Los hospitales y clínicas del país están en vilo con el avance de la reforma a la salud. Un sistema tarifario que necesita ajustes, así como preguntas clave en torno a la renovación tecnológica y la inversión extranjera hacen que sea imprescindible conocer sus puntos de vista ad portas de que arranque el segundo debate en plenaria de la cámara de representantes.
Desde los años 70, cuando Colombia trataba de encontrar ventajas competitivas que le hicieran resaltar en América Latina, uno de los sectores que apareció entre los más destacados fue la salud. En aquel momento, la relevancia del sistema colombiano se sustentaba más que todo en la calidad del talento humano que se formaba en el país. Ese posicionamiento se mantiene hoy en día por la buena calidad del servicio a un costo razonable, aspectos que, según expertos, podrían verse comprometidos si la reforma a la salud mantiene sus posturas más radicales.
“El sistema de salud colombiano es hoy mucho más grande que hace un par de décadas y uno percibe que sigue creciendo todo el tiempo en lo que tiene que ver con la prestación de servicios. Ese estatus podría estar en riesgo con la reforma a la salud”, dijo a Forbes el director de la Fundación Valle del Lili, Vicente Borrero.
La opinión de Borrero no puede tomarse a la ligera, sobre todo cuando el Valle del Lili se posicionó como él único hospital colombiano entre los 250 mejores del mundo, alcanzando la posición 162 a nivel mundial según el ranking más reciente de la revista Newsweek. En dicha publicación se incluyeron hasta 50 hospitales colombianos, listado que cuenta con 17 clínicas de Bogotá y Cundinamarca, 10 de Medellín y Antioquia, seis en Valle del Cauca y el Caribe, tres de Santander, dos de Caldas y el Eje Cafetero, así como uno en Cauca, Norte de Santander, Nariño e incluso La Guajira.
“Hay un gran despliegue del sector privado que se debe garantizar, sobre todo si hay 10.000 prestadores privados de los 11.000 que tiene el país”
Juan Carlos Giraldo, director de la ACHC
Para mantener ese panorama, la reforma a la salud debe asegurar una transición inteligente donde haya un giro directo universal, garantizando que haya liquidez. No obstante, eso solo puede lograrse si no hay competencias cruzadas, aspecto que se ha hecho merecedor de grandes críticas al proyecto de ley y en el que la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC) fue la primera entidad en alzar la voz.
“Aquí hay varias instancias que están compartiendo competencias: los centros de atención primaria (CAP), los gestores de salud, la Adres, las redes integradas y las entidades territoriales hacen una cantidad de cosas en conjunto. Eso se tiene que limpiar, pues para que esto tenga éxito, cada uno de los agentes debe saber específicamente qué hace”, explicó el director general de la ACHC, Juan Carlos Giraldo.
Un punto clave para Giraldo es que el rol de la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres) es central como la gran caja o el fondo único. A juicio del ejecutivo, ese fondo tiene que ser un acumulador de riesgos, así como una urna maestra de la información y un repositorio central de los recursos.
Eso quiere decir que la Adres puede ser tanto un captador universal como un dispersor universal, pero no debe tener la función de auditoría, pues de lo contrario va a naufragar en millones de procesos. Según Giraldo, eso debe quedar en cabeza de las EPS en su evolución como gestoras de salud, punto que todavía se tiene que mejorar.
Las observaciones
Al proyecto de ley le cabe también una buena organización para que haya una especie de capítulo especial sobre la sostenibilidad del sistema, aspecto en el que se tiene que crear una secuencia que pasa por la atención primaria, el sistema de auditoría, el sistema tarifario, la medicina basada evidencia, la autorregulación, los incentivos para la búsqueda de calidad, la inspección y vigilancia, el Marco Fiscal de Mediano Plazo y dos herramientas potentes que tienen que quedar explícitas la Unidad de Pago por Captación (UPC) y el plan de beneficios en salud.
Cabe destacar que la Ley 100 de 1993 amplió la posibilidad de llegar a la totalidad de la población con un sistema de aseguramiento que consistía en las EPS y las clínicas ocupando un rol de prestadoras. Poco a poco se fue mejorando ese aseguramiento con las primas de seguro, conocidas como la ya mencionada UPC, figura que cubría ciertos servicios, pero no la totalidad de los mismos.
