El acuerdo hará que Ecuador reciba un apoyo financiero crucial al tiempo que garantiza que los fondos dedicados se destinen a la conservación de las Islas Galápagos y sus ecosistemas marinos (Fuente: Wikimedia Commons)

Entre las mega amenazas más urgentes del mundo, el cambio climático y la espiral de la deuda soberana ocupan los primeros lugares en la lista. Por lo tanto, es innovador ser testigos de una acción que mitiga ambas tendencias a la vez.

En un movimiento disruptivo, la República de Ecuador, con la orientación de Dentons Sovereign Solutions, ha llegado a un acuerdo para, simultáneamente, mejorar los esfuerzos de conservación y abordar sus obligaciones financieras a través de un canje de deuda por naturaleza.

Este acuerdo da luces del potencial de la reestructuración de la deuda soberana para ayudar al medio ambiente. Se podría decir que el trato sirve para ‘matar dos pájaros de un tiro’ (aunque no es la mejor metáfora en este contexto).

El canje implica intercambiar la deuda soberana existente de Ecuador por una nueva deuda a plazo de tasa fija con GPS Blue Financing Designated Activity Company, respaldada por una garantía parcial de crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y una póliza de seguro de riesgo político por la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (DFC). Con este acuerdo, Ecuador recibe apoyo financiero crucial al tiempo que garantiza que los fondos se destinen a la conservación de las Islas Galápagos y sus ecosistemas marinos.

En el centro de esta reestructuración de la deuda se encuentra la emisión de “bonos azules”, conocidos oficialmente como Bonos Vinculados a la Conservación Marina de las Galápagos. Este innovador mecanismo establece un vínculo directo entre el pago de la deuda de Ecuador, el financiamiento de la conservación marina y la preservación ambiental en las Galápagos. Al alinear los incentivos financieros con los objetivos ambientales se crea una fuente de financiamiento sostenible para los esfuerzos de conservación.

Más allá de los componentes financieros, Ecuador se ha comprometido con iniciativas de sostenibilidad más amplias como parte de este canje. El Ministerio de Medio Ambiente, Agua y Transición Ecológica y el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca del país han acordado compromisos específicos de sostenibilidad en relación con el manejo y conservación de la reserva marina que rodea el área de las Galápagos. Estos compromisos aseguran que los beneficios del canje de deuda por naturaleza se traduzcan en acciones concretas, impulsando el crecimiento y la preservación del capital natural de las Islas Galápagos y sus ecosistemas marinos.

Para hacer operativos los esfuerzos de conservación, Ecuador ha prometido pagos trimestrales dedicados a la conservación, y vinculados al canje de deuda. Estos pagos, que inicialmente ascienden a $4,5 millones trimestrales hasta 2041, se canalizarán a través del Galápagos Life Fund (GLF), un vehículo especialmente diseñado para financiar los proyectos que salvaguarden el capital natural de las Islas Galápagos y sus ecosistemas marinos.

Este histórico canje de deuda por naturaleza ejemplifica el potencial que tienen los mecanismos de financiamiento innovadores para abordar los desafíos ambientales, al tiempo que cumplen con las obligaciones de la deuda soberana. Esta experiencia establece un precedente para que las naciones de todo el mundo consideren integrar la sostenibilidad en sus estrategias financieras.

El éxito de este tipo de iniciativas depende de una sólida colaboración entre los gobiernos, las instituciones financieras y las organizaciones ambientales. Por ejemplo, la participación del BID y la DFC como garantes y aseguradores subraya la importancia de las alianzas en la movilización de recursos para el desarrollo sostenible.

Además, el papel clave de Dentons como asesor legal subraya la contribución crítica del área legal para facilitar soluciones financieras innovadoras en pro de la conservación del medio ambiente. Pero este trabajo no sería posible sin la comunidad de asesores financieros que apoya en asegurar los beneficios que obtienen los clientes.

Este acuerdo toma como base otros canjes de deuda por naturaleza que han sido exitosos en el pasado, y que fueron concebidos por primera vez por el Banco Mundial y la OCDE a fines de la década de 1980. Costa Rica fue el pionero, en 1989, cuando se asoció con la organización Conservación Internacional con sede en los EE. UU. Una parte de la deuda de Costa Rica se compró a una tasa de descuento, lo que permitió al Gobierno invertir en proyectos de áreas protegidas, reforestación y desarrollo sostenible. Esta iniciativa jugó un papel vital en el establecimiento de una red de áreas protegidas en Costa Rica, consolidando su liderazgo mundial en temas de conservación.

