Según el Gobierno, la nueva medida solo tiene efecto sobre 21 artículos de los 443 que conforman la canasta básica del índice de precios del consumidor, con la cual el Dane mide la inflación.
El próximo miércoles 1 de noviembre entrará en vigencia el impuesto a los alimentos ultraprocesados, que fue aprobado en la última reforma tributaria. Y la polémica ya está servida por sus impactos inflacionarios y porque de alguna manera representan un golpe al bolsillo de los consumidores.
Pero el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, dijo que la medida tendrá un impacto mínimo sobre la inflación, ya que de acuerdo con estimaciones de la cartera el efecto del impuesto sobre la inflación total es de 0.21 puntos porcentuales (p.p.) en 2023, de 0.11 p.p en 2024 y de 0.12 p.p. en 2025.
“Este impuesto tiene un carácter disuasivo del consumo, no busca generar más recaudo. La razón es sencilla: es un impuesto de salud pública”, dijo Bonilla y agregó que el gravamen solo tiene efecto sobre 21 artículos de los 443 que componen la canasta básica del índice de precios del consumidor, con la cual el Dane mide la variación del IPC.
Los productos gravados serán aquellos comestibles ultraprocesados que, como ingredientes, se les haya adicionado azúcares, sal/sodio o grasas suficientes para llevar el sello frontal de advertencia establecido por el Ministerio de Salud.
Entre los gravados se encuentran aquellos que, teniendo estos sellos frontales de advertencia, pertenezcan a las partidas y subpartidas arancelarias establecidas en la Ley, como es el caso de las golosinas, embutidos o paquetes de frituras.
En otras palabras, no se encuentran gravadas frutas, verduras, tubérculos, leche, carne, huevos, pescado, granos ni pan, las obleas, el salchichón, la mortadela, el arequipe y el bocadillo.
Según el Ministerio, los efectos inflacionarios presentados tienen en cuenta el canal directo, asociado al encarecimiento de los bienes que hacen parte de la canasta de consumo del Índice de Precios del Consumidor (IPC). Asimismo el canal indirecto, asociado al encarecimiento de los insumos que podría traducirse en un aumento del precio final de los bienes.
“Este efecto es de única vez, y se materializaría con la entrada en vigencia del impuesto, además es consistente con el escenario macroeconómico proyectado en el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2023”, señaló Bonilla.