Aquí es donde entramos a entender las raíces del problema que originó la discusión de la reforma. Cuando la Corte Constitucional decretó en el 2008 que la salud era un derecho fundamental que debía cubrir a la totalidad de la población sin restricciones, el gobierno de turno cometió un gran error al dividir el régimen contributivo del subsidiado, de acuerdo con la visión de Borrero.
Y es que en la medida que el gobierno fue ampliando los compromisos de las EPS no ajustó proporcionalmente los mayores costos por las nuevas prestaciones que tenían que asumir, lo que produjo un déficit grande porque los costos de aseguramiento superaban los ingresos de estas compañías aseguradoras. Eso se acumuló hasta que el hueco fiscal actual superó los $14 billones.
“Prácticamente la totalidad de los insumos en el sector salud no se produce en Colombia, lo que deriva en un riesgo permanente de los cambios en el precio del dólar”
Vicente Borrero, director de la Fundación Valle del Lili
A pesar de que se hizo un ajuste de 16% en la UPC, se le cargaron más prestaciones y servicios al régimen de aseguramiento y los incrementos de la unidad de pago no cubren los riesgos ni las prestaciones que exige la ley. Por ello, Borrero o aseguró que establecer un régimen tarifario rígido no tiene ningún sentido en el sector salud.
“Prácticamente la totalidad de los insumos en el sector salud no se produce en Colombia, lo que deriva en un riesgo permanente de los cambios en el precio del dólar. Eso hace que sea difícil fijar tarifas arbitrarias, porque los costos no son proporcionales a lo que eventualmente puedan traducir los precios, lo que se hace evidente en instituciones como la nuestra, que trabaja en la alta complejidad, que necesita actualizarse tecnológicamente y usa medicamentos de última generación”, añadió.
Avances tecnológicos
El tema de la tecnología es, tal vez, uno de los más sensibles ante la llegada de una posible reforma, más aún si se piensa como ese escenario que le demanda a los actores del sector abandonar su zona de confort. Al respecto, Mariajosé Satizábal, partner y ex CEO de Imaginamos, destacó que el factor principal de análisis apunta a cómo se pone el software al servicio del modelo de negocio.
“Lo cierto es que agrega valor desde que puede ayudar a las instituciones a que sustenten mejor sus resultados, es decir, que tengan mejores evidencias, más organización a las facturas y más trazabilidad”, agregó Satizábal, ahora fundadora y CEO de Bikia Health, compañía de diagnóstico con inteligencia artificial para Latinoamérica.
Asimismo, la tecnología en el sector abarca tanto lo clínico como lo operacional, que va desde cómo pensar y optimizar la rotación de camillas en un hospital hasta la mejor forma de manejar el inventario y los residuos. Para ello, Giraldo señaló que debe usarse al máximo lo que ya existe.
“Hace 15 años había 50.000 camas hospitalarias en Colombia, pero hoy ya estamos por encima de las 100.000. En esa misma foto de hace 15 años, hablábamos de 25.000 públicas y 25.000 privadas. Ahora tenemos una composición que está llegando a un 77% de camas privadas”, resaltó.
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Para el ejecutivo, aquí hay un gran despliegue del sector privado que se debe garantizar, sobre todo si hay 10.000 prestadores privados de los 11.000 que tiene el país. Ese boom de los actores privados se vio principalmente durante la época de pandemia con la creación de nuevas unidades de cuidados intensivos (UCI) y áreas de alta complejidad de los hospitales, que pasaron de 5.400 camas a 13.300 en el momento más difícil. Hoy, un par de años después de esa coyuntura, Colombia tiene alrededor de 8.500 camas en total.
“De la mano de esas unidades viene toda la tecnología que hay asociada, entonces la imagen que queda es que nosotros tenemos todo el ámbito o el contexto propicio para que siga expandiéndose esa renovación”, agregó.
Uno de los hospitales que tiene el 100% de su tecnología en funcionamiento es el Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer Luis Carlos Sarmiento Angulo (CTIC). Según el Dr. Rafael Sánchez París, director ejecutivo del complejo que cumple su primer año de operación, estos avances hacen sentido cuando uno hace mejores diagnósticos. “Creo que estamos haciendo diagnósticos muy certeros y muy exactos de lo que los pacientes tienen y, en segundo lugar, los efectos adversos asociados a la tecnología son realmente bajos, como los mejores sitios del mundo”, detalló.
