JK2, de AES Colombia, alcanza un construcción del 21.09%, es decir, un atraso del 96,4%; lo mismo ocurre para Beta, Camelias y Windpeshi, entre otros, que también han incumplido en el cronograma, fruto de la compleja situación que se vive en el territorio.
Lea también: Colombia hará subasta para proyectos de energía eólica en el Mar Caribe
La mayoría de los estos proyectos deben entrar al mercado entre este año y el 2025, según la UPME. No obstante, a las demoras en su construcción se ha sumado un componente adicional: los retrasos de la Colectora. Se trata de la principal línea de transmisión de esa zona del país, que prevé conectar dichos proyectos con el centro del país y la cual también aún no ha logrado avanzar en su desarrollo por las consultas previas con las comunidades.

Alexandra Hernández, presidente ejecutiva de SER Colombia, explica que “parte importante de estos retrasos se debe a que la línea de transmisión a la que estarán conectados (Colectora 1) aún se encuentra en proceso de consulta previa con las comunidades”. Por otro lado, añade, los proyectos que no van conectado a esta línea también han tenido algunas dificultades con varios actores de esa región.
“Se espera lograr un fortalecimiento del diálogo entre comunidades, autoridades nacionales y regionales y empresas , que permita viabilizar la entrada de operación”, dice la ejecutiva. “Proponemos medidas de fortalecimiento institucional y mayor articulación entre las partes para apoyar los trámites de permisos requeridos y la aceptación social que permitirá poner en marcha los proyectos”.
SER Colombia estima que todos los proyectos de energías renovables, tanto eólicos como solares, representan inversiones entre US$2.500 y US$3.400 millones. Varios millones de los que han sido invertidos en La Guajira están en juego precisamente porque no se ha llegado a buen puerto con los grupos étnicos, especialmente los indígenas Wayuu.
Lea también: ¿Cómo se prepara Colombia para enfrentar los retos del mercado energético? Los gremios responden
Juan Ricardo Ortega, presidente del Grupo Energía Bogotá, destaca que el objetivo de Colectora es incorporar al país las energías renovables que se producirán en La Guajira, por lo que continúan con el proceso de licenciamiento social y ambiental.
Una de las dificultades más grandes del proyecto es que la obra involucra a cerca de 224 comunidades étnicas. La empresa ya ha concretado más de 200 acuerdos, por lo que estiman que si se logra avanzar en el proyecto se logrará finalizar su desarrollo a más tardar en 2026.
Los desafíos
De acuerdo con SER Colombia, de los 80 proyectos de energía renovable que se están desarrollando en Colombia, 52 registran problemas en sus trámites e incluso retrasos de años anteriores. Por eso, el desafío está en resolver los cuellos de botella y avanzar hacia el diálogo en los territorios para materializar la transición energética.
Destaca SER Colombia que de estos 52 proyectos, en general, la mitad tienen trámites ambientales en proceso: 40% ante Corporaciones Autónomas Regionales y 10% ante la ANLA. También algunos adelantan tramites de vías, relacionados con las redes de transmisión o con alcaldías.
“Otros desafíos identificados son las consultas previas, la protesta social que ha generado alta conflictividad para su desarrollo, especialmente en La Guajira”, destaca Hernández.
Una de las banderas del Gobierno Nacional es la transición energética. El Ministerio de Minas y Energía ha acompañado los diálogos en el territorio, por lo que será fundamental lograr una alianza público-privada para destrabar algunas obras y sacar adelante otras más. Según Hernández, la idea es lograr articular “las políticas de transición energética con el ordenamiento territorial”.
Convierta a Forbes Colombia en su fuente de información de negocios.