Los viajes a sitios históricos son una oportunidad de descubrir culturas, costumbres y gastronomías únicas. La curiosidad de los turistas mantiene vigente esta tendencia global.
Recorrer la Gran Muralla, una de las siete maravillas del mundo moderno que se encuentra en China, es una experiencia que sorprende a cualquier viajero. Desde las alturas, esta gran fortificación se observa claramente, se extiende por miles de kilómetros y es una de esas estructuras de la civilización que guardan cientos de historias.
Aunque la actividad turística ha evolucionado y se ha adaptado a las nuevas tendencias, con opciones cada vez más experienciales, trazadas por fenómenos como el auge de las tecnologías y la relevancia que ha tomado la sostenibilidad, los lugares históricos se mantienen como una opción atractiva para los turistas, quienes tienen una curiosidad viva por conocer los secretos de la antigüedad, entender las sociedades desde sus diferencias y acceder a una amplia oferta cultural.
Pero muchos de estos lugares históricos, aquellos menos tradicionales, permanecen ocultos a la vista, señala Juliana Hurtado, CEO de Paideia Viajes Culturales, una agencia de viajes colombiana especializada en sitios históricos. En respuesta a esta tendencia global, desarrolló un proyecto que reúne a historiadores y a expertos para hacer una selección de los destinos ricos en historia, cultura y gastronomía.
“También es la oportunidad de dar a conocer aquellos países que no tiene en el radar, como por ejemplo, Irán que es un destino moderno y completamente inesperado para el viajero occidental”, dice.

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No es la única, alrededor del mundo se empiezan a crear experiencias que concilien tanto historia como sostenibilidad, Beyond Green, la colección de hoteles, resorts y lodges con este enfoque sostenible, ha diseñado itinetarios con experiencias de viajes que describen como “transformadoras”, a destinos como Mongalia, India, Tíbet, Nepal y Bután, que conservan importantes historias en sus territorios.
En Nepal, por ejemplo, hay destinos para viajes culturales como el valle nepalí de Katmandú, con sus antiguos templos y bazares. En Mongolia, la cultura ancestral y el recuento de la historia de cómo se formó este Estado.
El atractivo de estos lugares, acota Hurtado de Paideia Viajes Culturales, está en cinco características: se rompen los prejuicios de estos lugares, reconociendo los orígenes de sus costumbres y culturas; se descubren experiencias gastronómicas únicas; se hallan lugares fantásticos, que resguardan relatos y toda una obra artística alrededor de esos momentos clave de la historia. Las últimas dos características están enfocadas al bagaje cultural que gana el viaje y la forma en que cambia su perspectiva sobre los viajes.
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