Eso ha permitido que el CTIC tenga convenios con 12 compañías o empresas administradoras de planes de beneficio, medicinas prepagadas y algunas pólizas internacionales. Aquí es pertinente señalar que han venido alrededor de 30 pacientes internacionales a este hospital, principalmente del Caribe y los países del área Andina, revelando que hay interés genuino del mundo hacia Colombia.
Inversión extranjera
No es un secreto que ha habido movimientos grandes con la entrada de nuevos jugadores al país, que han adquirido parte de la infraestructura hospitalaria que tiene la nación. Uno de los ejemplos más recientes es el de Quirónsalud, considerado el grupo hospitalario privado más grande de España cuyo aterrizaje en el país se dio a mediados de 2019.
La mención de esta empresa es relevante debido al anuncio de que la empresa alemana Fresenius, mayor dueño del Grupo Quirónsalud, anunció a comienzos de mayo la intención de venta de sus clínicas y el negocio en el país, ca presencia está concentrada en la Clínica Las Vegas y Clínica del Prado, además del Centro Oncológico de Antioquia, la Clínica Clofán y la Clínica Diagnóstico Cedimed en Medellín, la Clínica Imbanaco en Cali y la Clínica de la Mujer, en Bogotá. Con eso en mente, cabe preguntarse si la inversión en salud está abandonando Colombia.
Giraldo no deja de lado el hecho de que hay muchas expectativas sobre el sistema de salud, pero lejos de generar preocupación, es un indicativo de que esas inversiones siguen avanzando, ya que muchos de los actores internacionales que ya están en Colombia siguen trabajando dentro del sistema.
“Esperamos que las cosas buenas que se han logrado con el sistema vigente se conserven y que se construyan mejores”
Rafael Sánchez París, director ejecutivo del CTIC
“Por supuesto, hay mucha atención en torno a cuál va a ser el diseño final de la reforma, pero no parece que haya intenciones explícitas de desechar esas inversiones. Esas calificaciones desde afuera ayudan a mostrar que aquí hay una solidez el sector prestador independientemente de lo que pasa con el sistema de salud va a seguir existiendo, va a seguir demandando tecnología va seguir aprendiendo”, aseveró el director de la ACHC.
Otro de los aspectos que posiciona a Colombia como un destino internacional atractivo es que el país tiene una cobertura universal que oscila entre 95% y 98%, así como una cobertura real que está en 74%, según observatorios internacionales. Pese a que ese desfase entre 74% y 98% es uno de los componentes que se tiene que mover dentro del sistema para que se consiga una buena reforma, las cifras demuestran que el modelo de negocio de la salud en Colombia es capaz de atender a todo el país, convirtiéndolo en un destino al que vale la pena apostarle.
Se ve en hospitales como el CTIC, donde 33% de sus actividades están dirigidas a pacientes afiliados al régimen subsidiado, 51% de procesos impactan directamente al régimen contributivo, y más o menos el 15% restante representa personas que tienen o medicinas preparadas o pólizas, y en algunos casos pacientes de origen internacional, según reveló Sánchez París. En esa misma línea, Borrero recalcó que el 75% de la gente que se atiende en la Fundación Valle del Lili pertenecen a estratos 1, 2 y 3.
En conclusión
Los actores del sector creen que no hay que tenerle temor a una reforma a la salud, pues su discusión hace parte de los estadios normales de cualquier sistema. Si bien es pertinente que estemos hablando del tema para actualizar muchas de las cosas que no han funcionado bien, sí debe haber incentivos económicos correctos que mantengan las fuentes de financiación, así como el acceso, continuidad y coordinación en la prestación de los servicios.
Con la entrada al segundo debate en la plenaria de la Cámara de Representantes, es claro que este proyecto de ley tiene cosas que mejorar luego de seis meses en discusión, tiempo que deja clara la complejidad del tema. “Esperamos que las cosas buenas que se han logrado con el sistema vigente se conserven y que se construyan mejores cuestiones en donde realmente haya que mejorar algunas situaciones para que el sistema sea mejor para todos”, sostuvo Sánchez París.
Más importante aún, sobre todo para evitar los fantasmas del Seguro Social, Satizábal enfatizó en que la garantía que debe primar cuando la gente busque al sistema de salud es que encuentre cupo, así como respuestas oportunas y acertadas. De ahí que el tema del acceso también se divida en la cobertura en el país y por oportunidad de la atención. Solo asegurando esos dos escenarios se puede lograr un panorama que preserve el modelo de negocio actual y configure el enfoque preventivo que tanto defiende el gobierno.
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