Jorge Llano, vicepresidente de desarrollo de mercados de AMV, entrega un análisis sobre la reforma pensional y cómo debería mejorarse la propuesta que cursa en el Congreso de la República.

Por: Jorge Llano Salamanca, vicepresidente de desarrollo de mercados de AMV

Dentro de las discusiones del proyecto de reforma pensional que cursa en el Congreso de la República, diferentes expertos del tema insisten en que dicha reforma requiere de un cambio esencial: que el umbral destinado al régimen de reparto administrado por Colpensiones, sea máximo de 1 SML (salario mínimo legal). ¿La principal razón? El impacto adverso que un umbral mayor tendría sobre la viabilidad del sistema, el nivel de ahorro pensional como porcentaje del PIB y el mercado de capitales. Esta propuesta nace como una segunda (tal vez quinta) alternativa para una reforma óptima, dada la improbabilidad de alejarnos del esquema de pilares aprobado en la Comisión Séptima del Senado de la República.

Sin embargo, si bien muchos nos hemos rendido proponiendo solo minimizar los malos efectos de una reforma de pilares-, esta columna pretende mostrar que sí puede haber otra opción que cumpla con los siguientes objetivos: i) que los beneficiarios del pilar solidario y del semicontributivo reciban un ingreso mensual y vitalicio mucho mayor al propuesto en el actual proyecto, ii) donde se mantengan subsidios a pensiones hasta de tres salarios mínimos y iii) se reduzca el pasivo pensional, es decir, una menor deuda pensional que estaría a cargo de los jóvenes de hoy y de nuestros hijos. Esta propuesta, además, aumentaría el ahorro pensional como porcentaje del PIB, tal y como sucede en todos los países OECD. Y, por último, con un incremento en el ahorro nacional, en la dinámica del mercado de capitales y un mayor crecimiento económico.

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¿Y cuál es esa propuesta? Es muy sencilla y se basa en varios estudios académicos, en algunos de los cuales he tenido la oportunidad de participar. Ellos concluyen que a la gran mayoría de trabajadores les conviene ahorrar en cuentas individuales. Sus recursos deben ser administrados por gestores profesionales, públicos y privados, con una visión de inversión de largo plazo. La evidencia muestra además que, por ejemplo, quienes no logran requisitos de pensión, ¡cerca del 80% de los colombianos! hoy reciben hasta siete veces más en un fondo de pensiones, en promedio casi  $40 millones, comparado con $5.5 millones que obtiene un trabajador en Colpensiones.

Esta diferencia no es trivial pues con la propuesta de reforma, se los obligaría a estar en el pilar semicontributivo donde su ingreso vitalicio para la vejez se construiría sobre una base de $5,5 millones, más el 20% que pone el Estado, lo que daría una renta de $55 mil/mes, y si lo sumamos con el subsidio generado por el pilar solidario, su ingreso mensual llegaría a $278 mil. Tomando exactamente a la misma persona, pero bajo el supuesto de que ha cotizado en un fondo de pensiones, su ingreso a través de ese pilar semicontributivo se construiría con los $40 millones, más el 20% estatal, lo que le representaría un ingreso de $400 mil, que sumado al pilar solidario podría llegar hasta $623 mil. La diferencia es abismal, y afectaría a la mayoría de colombianos, aunque dentro de la discusión actual a nadie parece importarle esta población.

Lo mejor de esta propuesta es que incluso iría perfectamente en línea con el interés de subsidiar las pensiones de hasta tres salarios mínimos, si así lo deciden el gobierno y la sociedad como un todo. Si permitimos que todos coticen bajo un sistema de cuentas individuales, y si a su vez se decide subsidiar pensiones hasta por tres salarios mínimos, el costo para el gobierno, por cada persona, sería mucho menor, precisamente porque gracias a los rendimientos generados a lo largo de los años, el capital ahorrado por cada afiliado sería muchísimo más alto, comparado con el valor bajo un régimen de reparto puro. Siempre es importante recordar que, en un sistema como el administrado por Colpensiones, la sostenibilidad depende exclusivamente de la relación entre jóvenes y adultos mayores, la cual viene cayendo fuertemente como muestran recientes cifras reveladas por el DANE, que evidencian el rápido envejecimiento de nuestra sociedad. En otras palabras, podríamos mantener los beneficios para el pilar contributivo, como propone el proyecto gubernamental, pero a un costo muchísimo menor gracias a que, ahí sí, se complementarían correctamente Estado y mercado, sacando el mayor beneficio de cada uno para el bien de todos.

Pensiones iguales, población vulnerable con ingresos vitalicios mucho más altos, costo fiscal muchísimo menor, mayor ahorro pensional y nacional como porcentaje del PIB, más inversión y crecimiento, ¿a quién realmente le conviene una reforma como la que se discute en el Congreso?

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