Orlando Ávila, el ‘Rey de las Anchetas’, comparte con Forbes su historia empresarial, anticipando ventas de $50 mil millones.
Con proyecciones de superar los $160.000 millones en facturación este año, de los cuales aproximadamente $50.000 millones provendrían del segmento de anchetería, Orlando Ávila, líder del Grupo Empresarial Shalom, se posiciona como el ‘Rey de las anchetas’. En una entrevista exclusiva con Forbes Colombia, Ávila comparte su historia empresarial, las dificultades, su religión y su éxito en el competitivo mundo de la comercialización de alimentos.
En el departamento del Cesar, después de trabajar a pulso en la venta de empanadas y buñuelos, encontró en la fuerza pública la suerte que lo llevaría a su destino emprendedor. ¿La clave? Un encuentro con un coronel que se convertiría en el impulsor del sueño.
El sueño nació en una pequeña oficina
“Necesito unas anchetas”, le dijo el cliente. Ávila, que no tenía dinero para cubrir el pedido completo, solicitó un adelanto. “Las anchetas fueron mi primera oportunidad de trabajo”, comparte el empresario. Con el pago, no solo cumplió su encargo de entregar 1.500 anchetas, sino que este encuentro marcó el comienzo de su carrera como ‘El rey de las anchetas’.
Con los fondos restantes, Ávila tomó una decisión estratégica: abrir el Registro Único de Proponentes (RUP) para incursionar en contrataciones con el Estado. En una oficina pequeña, equipada con lo esencial: computador, silla y escritorio, el emprendedor, junto a su esposa e hijo, inició su visión empresarial mediante contratos modestos de $500.000 a 1 millón. El trío gestionaba el proceso completo, desde el pedido hasta la entrega.
Al terminar su primer año, Ávila acumuló más de 300 licitaciones, estableciendo así una sólida experiencia. Para el segundo año logró incorporar una secretaria a su equipo y lanzó al mercado su marca de alimentos Xoe, que acompañaría las anchetas. “Primero saqué una galleta”, recuerda Ávila. “En las anchetas era infaltable la galleta, el ponqué, la natilla, el buñuelo y las salsas”. Esta visión de negocios resultó en un éxito total.
Para el tercer año, la empresa ya contaba con 5 productos propios: ponqué, arequipe, salsa de tomate y salsa de mayonesa. Ávila había superado las expectativas al firmar más de 1.500 licitaciones, elevando el estándar de contratos con cuantías mínimas de $80 millones a $100 millones. Antes del cuarto año, ya no eran 5 productos de marca Xoe, sino 17.






La pandemia, el impulsor del negocio
Desde 2013, en el corazón de Bogotá, Orlando Ávila lidera, junto a su esposa y mano derecha, Daniela Martínez, el Grupo Empresarial Shalom, una empresa que valora en $50 mil millones con impacto a más de 1 millón de personas en Colombia.
En palabras de Ávila, “el mayor crecimiento llegó durante la pandemia”. En esta problemática mundial, mientras las empresas sufrían dificultades financieras para mantenerse, ‘El rey de las anchetas’ se enfocó en el manejo de alimentos, especialmente en contextos críticos como las cárceles, donde las personas privadas de la libertad no podían ser descuidadas por el Estado. Esto le brindó la oportunidad de obtener permisos especiales para la movilidad. Capitalizando la coyuntura, Ávila expandió sus operaciones y estableció negocios con entidades clave como el Ministerio del Interior, la Presidencia y la Alcaldía Mayor.
Fue un “milagro”, cuenta el empresario. “Entregamos más de 150.000 mercados durante la pandemia. Fue un crecimiento abismal de 200%”. De este impulso, abrió dos puntos de venta adicionales. Aprovechó el poder de las redes sociales y llevó sus servicios a nivel nacional a través de su página en línea. “El voz a voz del servicio que entregamos hace que otros negocios nos llamen”, comparte.
En medio de la conversación, el celular de Ávila vibra por cuarta vez, pero él apenas lo nota: está inmerso en su historia. El empresario aseguró que en 2022 entregaron más de 240.000 anchetas al Ejército Nacional. “Éramos un David contra un Goliat: una empresa pequeña contra Nutresa, una multinacional. Y cumplimos sin un solo reclamo”.
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Diversos negocios, diversas fuentes de ingresos
Uno de los retos más difíciles que ha afrontado ha sido la financiación. “Saber que uno necesita diez pesos y no cuenta con ellos para poder participar en ese negocio… llorar y dejar que ese negocio pase, porque usted no tuvo cómo participar sabiendo que lo podía ganar, es durísimo”, cuenta.
