En un artículo publicado en su última edición subraya la caída de la popularidad del mandatario y vaticina que sus copartidarios que aspiran a cargos de alcaldes y gobernadores este domingo sufrirán una derrota aplastante.
En un duro análisis, la revista británica dice que el mandatario no solo suele llegar tarde a las citas y compromisos sino que al cabo de 15 meses de gobierno, tras un buen comienzo con la aprobación de la reforma tributaria, su gabinete está lleno de izquierdistas, luego de disolviera la coalición que lo ayudó a llegar al poder.
Después de eso, dice, Petro ha intentado gobernar mediante decreto de emergencia, pero la Corte Consticional ya ha tumbado algunas de las decisiones más polémicas como la emergencia económica para la Guajira, mientras que la agenda legislativa del gobierno está moribunda.
La nota destaca la creciente impopularidad de Petro y dice que cada vez son menos los que le creen, especialmente después de una serie de escándalos. “Todo comenzó en mayo cuando la jefa de gabinete de Petro, Laura Sarabia, acusó a la niñera de sus hijos de robar dinero, la obligó a someterse a una prueba de polígrafo y la agencia de inteligencia de Colombia intervino ilegalmente su teléfono”, dice el artículo y destaca que se trata de decisiones que dejan mal parado a un gobierno “elegido para ayudar a los pobres. Sarabia culpó a otro aliado de Petro, Armando Benedetti, entonces embajador en Venezuela, por haber filtrado la historia”.
También recuerda The Economist el escándalo en el que se ha visto involucrado el hijo del presidente, Nicolás Petro, acusado de recibir dinero del narcotráfico a cambio de favores políticos. “Petro hijo admitió haber solicitado sobornos para la campaña presidencial de su padre, pero dijo que su padre no lo sabía y que se había quedado con el dinero. Petro negó toda participación. Los casos siguen abiertos”.
En política exterior, donde Petro comenzó con buen pie, la revista dice que las cosas han empeorado. “Tomemos como ejemplo a China. El país podría ampliar los puertos de Colombia, construir carreteras por el interior y proporcionar inversiones para energías renovables. En cambio, antes de reunirse con Xi Jinping, el líder de China, Petro indicó que su prioridad era hablar sobre el metro de Bogotá, la capital, que está siendo construido por un consorcio chino y sobre el cual tiene opiniones firmes. Eso parece de poca importancia. De hecho, los diplomáticos chinos recomendaron que el presidente no mencionara el tema”.
The Economist también menciona en el análisis que Petro destrozó la política de Colombia hacia Israel-Palestina con su actitud en las redes sociales. “Acusó al gobierno de Israel de “nazismo” y comparó el territorio palestino con Auschwitz. Cuando Israel tomó represalias congelando las exportaciones de armas y sistemas de defensa aérea a Colombia, Petro amenazó con cortar las relaciones diplomáticas. Bajo presión de funcionarios estadounidenses, se reunió con los embajadores israelí y palestino el 19 de octubre. Horas más tarde tuiteó que Colombia abriría una embajada en Cisjordania”.
Por último, sobre las elecciones locales de este domingo, la revista vaticina que es probable que los aliados del presidente se enfrenten a una paliza. “Esto será una humillación para Petro, quien fue alcalde de la capital de 2012 a 2015. Algunos temen que una derrota aplastante provocaría que el presidente arremetiera. El gobierno ya está retrasando fondos para ciertas ciudades, revocando licencias para sus proyectos e inmiscuyéndose en todo lo que puede”.