Intercambios similares han seguido su ejemplo. En 2019, Perú firmó un canje de deuda por naturaleza con Estados Unidos bajo la Ley de Conservación de Bosques Tropicales. Este acuerdo convirtió una porción de la deuda de Perú en financiamiento para la protección y manejo sostenible de sus bosques tropicales. Los fondos generados por el canje se destinaron al fortalecimiento de las áreas protegidas, el apoyo a las comunidades indígenas y a promover formas de vida sostenibles. Esta iniciativa tuvo como objetivo combatir la deforestación y fomentar el desarrollo sostenible en las regiones boscosas de Perú.

De manera similar, el Archipiélago de Seychelles colaboró con The Nature Conservancy (TNC), en 2015, para reestructurar una parte de su deuda soberana, liberando fondos para inversiones en conservación marina y gestión pesquera sostenible. El canje facilitó la creación de nuevas áreas marinas protegidas y apoyó los esfuerzos para promover prácticas de pesca sostenible en las aguas de las islas que componen a Seychelles.

En 2021, Belice estaba en problemas. Su relación deuda/PIB rondaba el 125 %, se estaba volviendo insostenible y el país ya había incumplido varias veces en el pasado reciente. Parecía inminente un préstamo ‘dolorosamente austero’ del Fondo Monetario Internacional (FMI) para mantener el acceso a los mercados financieros internacionales. Luego, en el último momento, un complejo canje multilateral de deuda por naturaleza, realizado también con TNC, arrebató una victoria parcial de las fauces de la derrota.

El acuerdo salvó la calificación crediticia de Belice, mejoró levemente el servicio de su deuda y desvió una corriente de financiamiento para la conservación marina.

Barbados fue el tercer país en asociarse con Nature Conservancy (TNC). En 2021 anunciaron un acuerdo financiero innovador que permitirá al Gobierno redirigir una parte de su servicio de deuda soberana a la financiación de la conservación marina mientas se mantiene el compromiso de la Nación de conservar aproximadamente 30 % de su océano y de desarrollar de forma sostenible su economía azul.

A medida que otros países enfrentan desafíos similares, estos deben inspirarse en ejemplos exitosos y explorar enfoques innovadores para la reestructuración de la deuda que al tiempo promuevan el bienestar ambiental junto con la estabilidad económica.

El potencial de tales modelos es inmenso. Brasil, con la selva amazónica que se extiende por una parte importante de su territorio, desempeña un papel fundamental en la regulación del clima global y la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, la deforestación y la tala ilegal plantean graves amenazas para la región. Un canje de deuda por naturaleza podría ayudar a Brasil a hacer frente a sus obligaciones de deuda mientras dirige los recursos hacia la protección de la Amazonía y la promoción de prácticas sostenibles de uso de la tierra.

De manera similar, Indonesia, reconocido como uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, alberga extensas selvas tropicales, arrecifes de coral y una vida silvestre diversa. Sin embargo, lidia con desafíos ambientales como la deforestación y la pérdida de hábitat. Un canje de deuda por naturaleza podría ayudar a Indonesia a gestionar la carga de su deuda mientras dirige los fondos hacia la protección forestal, la gestión sostenible de la tierra y los esfuerzos de conservación.

Del mismo modo, Filipinas, reconocida por su rica biodiversidad marina, selvas tropicales y vida silvestre única, enfrenta la degradación ambiental debido a la rápida urbanización, la tala ilegal y la sobrepesca. Un canje de deuda por naturaleza podría empoderar al país para abordar sus problemas de deuda mientras invierte en la conservación costera y marina, los esfuerzos de reforestación y la gestión sostenible de la pesca.

Tales acuerdos representan una oportunidad extraordinaria para que los Estados unan las prioridades económicas y ambientales como parte de sus esfuerzos generales de gestión y optimización de la deuda que, además, pueden complementarse con más productos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG), como bonos de género, que abordan y reducen la desigualdad de género mejorando el acceso de las mujeres a la financiación, las posiciones de liderazgo y la igualdad en los mercados laborales.

Durante demasiado tiempo hemos trabajado bajo la ilusión de que los Gobiernos se enfrentan a un ‘juego de suma cero’ al intentar pagar la deuda soberana mientras cumplen con sus responsabilidades ESG. En cambio, deberíamos ver estos desafíos gemelos como dos caras de la misma moneda.

*Sobre los autores:

  • David Syed es el director de Dentons Sovereign Solutions
  • Yun Ma es socia y codirectora de Dentons Sovereign Solutions en Europa
  • Jesús Mardomingo es socio y responsable de la práctica de Banca y Finanzas de Dentons en Madrid, España