“El problema del que quiere hacer empresa es llegar del primer piso al último sin pagar el derecho a piso”, comenta. Para el empresario, es necesario que los visionarios sigan un camino sin atajos, donde lo pequeño los lleve a lo grande. “Hacen el negocio seis meses, y si ya mañana no les está dando, lo cierran. Todo lo contrario, deben creer, seguir, traer al cliente, revisar el servicio, reinventarse”.
Ávila, un hombre profundamente religioso, vive su emprendimiento con una fe que guía el paso. Cada domingo, lo encontrará en misa; cada vez que habla de un éxito, lo agradece primero, y cada vez que usa sus manos, las une, sin saberlo, como en una oración. “Fuimos favorecidos en ganarnos el PAE Guanía con Puerto Inírida”, moviendo más de 600 toneladas de comida mediante aerocarga.
Comenzó a navegar en otros negocios: “Fuimos favorecidos a través de una licitación pública con Transmilenio de $36 mil millones, donde atendemos todas las estaciones de servicio”. Y la expansión no se detuvo: “Comenzamos a atender a la Secretaría de Integración Social a través de sus 378 jardines con abarrotes, lácteos, cárnicos y refrigerios”, comparte el empresario. El Grupo Empresarial Shalom, liderado por Ávila, también despliega su ayuda a nivel nacional, atendiendo las necesidades de la Unidad de Víctimas con chalupas y barcos, en una licitación de $27 mil millones. “Donde sea que haya una emergencia, Grupo Empresarial Shalom ahí está”, dice.

El ‘Rey de las anchetas’ reconoce que la logística es un punto que la empresa debe mejorar. Asegura que cuentan con más de 1.250 empleos directos a través de uniones temporales y consorcios. En cuanto a inversión, como dice, necesitan capital, porque los sueños ya están. “Lo único que usted no pierde es el sueño”. ¿El suyo? Ser el empresario más grande del país y tener 30.000 trabajadores.
Para él, no todos los días nacen empresarios con visión. “En mi caso, yo le doy la honra y la gloria a Dios”, expresa. “Soy un hombre que lleva la bendición a donde sea que vaya, tanto que llego a un restaurante que está solo y el restaurante se llena”.
Cuando piensa en las palabras de su padre, quien no sabía leer ni escribir, y de su madre, una ama de casa, recuerda uno de sus lemas: “Usted puede ser lo que sea, pero si tiene palabra, tendrá éxito”.
La constancia y la disciplina: el precio del conocimiento
Con una filosofía pragmática, maneja el mundo empresarial bajo la identificación de la necesidad y la puesta en marcha de la solución; de ayudar a los demás, generar empleo, y posicionar un legado para Colombia. “Si yo quiero ser el mejor empresario, ¿cómo lo lograré? Insistiendo, revisando otras posibilidades, por dónde hay oportunidades, y ahí pegarle. Tal vez no eran empanadas, sino pasteles”.
“Yo le decía a mi esposa esta semana: ‘No conozco un momento, en mis 54 años que tengo, en que haya dejado de trabajar, incluso en vacaciones’. Eso tiene un precio: los conocimientos”, expresa Ávila. Tan pronto terminó la última palabra, sus ojos eran ahora el espejo de un recuerdo: “Dios ha sido milagroso. Sobrenatural es que hoy me gane la licitación y que deba dejar una garantía líquida, que no la tenga en el momento, y que aparezca la plata en el banco”.
Para el empresario, lo más bonito de una ancheta es que entrega felicidad y compartir con la familia. “Una ancheta no cuesta mucho, pero el que lo recibe lo considera una bendición”. “Usted puede entregar de pronto un bono o ropa, pero una ancheta es… yo creo que el mejor regalo. Después de la biblia, el mejor regalo es una ancheta”.
Para la temporada de fin de año, el empresario espera un crecimiento en ventas superior al 500%. De acuerdo con Ávila, se debería a la apertura de cuatro nuevos puntos físicos en zonas estratégicas en Bogotá con una inversión de $20 mil millones, una planeación de inventarios que arrancó desde marzo y el fortalecimiento de sus canales digitales.
Cada día, antes de dormir, ‘El rey de las anchetas’ escribe qué avanzó hoy para alcanzar su objetivo. “Los sueños son alcanzables cuando creemos en ellos, con persistencia, insistencia y disciplina”. Así, soltó su idea para el próximo negocio: una cadena de cafés en Bogotá. “Hemos sido bendecidos porque la economía y las tendencias de consumo nos han favorecido”, afirmó.
Su celular, ignorado durante más de dos horas, ahora tenía su atención. Después de la última respuesta, el empresario comenzó la tarea de devolver las llamadas pendientes.
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