El gerente general del Banco de la República, Leonardo Villar, destacó que, con las cifras del DANE para el tercer trimestre del año, el crecimiento económico para 2023 apuntaría a 0,9%.
La coyuntura monetaria actual es un ejemplo claro donde se toman decisiones dolorosas a corto plazo para buscar beneficios a largo plazo. El aumento de 11,5 puntos en la tasa de interés durante los últimos meses, que concluyó en abril de este año, representó el ajuste más fuerte en la historia del Banco de la República. Sus efectos empezaron a sentirse desde el último trimestre de 2022, cuando empezó a endurecer la politica monetaria.
De ahí que la inflación aún se encuentre en niveles inaceptablemente altos, según el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar. “Estamos apenas en el inicio de camino para volver a la meta de 3%, que tomará entre 12 y 18 meses”, agregó.
El nivel alto de la inflación, pese a que la demanda ya se ha regulado, está ligado a varios factores: el aumento en precios de los alimentos que muestra incremento de 10,4% frente a octubre de 2022 y 40% frente a dos años atrás, así como el crecimiento en el valor de la canasta familiar que pasó de subir 11% en diciembre de 2022 a 15% entre abril y octubre del 2023 por los ajustes a los precios de la gasolina y energía eléctrica.
A esto se le suman los mecanismos de indexación del país y la depreciación del peso, pues la tasa de cambio ha tenido un ajuste a la baja cercano a 20% en el último año, siendo una de las monedas más depreciadas de la región en 2021 y 2022.
Con esto en mente, Villar aseguro que las discusiones sobre política monetaria que se han llevado a cabo en los últimos meses son un “falso dilema”, pues para el gerente del Emisor bajar la inflación es indispensable, aún si eso implica sacrificar crecimiento a corto plazo. De ahi que una baja prematura en las tasas de interés pueda arriesgar este objetivo.
Sobre la actividad productiva y empleo, destacó que 2021 y 2022 tuvieron un dinamismo que nadie podría haber imaginado, tanto en términos históricos como en lo sucedido en em resto del mundo, y es que el crecimiento del país para 2022 fue tres puntos porcentuales mayor que el promedio regional. El problema fue su insostenibilidad en el tiempo.
Esto, sumado al exceso de demanda y su crecimiento acelerado, se reflejó en aumentos en los precios de importaciones y un déficit en cuenta corriente superior al 6% del PIB, siendo el nivel más alto que ha experimentado el país.
Por su parte, las cifras de inversión fueron de -6,8% en el tercer trimestre, indicador más bajo de lo que preveía el equipo técnico.
En cuanto al proceso de ajuste de las finanzas públicas del gobierno, Villar destacó que va a conducir a que el déficit fiscal se reduzca más de un punto porcentual este año, a pesar de contar con menores precios de petróleo.
Con todo lo anterior, Colombia aún mantiene un nivel de actividad muy superior a la que se tuvo en la pandemia de Covid-19. Esto significa que la economía se está ajustando a un nivel más sostenible, por lo que este año puede considerarse como un retormo a niveles más sostenibles.
Villar hizo una mención especial los 100 años desde la fundación del Banco, tiempo en el que “se ha construido una institucionalidad muy sólida que se fortaleció desde la Constitución de 1991, que le dió autonomía al Emisor”.