Ante el auge de la pornografía generada por IA, las estrellas porno humanas afirman que la nueva tecnología se ha utilizado para obligarlas a hacer o decir cosas sin su permiso.

Durante meses, la estrella del porno Demi Sutra recibió mensajes de fans pidiéndole que rodara una escena en la que fingía ser menor de edad.

Ella dijo que no. Como la mayoría de los actores para adultos, Sutra tiene claros los límites del tipo de contenido que está dispuesta a crear —y el ageplay, en el que actores adultos se hacen pasar por menores, es un género del porno que ella considera aberrante—. Pero hace aproximadamente un año y medio, un fan le envió un mensaje por Twitter con una foto suya en la que se había animado su boca para que se moviera. Se oía una versión de su propia voz, declarando que sólo tenía 16 años.

“Tengo vídeos míos diciendo cosas repugnantes que nunca diría”, declaró Sutra a Forbes en una entrevista. “No quiero verme haciendo eso. No quiero ser parte de un impacto negativo hacia los niños. Se trata de pederastas. No quiero formar parte de eso, joder. Y yo soy, ahora mismo, parte de eso —a la fuerza—”.

Sutra no está sola. En entrevistas, otros tres creadores de contenidos para adultos expresaron su temor a que la IA pueda causar estragos en los principios afirmativos y vocales del consentimiento en los que se basan en la industria del porno convencional. Leana Lovings, actriz y embajadora de la marca para el sitio web Adult Time, describió cómo estas directrices afectan la forma en que se ruedan las escenas: antes de empezar a rodar, cada actor recibe una lista de lo que se debe y no se debe hacer. “Todos confirmamos en voz alta lo que estamos dispuestos a hacer ese día y lo que no”, explica a Forbes.

Estas normas han sido esenciales para la supervivencia de la industria del porno en un espacio muy regulado, en el que un malentendido puede llevar fácilmente a la ruptura de contratos o de leyes. Pero, de repente, cualquiera puede utilizar un algoritmo para superponer el cuerpo de una persona real en una escena ficticia, o hacer que un actor diga o haga algo que no consintió, a menudo sin repercusiones.

“No quiero ser parte de eso. Y ahora mismo soy parte de eso… a la fuerza”.

Demi Sutra, actriz porno

El nivel de cuidado (y miedo) de la industria pornográfica aún no existe en el mundo en desarrollo del porno con IA, en el que han surgido aplicaciones en Internet que prometen a los usuarios la capacidad de “¡desnudar a cualquiera!”. —ya sean actores para adultos, celebridades o cualquier otro—. Los deepfakes y cheapfakes no consentidos, que se apropian de la imagen de personas (en su mayoría mujeres) sin su consentimiento, están inundando incluso sitios convencionales como Reddit y Etsy, que han tenido problemas con la moderación.

“La inteligencia artificial aún está en pañales en el espacio para adultos. Hay personas que no son trabajadores sexuales —expertos en tecnología y cosas por el estilo— que intentan entrar en el sector sin tener que enfrentarse a las ramificaciones de ser un trabajador sexual”, afirma Siren Obscura, directora y productora independiente que trabaja con creadores de contenidos para adultos.

La amplia accesibilidad de la IA que puede hacer porno personalizado también podría mermar la capacidad de las estrellas del porno para ganarse la vida. Lovings señaló que la amenaza es más pronunciada para los actores que han rodado un gran número de escenas, mostrando sus cuerpos en muchos contextos y desde muchos ángulos, lo que facilitaría a la IA hacerse pasar por ellos. “Cuantas más escenas hayamos rodado, mejor será la imitación que puedan hacer de nosotros“, afirmó.

Varios de los entrevistados por Forbes hicieron comparaciones con la amenaza que la IA supone para los actores convencionales, uno de los principales problemas de la reciente huelga de Hollywood. Al final, el sindicato de actores consiguió que las cláusulas del contrato restringieran las formas en que los empresarios podían crear representaciones de sus afiliados mediante IA. Lovings espera que los legisladores creen nuevos recursos para los trabajadores cuya imagen se utilice indebidamente. “Ojalá hubiera más legislación que nos permitiera actuar en este sentido”, declaró a Forbes.

Hay pocas leyes que protejan a las personas cuyas imágenes han sido alteradas por la IA sin permiso. En Estados Unidos, algunos gobiernos estatales han clasificado la publicación de deepfakes bajo las leyes existentes que prohíben la distribución de porno de venganza (es decir, fotos o vídeos explícitos de alguien compartidos sin su consentimiento).

Pero las leyes sobre porno de venganza suelen limitarse a situaciones en las que los agresores distribuyen imágenes para acosar o aterrorizar a la víctima representada. En las imágenes o vídeos de estrellas del porno haciendo cosas que no consienten, son plausibles otros motivos: el creador de la imagen podría haberla creado para venderla, o simplemente para disfrutarla para su uso personal.

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Algunos legisladores y expertos abogan por protecciones más sólidas para las víctimas de deepfakes, hayan sido o no creados con intención de acosar. Rebecca Delfino, profesora de Derecho en la Universidad Loyola Marymount y experta en legislación sobre deepfakes, señaló que muchas legislaturas, incluida la Cámara de Representantes de Estados Unidos, están estudiando nuevas penas para las personas que creen o difundan porno deepfake.

“La pornografía, siempre que se base en el consentimiento, merece la protección de la Primera Enmienda”, declaró a Forbes. “Pero la ausencia de consentimiento que sabemos que probablemente está presente cuando alguien es objeto de un deepfake, creo que lo sitúa más en el campo junto a la pornografía infantil, que no deberíamos ver como algo que esté sujeto a la protección de la Primera Enmienda”.

Sin embargo, Delfino advirtió que penalizar a los creadores de contenidos no consentidos podría no ser suficiente, ya que podría ser difícil identificarlos, por no hablar de llevarlos ante un tribunal. Señaló que los proveedores de servicios de Internet desempeñan un papel importante a la hora de poner a disposición del público el deepfake porn (y las herramientas utilizadas para crearlo) y que, si lo deseara, el Congreso podría aprobar una ley que les impusiera sanciones por distribuirlo.

Las estrellas del porno declararon a Forbes que también han visto a gente utilizar sus imágenes de formas perturbadoras, pero menos avanzadas tecnológicamente. Stella Sedona dijo que su objetivo es crear “un espacio inclusivo y seguro para que la gente explore su sexualidad”, por lo que se sintió horrorizada al descubrir un fan art que había emparejado imágenes de su cuerpo con lenguaje racista.

Y aunque el contenido generado por los usuarios con imágenes de personajes públicos es habitual, Sedona afirma que ser una artista para adultos no es como ser un personaje público. Cuando una estrella de Hollywood interpreta a un supervillano en una película, nadie ve a esa persona como un supervillano cuando camina por la calle al día siguiente. Pero cuando una persona es representada en el porno, dijo, “está representando lo que eres como persona”.

No obstante, en algunas situaciones, las estrellas del porno se enfrentan exactamente a los mismos tipos de apropiación indebida que otras figuras públicas. Sutra mencionó que ella y otros artistas han sido suplantados sin cesar por estafadores que promocionan productos, supuestos contenidos exclusivos e incluso encuentros en persona. Este tipo de estafas en línea también suelen ir dirigidas a personajes famosos (basta con preguntar a las víctimas de las numerosas estafas de criptomonedas de Elon Musk), pero los creadores para adultos tienen menos protecciones contra la suplantación de identidad que otras figuras públicas. Como no pueden ser verificados en plataformas de redes sociales como YouTube e Instagram, es más difícil para los fans saber qué cuentas les pertenecen realmente.

“Estamos creando un producto artesanal. Si quieres lo auténtico, tendrás que venir a las páginas de los creadores”.

Stella Sedona, actriz porno

Para resolver este problema, todos los artistas dijeron que esperaban que tanto los sitios porno como las redes sociales convencionales desarrollaran procedimientos de verificación más estrictos para ayudar a los usuarios a diferenciar entre cuentas auténticas e impostoras. Kristen Kaye, ejecutiva de marketing y gestora de talentos del sector, fue más allá y sugirió que los sitios pornográficos exigieran que cualquiera que suba contenidos de IA posea la licencia de las imágenes retratadas en ellos.

Tanto Kaye como Obscura señalaron que algunos artistas para adultos han empezado a experimentar con nuevas funciones de IA por su cuenta, como chatbots entrenados con su propia voz que pueden interactuar con los fans 24 horas al día, 7 días a la semana. Coincidieron en que, siempre que los artistas den su consentimiento, los chatbots pueden ser algo positivo.

Sin embargo, todos los actores coincidieron en que la IA no les sustituirá sus trabajos a corto plazo. También ha proliferado el porno totalmente falso generado por IA que no muestra a una persona real, pero no es tan bueno como el real —todavía— y los actores se preguntan si alguna vez podrá serlo.

Lovings se define a sí misma como “humanista” y cree que no es fácil recrear las emociones humanas genuinas. Sedona está de acuerdo: “Estamos creando un producto artesanal. Si quieres lo auténtico, tendrás que ir a las páginas de los creadores, donde realmente viene de la persona que lo está creando. Y eso es lo que busca mucha gente”.

Este artículo fue publicado originalmente en Forbes US

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